Febreros negros de parricidios: Del crimen de Alcanar al triple asesinato de L. Miguel
Desgraciadamente, el parricidio es un tipo de delito más común de lo que se cree.
A lo largo de la historia este tipo de crímenes han consternado a la sociedad, quedándose marcados en la memoria precisamente por su naturaleza. Y es que, acabar con la vida de quienes han sido tus padres no siempre es fácil de entender. Sin embargo, los parricidios son más habituales de lo que creemos.
Todos los años se conocen nuevos casos de parricidios en el país, siendo varios los jóvenes que han entrado en la crónica de la España negra de la mano de sucesos brutales que se han grabado en la memoria de todo el país. Es raro que alguien no recuerde algunos asesinatos múltiples como el del ‘asesino de la Katana’, el del ‘descuartizador de Pioz’ o el parricidio de Campos de Río en Murcia. No obstante, hay otros parricidios que no han contado con la misma relevancia, pero que son igual de crueles.
Precisamente es febrero un mes negro en lo que respecta a parricidios. El 23 de febrero de 2007 Alexander N. asesinó a sus padres en su casa de Alcanar, en Tarragona. Este joven alemán de 19 años descuartizó a sus progenitores y enterró parte de los restos en el jardín de su casa. Dos años después, el 28 de febrero de 2013, Luis Miguel Briz, de 34 años, asesinó con un cuchillo de cocina a sus padres —de 64 y 62 años— y a su hermana, de 36 años, en su domicilio de Dos Hermanas, en Sevilla.
El parricidio de Alcanar
Alexander N. vivía con sus padres en una lujosa mansión en Alcanar, Tarragona. Este joven no era conflictivo ni tenía antecedentes, pero aquel 23 de febrero decidió acabar con la vida de sus progenitores de 57 y 46 años. El matrimonio era propietario de la empresa Nilius de Amposta. Fueron los trabajadores de esta empresa quienes contactaron con Alexander al ver que el matrimonio no acudía al trabajo.
El joven les explicó que sus padres se habían ido de viaje, algo que extrañó a los trabajadores, que en ningún momento esperaban que el desenlace fuese un parricidio. La realidad que ocultaba Alexander es que había acabado con la vida de sus dos padres. Según los investigadores, Alexander cometió el crimen tras discutir con sus padres, peleas que parece que eran habituales, según testimonios de la familia, porque Alexander se negaba a estudiar o trabajar. Posteriormente los descuartizó y enterró parte de los restos en el jardín de la casa.
Finalmente los trabajadores de la empresa sospecharon y avisaron a la Guardia Civil. Cuando las autoridades se personaron en la casa presenciaron una terrible escena del crimen. Había restos humanos por todas partes y la casa estaba llena de sangre. Lo peor estaría por llegar, ya que se encontraron con el cadáver del parricida. Alexander se había suicidado tras seis días viviendo con los cadáveres de sus progenitores. Se disparó con una escopeta de caza en la cabeza.
El triple crimen de Luis Miguel Briz
Luis Miguel Briz confesó el 1 de marzo de 2013 que había asesinado a sus padres de 64 y 62 años y a su hermana de 36 años en su domicilio de Dos Hermanas en Sevilla. El triple asesinato tuvo lugar el 28 de febrero, cuando Briz asestó a su padre más de 20 puñaladas y degolló a su madre y a su hermana. Tras ello, Luis Miguel permaneció varias horas con los cadáveres, limpió la escena del crimen y colocó los cuerpos, envueltos en una manta, en la entrada de la vivienda. Después se echó una siesta y se fue a un club de alterne.
Al día siguiente, acudió a los juzgados de Dos Hermanas y entregó una carta a una funcionaria. El hombre aseguraba que actuó en defensa propia. Cabe recordar que en 2003 le habían diagnosticado esquizofrenia paranoide y en el momento del crimen había dejado de tomar el medicamento, por lo que sufrió un brote psicótico.
En diciembre de 2014 la Audiencia Provincial de Sevilla absolvió a Briz de tres delitos de asesinato al aplicarle la eximente completa de enajenación mental. Sin embargo, se le impuso como medida de seguridad 25 años de internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario, concretamente en el centro de Sevilla. Acusación particular y Fiscalía solicitaban 19 años de prisión por cada asesinato, sin embargo, la Audiencia no consideró que Briz pudiese razonar los hechos que cometió.
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