Los asesinatos de Hwaseong: El coreano Lee-Chun Jae no cumplirá condena
Lee Chun-Jae considerado el asesino en serie más buscado en la historia de Corea del Sur.
Lee Chun-Jae, ahora conocido como el mayor asesino en serie de Corea del Sur, nació el 31 de enero de 1963 en una región rural del país, concretamente en Hwaseong. Se crió en un entorno familiar complicado en el que su hermano abusaba sexualmente de él y su hermana falleció por ahogamiento. Estos hechos le dejaron secuelas psicológicas que arrastró durante el resto de su vida. Poco a poco, Lee fue desarrollando un sentimiento muy confuso en relación a la sexualidad. Algunos expertos apuntan que eso pudo ser el detonante de sus violentos actos.
Después de acabar sus estudios en 1983 ingresó en el ejército surcoreano, donde entre otras funciones, llegó a pilotar tanques. En 1986 acabó su etapa como militar y durante un tiempo llevó una vida normal trabajando en empresas de construcción y posteriormente en empresas de repuestos eléctricos. Sin embargo, el 15 de septiembre de ese mismo año cometió su primer asesinato con el que inició su trayectoria criminal, que acabó en 1991.
Carrera criminal
A pesar de que en 1994 asesinó a su ex cuñada, un hecho por el que fue condenado a pena de muerte y posteriormente a cadena perpetua, los ‘Asesinatos de Hwaseong’ se produjeron años antes, comenzando con el asesinato de Lee Wan-im, una mujer mayor a la que le quitó brutalmente la vida.
El 15 de septiembre de 1986, Lee Chun-Jae capturó a su primera víctima, una anciana de 71 años que volvía de visitar a su hija. El asesino acabó con su vida de una forma llamativamente violenta y su cuerpo apareció en una carretera, En ese momento, el criminal tenía tan solo 23 años. Después de este hecho, cometió otro crimen, el de Park Hyun-Sook, siendo la víctima una joven de 25 años a la que violó y asesinó.
Según las autoridades, el asesino serial utilizaba ropa negra y pasamontañas cuando cometía los crímenes. Todas sus víctimas fueron mujeres y en los crímenes, siguió el mismo modus operandi: las asaltaba cuando estaban solas, las amordazaba con su propia ropa y finalmente las estrangulaba.
Durante siete años sembró el terror entre las mujeres de Hwaseong y a pesar de cometer 14 crímenes y 19 violaciones, consiguió escapar de la justicia por estos hechos durante treinta años, aunque sí fue capturado por otro asesinato.
En 1992 contrajo matrimonio, pero después de que su mujer le abandonara en 1994, violó y mató a su ex cuñada a la que acusó de ser la culpable de la ruptura. Para ello, el 13 de enero se dirigió a la casa de la joven de 18 años, la violó y posteriormente la estranguló, para después enterrar su cuerpo. Durante varios meses la familia organizaba búsquedas ciudadanas en las que él también participó.
El cuerpo finalmente apareció y la policía llevó a cabo un interrogatorio en el que Lee Chun-Jae despertó sospechas descubriéndose a sí mismo, cuando preguntó los años que podría pasar en prisión alguien que ha violado y matado a otra persona. Por este crimen, fue condenado a pena de muerte pero el fallo fue modificado un año después y sustituido por cadena perpetua con libertad condicional a los 20 años.
El violador de Hwaseong, como también es conocido, confesó su culpabilidad durante un juicio al que él acudía como testigo. Sin embargo, según han apuntado fuentes policiales no podrá ser procesado por los crímenes que cometió entre 1986 y 1991 ya que han prescrito.
Lee Chun-Jae, responsable de la muerte de al menos 14 personas
Lee Chun-Jae pidió disculpas a los familiares de las víctimas ante el juez y también a Yoon, un hombre que cumplió cadena perpetua por uno de los crímenes y del que solo ha trascendido su apellido. Según otras fuentes, el asesino en serie aseguró que nunca pensó que los crímenes quedarían enterrados ya que no se esforzó en deshacerse de las pruebas. “Ni planifiqué, ni preparé los crímenes” declaró.
Con esta confesión se puso fin a una de las operaciones policiales más grandes de la historia de Corea del Sur, con más de 20 mil sospechosos y un culpable que finalmente era inocente. Lee Chun-Jae ha puesto, ahora sí, punto y final a esta extensa investigación al autoinculparse.
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