Revelamos el calvario de las familias que conviven con vecinos que cultivan Maria
LAS PLANTACIONES “INDOOR” EN PISOS Y URBANIZACIONES AUMENTAN, ES UN NEGOCIO REDONDO PARA ESPECULADORES Y DELINCUENTES
España se ha convertido en el gran invernadero de marihuana de Europa con sus plantaciones “indoor” en pisos y urbanizaciones. Un negocio redondo al que se apuntan particulares, familias, pequeños delincuentes y organizaciones criminales, pero un infierno para los vecinos que se ven obligados a convivir 24 horas al día con el tráfico de drogas. Cada vez son más los que acuden desesperados en busca de ayuda a las unidades de Participación Ciudadana de la Policía Nacional.
Un hombre de 45 años y su mujer de la misma edad se presentan en la Unidad de Participación Ciudadana de la comisaría de la Policía Nacional de Jerez, en la Avenida de la Universidad. La pareja pide hablar con uno de los responsables. Les atiende el delegado de la unidad, el policía Adrián Bezares. El miedo de la pareja se evidencia en su actitud, en sus gestos y en sus preguntas “¿me garantizan el anonimato, ¿verdad?” Repiten en varias ocasiones, parecen desesperados. El policía les tranquiliza, les asegura total discreción y comienzan su relato.
No lo aguantan más. El matrimonio tiene dos niñas de corta edad y se han atrevido a dar el paso por ellas. Desde hace cuatro meses viven un infierno en su piso de la segunda planta de un barrio popular de Jerez de la Frontera. Su vecino, un conocido, decidió montar una plantación interior de marihuana en su vivienda del tercer piso. Desde entonces el olor penetrante de la marihuana forma parte de sus vidas, entra por todas las rendijas, tabiques, ventilaciones, ventanas y se pega a la ropa, a la comida, a las sábanas, al sofá, a las cortinas de la habitación de las niñas. El olor pegajoso irrita los ojos de las pequeñas y su rendimiento escolar ha bajado desde entonces. A todo esto, se añadió un poco más tarde un problema grave de filtraciones de agua que provienen del riego del invernadero de arriba. Los padres intentaron hablar con su vecino cultivador, pero a cambio recibieron amenazas. Hoy por fin se deciden a denunciar la situación.
Familias que no duermen por el ruido y el olor
Adrián, el responsable de la Unidad de Participación Ciudadana, está acostumbrado a recibir a este nuevo perfil de víctimas del tráfico de drogas. El negocio de la marihuana ha estallado en todo el ámbito nacional, y desde la costa se ha extendido al interior, a Jerez. En su comisaría reciben cada mes, tres o cuatro casos similares de familias hartas de convivir con los agricultores urbanos de marihuana. Rápidamente les explica el motivo del olor tan penetrante que soportan: “Hay que partir de una premisa, la marihuana que están cultivando “indoor” es siempre transgénica. Utilizan variantes mucho más potentes para que la concentración de THC (el principio psicoactivo que contiene la planta) sea hasta cinco veces mayor que una variante normal, con el objetivo de que el “porro” de marihuana produzca efectos mucho más potentes. A mayor “potencia” mayor olor, y lo habitual es que en el mismo piso cultiven, recolecten, sequen y piquen la marihuana para luego distribuirla o venderla a las grandes organizaciones que la venden por todo el territorio nacional.
“Esas plantas transgénicas les darán más cosechas, de media cuatro cosechas anuales”, añade el policía. El resultado es un olor insoportable que tu familia, tus hijas, respiran en tu propia casa las 24 horas del día, durante semanas, meses o años en los peores casos. Luego, el ruido insoportable, el “agricultor” tiene en el piso varías filas de máquinas de aire acondicionado para regular la temperatura y turbinas extractoras, con filtros de carbono para intentar evitar la salida del olor delator, para renovar el aire de la plantación. “¡Imagina todas esas máquinas funcionando a la vez, y a pleno rendimiento durante meses sin descanso!” puntualiza el policía.
La familia estaba desquiciada, se iban a casa de familiares para intentar dormir, ni en su casa estaban a salvo del problema de la droga, no tenían escapatoria hasta que visitaron la comisaría. Cuando los policías de estupefacientes entraron en la casa de su vecino comprobaron atónitos cómo tenía hileras de plantas de marihuana por toda la casa, incluido el vestíbulo de entrada. Los policías recuerdan que “ni duchándose durante tres días se les iba el olor que se les pegó a la piel”.
Edificios con humedades en los cimientos
No sólo se trata de familias. Las unidades de participación ciudadana, una en cada comisaría, son las encargadas de recibir dentro del mayor de los anonimatos a los denunciantes, mantener el contacto directo con las asociaciones de vecinos que les trasladan sus problemas, con las de comerciantes, con los servicios sociales del Ayuntamiento…toda esa información se recoge, se filtra y se pasa directamente a los grupos de estupefacientes. Gracias a esa colaboración ciudadana, descubrieron en un piso del casco urbano de Jerez a cinco menores entre tres y catorce años abandonados a su suerte. Una información que les llegó a través de un director de un instituto que ante las reiteradas ausencias escolares trasladó sus sospechas a los agentes.
