Crímenes sin resolver (VI): El asesinato de Sheila Barrero en Asturias en 2004
La joven de 22 años fue asesinada de un disparo en la nuca y se detuvo a su ex Borja Vidal, pero quedó en libertad
En esta sexta entrega de crímenes sin resolver abordaremos el caso de Sheila Barrero. Todo se remonta al 25 de enero de 2024, cuando el hermano de Sheila encontró su cadáver en el Alto de la Collada, Asturias.
El 25 de enero de 2024 prescribió el delito como tal y si apareciera un presunto autor no podría ser condenado. Sin embargo, sí podría ser investigado el único sospechoso que ha habido en todos estos años.
En el momento del crimen Sheila Barrero vivía en Gijón los días de entre semana y los fines volvía con su familia a Degaña. La joven había estudiado Turismo y estaba realizando los trámites para entrar a trabajar en una agencia de viajes.
Para ganar un dinero extra trabajaba durante los fines de semana en Villablino, León. Además, allí tenía a su grupo de amigos y vivía el joven con el que mantuvo una relación, que terminaría convirtiéndose en el principal sospechoso.
El 24 de enero Sheila Barrero acudió a trabajar a un pub de Villablino y había quedado en ir a dormir en casa de su hermano. Además, el 25 de enero iban a comer todos juntos en casa de sus padres.
La joven de 22 años salió del pub de madrugada y se dirigió a casa de su hermano, pero nunca llegó. Ya en la mañana del 25 de enero su hermano encontró el cadáver de Sheila dentro de su Peugeot 206 en un área recreativa en el Alto de la Collada. Sheila presentaba un disparo abocajarro en la nuca que le causó la muerte.
Las autoridades encontraron una bufanda en el asiento trasero del vehículo. La familia de la joven aseguró que no era de Sheila. Según los investigadores durante el camino un coche se cruzó con el de Sheila. La persona que lo conducía se bajó del vehículo y subió a los asientos traseros del Peugeot 206 de Sheila.
El cuerpo no presentaba signos de violencia ni de agresión sexual, había sido tratado con una delicadeza máxima. Tras acabar con la vida de la joven, el asesino colocó el cadáver en el asiento del copiloto y al llegar al área recreativa lo volvió a colocar en el asiento del piloto.
En un primer momento se consideró que Sheila había fallecido de un traumatismo craneoencefálico. No obstante, en la autopsia se descubrió que fue asesinada de un disparo con una pistola calibre 12.
Esto dio lugar a que pasase un tiempo que fue crucial para realizar las pruebas de restos de pólvora. Dentro del coche se encontró la bala que había acabado con la vida de Sheila. Se interrogó al círculo cercano de la víctima y la Guardia Civil citó a seis jóvenes de Villablino para realizar las pruebas de pólvora.
Tres de ellos presentaron restos de pólvora en las manos, pero no era extraño. Se trataba de una zona donde era habitual que los jóvenes salieran de caza y tuvieran licencia de armas.
El primer y único sospechoso
Entre las personas que presentaban restos de pólvora se encontraba Borja Vidal. Tenía 19 años en el momento del crimen, había mantenido una relación sentimental con Sheila y tenía licencia de armas.
La mano derecha del joven, según el informe de Criminalística de la Guardia Civil, tenía "partículas a base de plomo, antimonio y bario, además de estaño, cuyo origen es específico de la detonación de un fulminante como el analizado". Los otros dos investigados no tenían restos de estaño en sus manos.
Borja fue detenido y se barajó el móvil pasional. Ambos comenzaron una relación en octubre de 2004, pero Borja negó haber pasado de intercambiar más que algunos besos con la joven.
Aseguró que días antes del crimen había estado cazando con una escopeta y a Sheila le dispararon con una pistola. Esa declaración le ha permitido defender su inocencia, pese a que todas las pruebas apuntan hacia él.
Finalmente, en octubre de 2007 el juzgado de Cangas sobreseyó el caso "por falta de autor conocido" y retiró la condición de imputado a Borja. Entre las coartadas de Borja constó la declaración de sus padres.
Aseguraron que aquella noche durmió en casa, aunque otros dos testigos insistieron en que los padres no estaban en casa aquel fin de semana y que, por tanto, poco podían saber del paradero de Borja.
Vidal siempre ha afirmado que es inocente. Nunca se han podido encontrar pruebas concluyentes que le vinculen de manera directa con el asesinato. En 2008, la Audiencia Provincial de Asturias confirmó el archivo del caso, lo que propició una recogida de firmas para su reapertura.
Las complicaciones judiciales
En 2015, el caso fue reabierto para la práctica de nuevas diligencias con tecnología avanzada. Se analizaron los restos procedentes del casquillo y una fibra de la bufanda hallada en el vehículo.
El 2 de agosto de 2019 la Fiscalía solicitó la práctica de estas nuevas diligencias. Consistieron en la declaración como peritos de una serie de especialistas y la jueza accedió a esta petición.
Todos declararon que las pruebas de pólvora realizadas al exnovio de Sheila, Borja V. arrojaron resultados positivos en su momento y que también lo hacían entonces. Sin embargo, no se encontraron pruebas concluyentes.
La familia de Sheila presentó un recurso que fue desestimado por la Audiencia Provincial de Asturias. Los restos de pólvora y el casquillo encontrados no se pudieron asociar con ningún arma registrada. Finalmente, se dio carpetazo al caso sin que nadie pagase por el asesinato de Sheila barrero.
Años después del asesinato, Borja se casó, se hizo electricista y tuvo dos hijos. Dijo en más de una ocasión que iba a dejar Villablino, cansado de la persecución de los medios, pero nunca lo hizo.
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