Los peores asesinos en serie (I): 'El Arropiero' y su pasión sexual por los cadáveres
Manuel Delgado Villegas, 'el Arropiero', cometió 46 crímenes, practicó necrofilia y falleció en febrero de 1998
En esta nueva serie de elcierredigital.com abordaremos los hechos cometidos por los peores asesinos de la historia. Y para ello arrancamos con el caso de Manuel Delgado Villegas, conocido como 'el Arropiero'.
Manuel Delgado Villegas nació en Sevilla el 25 de enero de 1943. Desde su nacimiento su vida comenzaba a truncarse. Su madre murió en el parto y su padre les abandonó, a él y a su hermana Joaquina.
Fue la abuela quien crio a los dos hermanos, que convivieron con varios parientes que a Manuel le propinaban palizas frecuentemente. Además, tuvo una infancia difícil porque en esa época España estaba desolada e inundada en la penuria de la posguerra.
Todo esto terminó forjando un carácter agresivo e introvertido en Manuel. No logró aprender a leer ni a escribir y contaba con un bajo cociente intelectual.
También padecía dislexia y tenía un tartamudeo que complicaba su comunicación con los demás. Manuel, conocido como ‘el Arropiero’ debido a que su padre vendía arrope, decidió ingresar en la Legión con 18 años.
Del ejército a la prostitución
Allí aprendió a manejar armas y a dar el denominado ‘golpe del legionario’, que consiste en un impacto seco con el canto de la mano en el cuello de las víctimas. Método que posteriormente perfilaría el modus operandi en varios de sus crímenes. A su carácter agresivo se le sumó que Manuel había aprendido a matar.
Su paso por el ejército fue breve, ya que una de las versiones afirma que comenzó a consumir marihuana y, tras pasar por varios procesos de desintoxicación, padeció ataques epilépticos. Finalmente fue declarado no apto para el servicio militar.
Sin embargo, otra versión señala que fue él quien decidió abandonar la Legión. Posteriormente, se dedicó a mendigar y a robar en casa para sobrevivir. Parece que también se introdujo en el mundo de la prostitución.
Debido a su bisexualidad y su anaspermatismo, ausencia de eyaculación, se convirtió en una persona codiciada tanto por hombres como por mujeres.
Pese a ser detenido en varias ocasiones por la Ley de Vagos y Maleantes nunca ingresó en prisión. Aparentemente fingía sufrir ataques epilépticos por los que ingresaba en centros psiquiátricos.
El perfil criminal de Manuel decía que era un sujeto dominado por un sentimiento de inferioridad. Sus episodios de violencia eran desatados por una mezcla de impulsos sexuales desenfrenados, ira al sentirse menospreciado por su retraso mental y una percepción de la realidad completamente trastocada.
De acuerdo con su propia declaración, en enero de 1964 ‘el Arropiero’ cometió su primer crimen. Solo tenía 20 años. Cabe destacar que aseguró cometer 47 crímenes de los cuales solo ocho pudieron ser probados.
Los primeros crímenes del Arropiero
Un día Manuel se encontraba en la playa de Llorach, en el Garraf (Barcelona), cuando se encontró a Adolfo Folch Muntaner durmiendo en la playa. Decidió golpearle en la cabeza con una piedra para robarle la cartera y el reloj.
Tres años después, asesinó a Margaret Boudri de una puñalada por la espalda y un fuerte golpe en la cara en una masía de Ibiza. Según las declaraciones de Manuel, practicó necrofilia con el cadáver de la joven.
El tercer asesinato confirmado tuvo lugar en julio de 1968. Manuel se acercó a Venancio Hernández y le pidió comida. El hombre le dijo que era joven, que se pusiera a trabajar. Ante la respuesta, ‘el Arropiero’ le propinó el golpe del legionario y le causó la muerte, abandonándolo posteriormente en el río Tajuña.
En un primer momento se consideró que el hombre había muerto ahogado al caer al río accidentalmente. En su declaración Manuel señaló que el hombre le ofendió, por lo que decidió asesinarle y robarle su dinero.
En abril del año siguiente cometió uno de sus asesinatos más mediáticos, el del millonario Ramón Estrada. Este millonario era cliente sexual habitual de Manuel. Pero una noche ‘el Arropiero’ permaneció con él más tiempo del habitual y le quiso cobrar una cantidad mayor que la habitual.
Tras la negación de Ramón Estrada, Manuel decidió asesinarle con el golpe del legionario. Acto seguido le robó un reloj, la cartera y el dinero del almacén.
El quinto asesinato tuvo lugar en noviembre de 1969. Su víctima fue Anastasia Borrella Moreno, una anciana que vivía en Mataró. Manuel intentó mantener relaciones sexuales con ella. Al negarse, la mató en plena calle. Trasladó el cadáver a un túnel de la riera Sirena y mantuvo relaciones sexuales con el cadáver durante tres días.
El final de uno de los peores asesinos españoles
En diciembre de 1970 en El Puerto de Santa María cometió su sexto asesinato confirmado. Su amigo Francisco Marín le hizo insinuaciones sexuales que no le gustaron y le dio el golpe del legionario. Aunque no llegó a matarlo y para acabar con él le estranguló hasta que dejó de respirar.
Poco después asesinó a su novia Toñi, que le había propuesto cambiar de posición sexual. Por este hecho Manuel fue localizado por la policía, que consiguió que confesara todos sus crímenes.
Tras ser detenido se le sometió a una gran cantidad de pruebas psiquiátricas que determinaron que era inimputable por estar mentalmente desequilibrado.
Según los investigadores sus crímenes estuvieron marcados porque portaba un cromosoma 'Y' de más. En vez de ser XY, era XYY. Lo que supone que tenía un cromosoma más que complicaba su comportamiento. Por lo tanto, carecía de sentido alguno de culpabilidad.
La Audiencia Nacional archivó su causa y lo internó en el Psiquiátrico Penitenciario de Carabanchel. Años después lo trasladaron al psiquiátrico de Santa Coloma de Gramanet.
Tras 26 años entre cárceles psiquiátricas y sanatorios, falleció el 2 de febrero de 1998. Lo hizo en el Hospital de Can Ruti de Badalona, a los 55 años, debido a una neumonía de la que no pudo recuperarse.
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