El policía vuelve al problema de la marihuana, que últimamente centra la mayor parte de los esfuerzos policiales. “También vino a vernos el dueño de un supermercado de barrio, muy conocido, el techo del supermercado comenzó a caérsele a trozos”. Pese a que el dueño del supermercado fue a hablar con su vecino de arriba, éste no abría la puerta. El olor ya dejaba entrever el problema, cuatro cosechas anuales de marihuana necesitan mucha agua de riego. “¡Es mucha marihuana y todo eso hay que regarlo, imagina, complicados sistemas de riego normalmente por aspersión desde un entramado de tuberías en el techo sobre las plantas!” Explica el policía, y añade: “En algunos bloques los problemas de humedades llegan a la cimentación de edificios de hasta cinco pisos”.
La manipulación de las conexiones eléctricas
Los incendios están al orden del día, “se enganchan de forma ilegal al cuadro de contadores, que no están preparados para asumir toda esa potencia…si lo hiciera a través de su enganche lo descubriríamos de inmediato, pero necesitan que las lámparas suplanten la luz del sol con sus ciclos”. Los dos últimos incendios fueron en un piso de la primera planta de un bloque de nueve y otro en un segundo piso de un bloque de ocho plantas, sólo el azar evitó una catástrofe.
A los cultivadores no parece importarles. El negocio no puede ser más rentable, la inversión para montar una plantación en su piso es de unos 4.000 euros, con dos primeras de las cuatro cosechas anuales ya recuperan el dinero, y todo lo demás son beneficios. Además, la policía ha detectado en Jerez (y por extensión en el resto de España) grupos de “intermediarios” que se ocupan de todos los trabajos de montaje de la plantación en tu vivienda. El negocio es tan rentable que particulares, familias, pequeños delincuentes y hasta las organizaciones de traficantes están dejando la cocaína y la heroína para pasarse a la marihuana. “Además, las penas son más leves en el caso de la marihuana” recuerda el policía, que hace hincapié en que una vez que el tráfico enraíza trae consigo la decadencia social del barrio y los problemas de seguridad, con robos entre bandas de traficantes y guardianes de las plantaciones armados hasta los dientes. La prueba del éxito del negocio es que sólo entre mayo y junio la Policía Nacional de Jerez ha desmantelado 13 plantaciones “indoor” de marihuana en su demarcación. “Pisos, naves industriales, en la trastienda de establecimientos al público…todo les vale”.
Más víctimas: Los dueños de los pisos alquilados
“Algunos pisos destinados a plantaciones ilegales de marihuana son en propiedad, pero sobre todo abundan los de alquiler, sin desdeñar los pisos 'okupados', algo cada vez más común”. La tragedia es que el propietario que ha alquilado el piso o sufrido la ocupación de su vivienda no tiene ni idea de que le van a destrozar la casa. No sabe que la van a cablear entera agujereando los tabiques, lo mismo con los techos para colgar los “racks” o raíles que sostendrán las lámparas halógenas que iluminan y calientan la plantación. También colgarán del techo un gran entramado de riego por aspersión. Los cultivadores perforarán las paredes para colocar los aires acondicionados, a veces largas filas de máquinas, para refrigerar las plantaciones y no se pueden olvidar de colocar extractores para renovar el aire de la plantación. Cuando la policía recupera el piso y lo entrega a su propietario, cunde la desolación.
Así es como el negocio de las plantaciones “indoor” deja por donde pasa un reguero de víctimas. Vecinos amenazados, familias intoxicadas, vecindarios que no pueden dormir por el ruido, daños en los pisos y humedades en los edificios, incendios peligrosos, cortes de suministro eléctrico, negocios cerrados… ¿algo más? “Por supuesto” responde el policía Adrián. “Las estadísticas reflejan el elevado consumo diario de marihuana y derivados que supera el 10% entre los jóvenes, y sus efectos de fracaso escolar y laboral, el llamado síndrome 'amotivacional', así como problemas de convivencia”. La Policía Nacional en Jerez está acostumbrada a atender las peticiones de directores de centros escolares para disolver grupos de alumnos que necesitan fumar sus primeros porros antes incluso de empezar la jornada escolar. Lo siguiente es el problema de actitud de esos alumnos drogados dentro de las aulas y el perjuicio para el resto de la clase. Otro problema es el del blanqueo, los cultivadores y traficantes montan negocios para blanquear que hacen la sombra a los negocios legales que terminan quebrando porque no tienen detrás el empuje del dinero sucio de la droga.
Antes de despedirse el policía explica: “Hay una manera de acabar con todo eso, o la denuncia anónima en la pestaña 'colabora' de la página web de la Policía Nacional o, si no te fías y prefieres hablar en persona, acudir a las unidades de Participación Ciudadana”. Allí los policías siempre recomendarán interponer una denuncia directa, pero si lo que se quiere es anonimato, apuntarán todo y pasarán una nota interna a los grupos de estupefacientes que siempre comienza igual: “Unidad de participación ciudadana comunica que a través de un denunciante anónimo ha tenido conocimiento de…”
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