A importantes inversores de Telefónica se les ha agotado la paciencia con José María Álvarez-Pallete, que va camino de cumplir siete años al frente de la teleco sin haber sido capaz de revalorizar la compañía en bolsa. 

La acción de la teleco se ha estancado en torno a los 3,5 euros, lo que supone poco más de un tercio de los nueve euros que rondaba el precio en abril de 2016. Entonces Álvarez-Pallete heredaba Telefónica, que funcionaba como una especie de "viejo ministerio" de la mano de César Alierta.

El nuevo presidente de Telefónica prometía rebajar la deuda, que se ha desplomado desde los 56.000 millones de 2011 a 28.000 en 2022. Pero esta sigue siendo indomable, lastra las intentonas de la compañía de modernizarse e incluso repuntó en el segundo trimestre de 2022 tras veinte trimestres de caída. 

Apostando contra Telefónica

Los 1.486 millones de beneficios hasta septiembre del pasado curso no han sido suficientes para ayudar a la resurrección bursátil de Telefónica, que cuenta con importantes accionistas exigiendo la cabeza de Álvarez-Pallete. 

El más visible ha sido su principal accionista, el fondo británico Blackrock Investment Management, que ha invertido 100 millones a la corta. Es decir, ha invertido apostando a la caída de Telefónica. Según algunas voces, "simplemente para cubrirse" y, según otras, "para presionar en favor de la salida de su presidente ejecutivo". 

Competencia podría rascar el bolsillo de Telefónica

Telefónica también es noticia porque abrió este año ganándole en el Tribunal Supremo a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que la intentó multar con seis millones de euros por una supuesta discriminación a sus competidores en caso de averías. 

Fuentes del organismo gubernamental explican a Elcierredigital.com que más dificultades tendrá la compañía presidida por José María Álvarez-Pallete para librarse del nuevo expediente que le ha incoado la CNMC. 

El organismo le multó en 2022 con cinco millones de euros por no informarle sobre sus ofertas televisivas en los últimos cinco años y hace unos días le ha vuelto a apercibir por un posible incumplimiento de los compromisos adquiridos en el marco de la operación de concentración Telefónica/DTS (la antigua Sogecable) en 2015.

Esta resolución, explica la CNMC, forma parte de la labor de vigilancia que este organismo realiza para verificar que Telefónica cumple con los compromisos para la aprobación de la toma del control exclusivo de DTS. El objetivo de las obligaciones asumidas por Telefónica es preservar la competencia en los mercados afectados por esta operación de concentración.

Álvarez-Pallete. 

El 22 de abril de 2015, la CNMC autorizó la operación de concentración, condicionada a que Telefónica cumpliera una serie de compromisos. Dichos compromisos se prorrogaron por un periodo adicional de tres años por la resolución de 9 de julio de 2020.

Entre ellos, se estableció que Telefónica debía abstenerse de incluir obligaciones de permanencia asociadas directa o indirectamente a los servicios de televisión de pago, ya fueran empaquetados o no, con servicios de comunicaciones electrónicas. Todo ello en los términos previstos en los apartados 1.1 y 1.1.2 de los compromisos a los que fue condicionada la autorización de la operación de concentración Telefónica/DTS.

En julio de 2021, la CNMC declaró la existencia de indicios de incumplimiento de dichos compromisos. En ese caso se trataba de la oferta de productos Fusión+Smartphone, que incorpora servicios de televisión de pago.