Las cargas militares desarrolladas por los jinetes del Alcántara 14 tuvieron lugar durante el transcurso de la Guerra del Rif. Los rifeños, liderados por Abd el-Krim, habían comenzado un levantamiento contra las posiciones españolas. El cercamiento de las tropas de Julio Benítez y la caída de su posición aumentaron las esperanzas de las tropas rifeñas. Su próximo objetivo era el campamento de Silvestre. En este lugar estaban atrincherados 5.000 españoles.

La decisión que se tomó fue el abandono del campamento y la huida hacia la ciudad de Melilla. La columna de españoles que intentaba escapar de las jarcas de moros estaba completamente desorganizada. Los heridos y enfermos eran dejados a su suerte por el camino y los miles de soldados abandonados por sus jefes y oficiales corrían despavoridos intentando ponerse a salvo. En este contexto realmente dramático surgió la protección del Regimiento Alcántara 14. En el camino de Dar Drius, El Batel y Monte Arruit cayó sobre ellos la cometida de salvaguardar la vida de los huidos.

El regimiento de Alcántara durante una de sus cargas

Se eligió a este regimiento porque todavía se encontraba intacto y bien mandado. Su jefe accidental, Primo de Rivera, arengó a sus hombres invitándoles a sacrificarse por su patria. El ejército hizo caso a las órdenes de su mando. Los jinetes ocuparon posiciones con la intención de proteger los flancos y la retaguardia de la columna retirada. Aparte de un número ingente de escaramuzas, el regimiento Alcántara tuvo que realizar varias cargas a galope contra concentraciones enemigas.

La peor de las situaciones para la columna de soldados llegó en el cruce del río Igan. Los rifeños habían tomado posiciones al otro lado del río y atacaban a los españoles con fuego graneado para intentar el cercamiento de la columna. Observando esta situación, el teniente coronel reconoció la necesidad de cruzar el cauce y acabar con los rebeldes para poder salvar la vida de los que se dirigían a Melilla. Alentó a sus jinetes invitándoles a no mostrar cobardía a sus madres, mujeres y novias.

El número de bajas en el regimiento Alcántara fue enorme

Pese al número inferior de efectivos de Alcántara frente al ejército musulmán, los jinetes cargaron hasta en siete ocasiones monte arriba y sable en mano. Se reagrupaban después de cada carga y se podían observar las bajas y heridos, así como el cansancio de los caballos. La octava y última de las cargas tuvo que ser al paso pues ya no podían trotar. Los innumerables fallecidos obligaron a todos los hombres a participar del combate. El Cornetín de la orquesta, los tres veterinarios, el teniente médico, el capellán, los catorce maestros herradores y la joven banda de música combatieron junto a sus compañeros.

El regimiento Alcántara consiguió cumplir con el cometido que se le encomendó con creces, ya que incluso vencieron a los rifeños y provocaron la huida de su ejército. Eso sí, el 80% de los efectivos habían sacrificado su vida y otro 12% habían quedado a merced de los marroquíes. De los 691 hombres que comenzaron la batalla se mantuvieron con vida únicamente 67. Hay que tener en cuenta que este regimiento, con menos de mil hombres, consiguió poner en jaque a un ejército entero.

La guardia Real realizó una carga de caballería como homenaje a los jinetes de Alcántara

Esta hazaña conseguida por el regimiento Alcántara se merecía una condecoración. En octubre de 2012 el Gobierno de España les concedió a todos, con carácter colectivo, la laureada de San Fernando. Es el mayor reconocimiento que se puede otorgar a los militares. El sacrificio de los jinetes de Alcántara 14 para salvar a sus compañeros merece una consideración como esta. Este año, con motivo del centenario del Desastre de Annual, la Guardia Real decidió que era bueno reconocer el ejemplo y el recuerdo de los centauros del Igan. Para ello realizaron una carga de caballería y presentaron una diana floreada como homenaje a este hecho histórico.