Tres años del asesinato de las niñas de Tenerife, foco la violencia vicaria
TOMÁS GIMENO ACABÓ CON LA VIDA DE SUS DOS HIJAS, LAS ARROJÓ AL MAR Y, SEGÚN LOS INVESTIGADORES, SE SUICIDÓ
Este 27 de abril se cumplen tres años de la desaparición de las niñas de Tenerife, Anna y Olivia, de 1 y 6 años de edad. La preocupación comenzó cuando la hermanas no fueron entregadas a su madre, Beatriz Zimmermann, por Tomás Gimeno, padre de las menores. La madre acudió a denunciar lo ocurrido, pero la realidad que ocultaba este secuestro era más cruda. Gimeno había asesinado a sus hijas y posteriormente las había arrojado al fondo del mar.
Beatriz pensó que su expareja había secuestrado a sus hijas y se había fugado con ellas en un barco, sin embargo, cuando encontraron la embarcación, esta estaba vacía. Fue mes y medio después cuando se localizó el cuerpo de Olivia, la hermana mayor. El caso consternó a la sociedad española debido a las complicaciones para encontrar pistas que arrojasen algo de luz.
Tras el hallazgo de una de las niñas, se trató de dar con Tomás Gimeno, algo que a día de hoy no ha ocurrido. Tampoco ha aparecido el cuerpo de Anna. La principal hipótesis que se ha mantenido durante este tiempo es que Gimeno se suicidó. Los investigadores localizaron unos chupetes de buceo, que habría utilizado Tomás Gimeno para sumergirse a una considerable profundidad en el agua y no salir más. En marzo de 2022, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 3 de Güímar decidió archivar la causa.
El preocupante incremento de la violencia vicaria
A raíz de este crimen, el término de violencia vicaria comenzó a coger peso en la sociedad española. Anna y Olivia fueron dos de las siete víctimas de violencia vicaria en 2021, siendo el 2017 el año en el que más víctimas de este delito hubo, con un total de ocho menores. Desde 2013, un total de 55 menores han sido asesinados en crímenes vicarios.
En lo que va de 2024, ya van cinco víctimas de violenciavicaria a las que podrían sumarse los menores asesinados en El Prat de Llobregat el 9 de abril. En una entrevista telefónica con elcieredigital.com Rosalía González, presidenta de la asociación M.A.M.I que apoya a las víctimas de violencia vicaria, señalaba que “este preocupante incremento se debe a la inacción en los juzgados e instituciones respecto a la protección del menor. En este país ni se escucha al menor ni a las madres. Una madre protectora sabe perfectamente a quien está entregando a su hijo y por eso intenta que las instituciones le ayuden. Esta madre protectora intenta que al padre no le den visitas y que no sean sin su supervisión, pero no se las escucha”.
“Aquí falla el sistema al completo, fallan desde los servicios sociales hasta el pediatra. Este tipo de crímenes refleja que como sociedad estamos muy mal y la deriva es cada vez más complicada. Lo que tienen que hacer las instituciones es ante la duda proteger a ese niño y ya luego investigar y actuar. Por qué no se aplica la ley que dice que no se darán custodias compartidas ni habrá régimen de visitas para maltratadores condenados. Como norma general se debería aplicar esta ley y atender en caso de que fuese necesario a casos específicos”, concluía la presidenta de la asociación.
Los sucesos que acarrearon la tragedia
Según se recoge en el auto de la magistrada del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 3 de Güímar, el 27 de abril, día de los hechos, en torno a las ocho menos cuarto de la tarde, Tomás Gimeno llegó a su domicilio de Igueste de Candelaria con las dos menores. “Presuntamente en dicha finca Tomás dio muerte a sus hijas, envolviéndolas en toallas e introduciéndolas en bolsas de basura y éstas en bolsas de deporte” que colocó en su vehículo".
Gimeno, después, y tras realizar varias paradas, como la que hizo en casa de sus padres para dejar a su perro y sus tarjetas de crédito, llegó a las 21.27 horas a la Marina de Santa Cruz de Tenerife, “portando desde aquella hora y hasta las 21.36 horas, en tres viajes desde el vehículo a la embarcación Esquilón, distintos objetos, entre los que estaban las bolsas de deporte, en cuyo interior se encontraban presuntamente los cuerpos de sus hijas Olivia y Anna”.
Cuatro minutos después zarpaba con su embarcación. Es entonces cuando, tras llegar a una zona alejada de la costa “que conocía profunda”, según indica el auto, Tomás “arrojó al mar desde el barco las bolsas de deporte” que contenían los cuerpos sin vida de sus hijas.
La investigación apunta a ese preciso momento puesto que, hacia las 23.15, cuando Gimeno regresaba a puerto, en la bocana de la dársena pesquera fue interceptado por una embarcación del Servicio Marítimo Provincial de Tenerife tripulada por agentes de la Guardia Civil que, dado que Gimeno se encontraba incumpliendo el toque de queda, registran la embarcación sin hallar nada sospechoso en su interior.
Poco más de una hora después, y tras haber comprado un cargador de teléfono móvil que posteriormente cargó en la garita del vigilante de seguridad, Tomás zarpó de nuevo en su embarcación, supuestamente ya sin los cuerpos de las niñas a bordo.
La investigación estimó que Gimeno desactivó el GPS de la barca para no dejar pistas de su recorrido, de modo que volver al punto exacto en el que se deshizo de los cuerpos de las niñas entrañara una gran dificultad. Por ello, podría darse que el cuerpo de Tomás Gimeno que trató de localizar el buque oceanográfico Ángeles Alvariño no se encontrase en la zona de rastreo.
Asimismo, cabe señalar que los investigadores trabajaron con la ubicación en la que los repetidores de telefonía situaban el teléfono móvil de Tomás, cuya señal se pierde por completo a las 02.28 en una zona cercana a donde aparece el cuerpo de Olivia, "momento en el que se cree que se lanzó al agua para acabar con su vida", concluye el auto judicial.
La hipótesis que sostiene la Guardia Civil es que "el padre de las niñas se arrojó al océano, después de lanzar los cuerpos de sus hijas envueltos en bolsas desde su propia embarcación al mar, aunque solo haya aparecido el cuerpo de Olivia, se entiende que los cuerpos de Anna y Tomás pudieron ser arrastrados por las corrientes marinas, lo que dificultó aún más su localización por el Buque Ángeles Alvariño".
Más noticias: