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Imagen compuesta por cuatro secciones: en la primera, un hombre con camisa de rayas; en la segunda, un hombre calvo con traje y corbata; en la tercera, una persona con el rostro pixelado apuntando con un arma de fuego; en la cuarta, dos personas con trajes de protección junto a un pozo en un área desértica.
SUCESOS

La desaparición de González Borrajo podría resolverse por otras pistas

ESTE 14 DE MARZO SE ENCONTRARON RESTOS HUMANOS QUE SON DE UNO DE LOS DESAPARECIDOS EN UNA FINCA DE VALDEPEÑAS

Tras los hallazgos del pasado 14 de marzo en el marco de la investigación sobre la desaparición de Juan Miguel Isla Fernández, se está analizando la vinculación de los detenidos con la desaparición de Jesús María González Borrajo. Estas sospechas proceden del hallazgo de restos humanos en el pozo de una finca de Valdepeñas, Ciudad Real, que pertenece a Antonio Caba, más conocido como el Corredor. Caba presenció el registro y tras el descubrimiento fue detenido. 

El análisis biológico de los huesos hallados ha certificado que pertenecen al desaparecido Juan Miguel Isla Fernández, según ha confirmado la Guardia Civil. El pasado miércoles, además, se decretaba prisión provisional comunicada y sin fianza para uno de los presuntos implicados en su desaparición. Antonio Caba, el otro detenido sigue bajo custodia de la Guardia Civil.

Durante la mañana del 15 de marzo los bomberos han asistido a la Guardia Civil durante el drenaje del pozo, realizado para recuperar cualquier elemento que pudiese ayudar en la investigación. También está prevista la práctica de varios registros domiciliarios en las localidades de Manzanares y Valdepeñas. El pozo fue uno de esos lugares que los agentes señalaron a la hora de reconstruir el trayecto que realizó el coche de Isla desde Manzanares a Albacete, lugar donde fue encontrado. Varios lugares fueron marcados por los agentes como posibles lugares en los que podía haberse escondido un cuerpo con rapidez. 

Un hombre calvo sonriente con traje y corbata a la izquierda y una escena de campo con vehículos y personas a la derecha.
Juan Miguel Isla Fernández y la Guardia Civil durante el registro. | Archivo

Cuando se levantó el cadáver, Antonio indicó que él no había sido el autor material, aunque poco antes de la desaparición de Juan Miguel Isla había comprado esa finca y no la había registrado a su nombre. La realidad es que Juan Miguel podría haber estado en ese pozo desde el día de su desaparición, ya que la ropa del cuerpo hallado coincide con la que llevaba ese mismo día.

Fuentes cercanas a la investigación indican a Elcierredigital.com que “La UCO podría haber identificado restos humanos de varias personas, entre los que podrían encontrarse restos pertenecientes a Juan Miguel Isla Fernández y Jesús María González Borrajo. Por lo tanto, existen firmes sospechas de que la desaparición de Borrajo en 2019 esté relacionada con la de Isla en 2022”.

Los negocios de Antonio Caba con los desaparecidos

Antonio Caba actuó como mediador en los negocios de Isla y Borrajo, con ambos actuó como una especie de comisionista que percibía ciertas cantidades económicas por la compraventa y las gestiones. En el caso de Isla, Antonio era el intermediario entre Juan Miguel y un señor muy conocido, que le iba a pagar 50.000 euros en metálico debido a una deuda. Antonio fue el último en ver a Isla con vida.  

Hombre con camisa de rayas posando en un interior con paredes claras y molduras blancas.
Jesús María González Borrajo. | Archivo

Respecto a Jesús González Borrajo, se le perdió la pista el 19 de junio de 2019 tras haber vendido dos vehículos de alta gama, marca Mercedes, por 28.000 euros en total y quería cobrar una deuda de 24.000 euros. En esta cita, Antonio Caba hizo de intermediario y tras cerrar el negocio, ni Jesús ni su teléfono volvieron a dar señales de vida. Al día siguiente de su desaparición, Borrajo debía tomar un vuelo de negocios rumbo a Paraguay, pero nunca llegó a embarcar en el avión.

Actualmente se esta investigando la relación de Antonio con el caso de un hombre que cayó misteriosamente en un pozo hace casi una década, que fue considerado un suicidio. Antonio tenía relación con esta persona y también fue el intermediario de una transacción económica de este fallecido. Todos los casos siguen el mismo patrón: una transacción comercial de una cantidad considerable donde media un intermediario y, posteriormente, los receptores del dinero desaparecen. Cabe remarcar que los tres individuos eran de Manzanares, Ciudad Real.

"El último en ver a mi marido fue el Corredor"

Elcierredigital.com ha contactado con Nardi, mujer de Juan Miguel Isla, que explica: “La investigación ha sido muy ardua y silenciosa desde que desapareció mi marido, ya que a los pocos días se decretó el secreto de sumario y se inició la búsqueda por parte de un equipo de alta formación. Siempre me han mantenido informada y se han portado muy bien conmigo, manteniendo una comunicación constante. El día que desapareció mi marido estábamos muy bien y no tuvo ningún motivo por el que desaparecer, siempre se descartó que se hubiese ido por cuenta propia o se hubiese suicidado. Él es un hombre feliz, enamorado y no tiene enemigos”.

“El único problema, por así decirlo, es que en los últimos meses estaba realizando una compraventa de fincas y parcelas. Es aquí cuando entra en juego esa persona sospechosa a quien mi marido llamaba el Corredor. Yo lo vi por primera vez el día que fui a la Comandancia a poner la denuncia formal y, estando en la sala de espera, me encontré con que estaban entrevistando a esta persona", narra Nardi. 

Un coche Renault gris estacionado en una calle.
Vehículo de Juan Miguel Isla Fernández | Archivo

La mujer del desaparecido manifestó que “al Corredor lo llamaron a declarar porque en las imágenes de unas cámaras se veía cómo mi marido se subía a su coche, además, le dijeron que era la última persona que le había visto. A mí me saltaron las alarmas cuando a esta persona le dijeron que era el último que había visto a mi marido y él reaccionó con una tranquilidad y una frialdad abrumadora. Hablaba cosas incoherentes y tuve que salir de la sala de espera de la comandancia porque estaba siendo muy duro todo lo que decía”. 

“El trabajo de la Guardia Civil ha sido muy profesional y, debido al dispositivo que se montó, creo que el responsable sintió que le habían pillado el mismo día que yo puse la denuncia, ya que la policía judicial desplegó mucha gente y la Unidad Central Operativa (UCO) llegó muy pronto. Nadie puede entender lo que pasé y sufrí los primeros meses, pero ya voy aceptando que pasó algo malo. Yo lo que quiero es encontrarle para que tanto él como yo podamos descansar y que se haga justicia. No descansaba ni durmiendo, ha sido un sin vivir” concluye. 

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