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Un río rodeado de árboles con un retrato en blanco y negro de una niña superpuesto en un círculo.
SUCESOS

Crímenes sin resolver (IV): El asesinato de Laura Domingo, 'la niña de Capiscol'

La menor desapareció en Burgos en 1991 y su caso sigue sin culpable tras tres sospechosos, de los cuales dos fallecieron

En este nuevo capítulo de la serie de elcierredigital.com sobre casos sin resolver abordaremos el asesinato de Laura Domingo. El 28 de abril de 1991 Laura Domingo, de seis años, fue encontrada sin vida por un matrimonio en el arroyo de un paraje natural cercano a la localidad de San Medel en Burgos. 

El cadáver apareció boca abajo y sin signos de violencia ni de abuso sexual. La menor estaba perfectamente vestida y su ropa ‘planchada’. Quien lo hizo fue cuidadoso con como se encontraría el cuerpo y alimentó a la niña hasta el momento de su muerte.

Solamente se encontraron unos pequeños hematomas en la cara, pero no había marcas de manos. La pequeña Laura desapareció el 8 de abril de 1991 en el barrio burgalés de Capiscol. Se encontraba jugando con otros niños en un parque del barrio cuando un hombre de unos 30 años se la llevó de la mano. 

La desaparición y el hallazgo de la menor conmocionó a la sociedad burgalesa, que en los años posteriores salió a manifestarse. El 30 de abril de 1991 se realizó un funeral al que acudieron unas 10.000 personas. Además, se decretó luto oficial en la ciudad de Burgos durante tres días. 

Una cruz blanca con flores y una foto está apoyada contra un árbol en un bosque.
Lugar donde apareció el cuerpo de Laura Domingo | YouTube: Castilla y León Televisión

Cabe recalcar que en abril de este año el caso volvió a escena, pero por una representación teatral. La directora María Velasco elaboró ‘Primera sangre’, que recogía el caso mezclándolo con la poesía y la ficción. La obra fue representada en el Teatro Valle Inclán y recibió el galardón del XXXI Premio SGAE de Teatro Jardiel Poncela.

Se trató de un caso en el que escasearon las pistas y ni siquiera había un móvil claro. Sin embargo, los padres de Laura aseguraron que nunca se hubiese ido con un desconocido. Estas afirmaciones no tenían por qué ir en línea con lo que realmente pasó. 

Los medios y los métodos de la época distaban mucho de los actuales y eso complicaba las investigaciones. En un primer momento no se investigó a nadie del entorno cercano de la pequeña pese a las afirmaciones de sus padres.

Esto fue considerado un gran error, tanto por la sociedad como por la Fiscalía. Se perdieron varios objetos y nadie daba con el móvil ni con posibles sospechosos. 

Un primer sospechoso

Ante la falta de un móvil claro, se apuntó a que el homicida hubiese sido alguien con problemas mentales. Se realizó una lista de potenciales sospechosos y se dio con un hombre de 30 años.

Este hombre vivía en un chalet en San Medel y tenía una personalidad anómala. En 1999 se procedió a su detención, pero no se encontraron pruebas de que estuviera involucrado. Para más inri, se comprobó que el día de la desaparición de se encontraba fuera de Burgos.

El caso fue archivado en julio de 2001 tras concluirse que este hombre no tenía nada que ver con el crimen. No fue hasta que pasaron quince años del crimen cuando se centró el foco sobre la familia de la víctima. 

El foco sobre la familia de Laura

Se llegó a decir que la abuela materna de la víctima presuntamente trató de ocultar información relevante. En 2006 la investigación se centró en Alberto A. tío materno de Laura, que fue el familiar que identificó el cadáver de la niña.

Alberto era un hombre que tenía varios problemas personales entre los que se encontraba el alcoholismo. Se le citó a declarar y su testimonio fue aparentemente revelador, aunque en un primer momento la Policía no le dio veracidad. 

En su testimonio señaló que la que era su pareja en el momento de los hechos, Rosario, pudo haberse llevado a la niña acompañada de otro hombre. También indicó que creía que la muerte pudo ser accidental, aunque consideraba que Charo estaba obsesionada con Laura Domingo. 

En el momento en el que se produjo esta declaración Charo no estaba viva, ya que se había quitado la vida en un psiquiátrico. Alberto llegó a indicar que la niña fue trasladada en un coche marca Ford que era de su propiedad. 

También relató que el cadáver pudo ser escondido en el domicilio de Charo, donde también vivía otra pareja. A esta pareja se les acusó de haber trasladado el cadáver en el Ford hasta donde fue encontrado en San Medel. Es relevante destacar que este coche fue vendido tres meses después de la desaparición de Laura. 

En línea con esto declaró que usaron su coche y dejaron allí su pelo para incriminarlo. Recalcó que días antes de la desaparición Charo le había cortado un mechón de pelo. Con todo esto su extraño testimonio tanto tiempo después acabó levantando sospechas sobre él. 

En 2006 se cerró el caso, pero la Audiencia Provincial de Burgos lo volvió a reabrir. Pese a esto no se pudo incriminar a alguna persona de lo sucedido y se archivó por última vez en 2009. Por ende, el caso permanecerá abierto hasta 2029, es decir, 38 años después del suceso. 

En 2008 un informe forense concluyó que sus declaraciones fueron realizadas con “conocimiento y voluntad plena y no como consecuencia de una fantasía". Años después Alberto se quitó la vida sin llegar a ser plenamente investigado.

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