Romina Celeste, sobreviviente de cáncer, muere a manos de su maltratador.
Raúl Díaz Cachón, ingeniero de Endesa, está en prisión en Lanzarote por matar a golpes y quemar a su esposa.
Romina Celeste Nuñez Rodríguez llegó a España en el año 2010 para instalarse en la localidad madrileña de Alcobendas junto con su tía y su primo. En su Paraguay natal dejaba a su hijo de entonces dos años al cuidado de la abuela, Miriam Rodríguez, y de su padre, un joven paraguayo llamado Christian.
Romina nació y se crió en Ñemby, una pequeña ciudad de 190.000 habitantes enclavada dentro del Gran Asunción Central, un distrito que rodea la capital paraguaya. Lo hizo en el seno de una familia muy humilde, con apenas recursos . Con 18 años tuvo ya su primer hijo y con 20 vino a España en busca de un futuro mejor, como tantos otros inmigrantes de lengua española.
En Alcobendas, Romina conoció a un joven ecuatoriano, inmigrante como ella y que trabajaba como albañil en la construcción. Formaron una pareja y Romina tuvo otro hijo, hace cuatro años, aunque después se separó y ella se fue a vivir a casa de una amiga con la que compartía las alegrías de la juventud. Pero no salió de Alcobendas, su núcleo urbano. Se instaló de nuevo allí junto a su amiga.
Pero el infierno real de la mujer comenzó cuando le detectaron un cáncer. La joven logró superarlo tras someterse a varios tratamientos de quimioterapia en un hospital madrileño, que le dejaron secuelas como la pérdida de pelo que la joven, en su coquetería, escondía usando pelucas y extensiones de pelo. Una noche de primavera conoció en una boîte de fiestas a Raúl Díaz Cachón, sin sospechar que iba a caer de nuevo en otro infierno, que sí que acabaría con su vida.
Raúl, ingeniero industrial especializado en tecnologías de energía, divorciado y padre de dos hijas, de 41 años, se quedó prendado de ella y tras un breve romance anunciaron su matrimonio. Romina Celeste contó entonces a sus amigas, según ha podido saber elcierredigital.com , que "estaba muy feliz y contenta, que por fin podría irse a vivir con sus dos hijos y su nuevo amor". Para todas sus amigas, Romina "era joven extrovertida, alegre y vital. Nos alegraba siempre la fiesta a los demás". Sus amigas también han afirmado a nuestro periódico que "jamás se drogó, ni bebía en exceso, ni tenía adicciones".
Aunque era trece años mayor que ella, Raúl se enamoró perdidamente de la joven paraguaya. Hijo varón de una familia acomodada con otra hermana mayor, se crió en Collado Villalba (Madrid) junto a sus padres Pilar y Juan Manuel. Se casó joven, tuvo dos hijas y se divorció muy temprano también. Raúl estuvo destinado por su empresa, Endesa, primero en Teruel y luego en Lanzarote, el destino que buscó para llevarse a Romina y que nadie pudiera molestarle . Algunos amigos creen que la pareja huía de las críticas familiares, tanto de la familia de él hacia ella, como de la tía de Romina que no veía con buenos ojos la nueva relación con Raúl.
Se fue a vivir a Lanzarote, a un residencial de lujo
Al comienzo del pasado verano la pareja se instaló en Lanzarote, en la localidad Costa Teguise, dentro del residencial de lujo El Palmeral. Allí, Raúl prometió un mundo feliz a Romina. Sin embargo, nunca acogió de verdad a su hijo cuatro años. La joven sólo pensaba en reunir en España a sus dos hijos. Traer desde Paraguay a su otro hijo mayor, de 10 años. La pareja comenzó pronto las discusiones por este asunto, incluso antes de casarse, cuando la joven interpuso una denuncia por malos tratos en la comisaría de Arrecife, el 8 de agosto de 2018. Sin embargo, Romina la retiró. Se arrepintió en la misma comisaría y se casó sólo tres días más tarde con Raúl.
