Crímenes sin resolver (VIII): El atroz asesinato de Juan Carlos Jiménez en Fuenlabrada
El cuerpo de Juan Carlos apareció en Madrid en 2001 con signos de violencia, pero a día de hoy sigue sin haber imputados
En esta octava entrega de crímenes sin resolver abordaremos el asesinato de Juan Carlos Jiménez Portillo en Fuenlabrada (Madrid). Este joven de 15 años desapareció el 28 de febrero de 2001 en la localidad madrileña. Dos días después se encontró su cadáver en un descampado de Fuenlabrada.
Apareció semidesnudo, solo con los calcetines, le habían quemado las huellas dactilares y parte de la cara, el torso y los testículos. Además, según algunos testigos tenía varias puñaladas. Fuentes cercanas al caso indican a elcierredigital.com que “no hubo detenidos, no debió haber sospechosos o no trascendieron... y se olvidó. Ni espina clavada de ningún policía ni nada”.
Juan Carlos tenía 15 años y al parecer pasaba las tardes en los recreativos de al lado de su casa. El día de su desaparición fue con su madre a una asistenta social del Ayuntamiento porque llevaba un par de meses sin acudir al instituto. Según sus padres dejó de ir a clase porque se aburría.
Tras salir de la cita, se fue a los recreativos. Posteriormente, tenía que ir a buscar a su hermano a su trabajo, pero nunca llegó. Alguien se lo llevó o le convenció y su cadáver apareció dos días después.
Las fuentes consultadas indican que “desapareció en Carnavales y había mucha gente por las calles, alguien tuvo que ver algo. Desde el lugar donde desapareció hasta donde se encontró el cadáver había al menos 40 minutos caminando”.
“Está muy lejos, habría que llegar en coche y hay que cruzar una carretera grande, que es la m506 con dos carriles por sentido. Así que o cruzaron por un puente andando, o le llevaron hasta allí en coche”, añaden las fuentes.
“En 2002 se dejó de investigar el caso sin tener ningún culpable. He tratado de hablar con homicidios para saber qué se investigó y si hubo sospechosos. La respuesta fue que era un menor y el caso no estaba resuelto. Casi 24 años después el o los asesinos están libres y la familia de Juan Carlos lleva muchos años sin tener noticias de la Policía”, concluyen las fuentes.
Hasta el momento, y casi un caruto siglo después, nadie vio nada, o no ha querido decir lo que vio. En todos estos años el presidente de la Asociación Nacional de Víctimas de Delitos Violentos (ANVDV), José Miguel Ayllón, ha luchado sin éxito porque la Policía reactive la investigación para encontrar el culpable.
Varias hipótesis y ningún investigado
Tras el hallazgo, la Sección de Homicidios de la brigada de Policía Judicial se hizo cargo de las pesquisas. La hipótesis inicial fue la de un posible ajuste de cuentas, ya que a Juan Carlos le habían destrozado las manos con la intención de borrar sus huellas.
La autopsia desveló que el joven murió antes de ser apuñalado debido a que le rompieron el cuello. Con este contexto, los investigadores barajaron dos potenciales perfiles.
Por un lado, la posibilidad de que el crimen fuese cometido por bandas juveniles de Fuenlabrada que se dedicaban a abusar de menores. Por otro, la posibilidad de que se tratase de jóvenes que se dedicaban a extorsionar a menores.
Finalmente, la teoría que cobró fuerza fue la de que un grupo de jóvenes quiso abusar de Juan Carlos y al resistirse le asesinaron. Con estas tres hipótesis el abuelo del menor dio unas declaraciones reveladoras.
Según su abuelo, Juan Carlos llevaba dos meses sin acudir a clase porque un grupo de jóvenes de entre 16 y 18 años le estaba extorsionado. No obstante, en el colegio al que acudía Juan Carlos no se registró ninguna denuncia ni incidente.
Tal y como recogía el relato del abuelo de la víctima, este grupo de jóvenes le obligaba a comprarles droga. Cuando se negaba le exigían que les diera dinero en efectivo. “Primero le pidieron 1.000 pesetas, luego doblaron la cantidad. Cada vez querían más dinero”, narró Mario Jiménez, abuelo de Juan Carlos. “Me lo comentó un día, cuando estaba conmigo en el campo. Me dijo que unos gamberros estaban siempre coaccionándole”, añadió.
Tras el suceso, Jiménez lo tenía claro. Vigilaron a su nieto y le vieron acudir a la asistenta social. Se pensaron que les había denunciado a la Policía y acabaron con su vida. Sin embargo, todo este contexto no fue suficiente para los investigadores, que no fueron de dar con los presuntos extorsionadores.
Casi 24 años después el caso de Juan Carlos Jiménez permanece archivado sin que se llegase a investigar a nadie. Las declaraciones de su abuelo pasaron inadvertidas para los investigadores, que cerraron el caso sin tener culpables.
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