Poco antes, en julio la mujer había recibido la visita de su hermano en Madrid, luego viajó a Paraguay para dejar a su hijo pequeño al cuidado de su madre, aunque el padre ecuatoriano del niño vive en Alicante. Romina quería quedarse a solas con Raúl, ya que así se lo había pedido (exigido) el ingeniero.
Las últimas navidades significaron el desenlace final. Romina Celeste aguantaba callada desde hacía ya meses, sin decir nada a sus amigas, los maltratos de Raúl. Solo los conocía su madre, a quién contaba todo por wasap vía Paraguay. Sin embargo, seguía con única esperanza de reunir a sus hijos y formar una familia junto con Raúl. Tenía la intención que después de las Navidades iría a por ellos. Compró un billete de avión para el 15 de enero para volver a España con ellos el 18 de enero. Y aquí empezó su muerte.
Todo su sueño comenzó a truncarse el 29 de diciembre, cuando tuvo que acudir al servicio de Urgencias del Hospital José Molina Orosa, de Lanzarote, del que se marchó antes de ser atendida. Lo que sigue después ya solo pertenece a la versión de su marido Raúl, que puso una denuncia por su desaparición el día 7 de enero, ante la insistencia de sus familiares en Paraguay.
Cuando la Guardia Civil comenzó a investigar, Raúl dijo primero que ella "ya se había ido otras veces" y por eso no había denunciado, luego acabó confesando que había encontrado muerta a su mujer y que él, que había consumido cocaína, sintió miedo y tomó el cadáver de la joven, lo trasladó al jardín de su casa y lo quemó. Después, tras trocear el cadáver lo metió en varias bolsas, alquiló un coche y se recorrió la isla -los investigadores indican que realizó cerca de mil kilómetros - arrojando sus restos en diferentes lugares del océano. Aseguró que el mismo día 31, previo a la cena de Nochevieja, habían discutido porque ella le había pedido 5.000 euros para traer a los niños a España.
Raúl Díaz fingió la desaparición de su esposa
Según la versión del ahora detenido, Romina habría tomado 200 euros y su teléfono móvil. Durante dos semanas, Raúl fingió la desaparición de su esposa, hasta que se derrumbó y, durante una conversación telefónica con su primo pinchada por la Guardia Civil, confesó que se había deshecho del cadáver de Romina en una hoguera primero y luego arrojando sus restos al océano. El lunes lo detuvieron y después de diez minutos de interrogatorio confirmó esta nueva versión de los hechos.
Pero esta nueva declaración tampoco fue creída por los investigadores, ya que no coincide con las pistas recabadas con las pruebas realizadas por la Guardia Civil, entre ellas las obtenidas por un perro detector de cadáveres, que señaló rastros de ADN en el maletero de un coche de alquiler y en una zona del jardín de casa de la pareja.
El perro de aguas es el mismo del niño Gabriel
El perro de aguas que detectó el rastro es el mismo que encontró al niño Gabriel Cruz y detectó el rastro de Laura Luelmo en casa de su presunto asesino, Bernardo Montoya. La jueza del juzgado de Instrucción número 1 de Arrecife, Emma Fernández Lemus, determinó enviar el pasado miércoles a prisión sin fianza y comunicada a Raúl Díaz, por homicidio u asesinato -eso se esclarecerá en el juicio- y por maltrato.
Unos días más tarde, la familia de Romina ya lo acusaba abiertamente y HelenRodríguez, su hermana, escribía: “Te odio desde lo más profundo de mi corazón por arrebatarle la vida a mi hermana. Te odio porque no pensaste que puede ocurrirte a ti lo mismo, a tus hijas, a tu hermana y a tu madre. Le robaste la vida (a Romina), la ilusión de ver crecer a sus dos hijos. Maldito el día en que te conoció. Maldito vos. Ojalá que te llegue la justicia divina. Tenía 28 años. La mataste”.
La Guardia Civil decidió suspender este viernes la búsqueda del cadáver de Romina Celeste Nuñez Rodríguez en Lanzarote para examinar nuevos indicios que han aparecido y que se mantienen en secreto. La investigación continúa bajo un estricto secreto sumarial.
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