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Retrato en blanco y negro de una persona con cabello corto y oscuro, mirando directamente a la cámara.
SUCESOS

El crimen de Helena Jubany podría resolverse con técnicas del FBI tras más de 20 años

La juez ha recurrido a una nueva técnica aplicada por el FBI que podría resolver el caso.

El crimen de Helena Jubany en 2001 en Sabadell fue archivado en 2005. Sin embargo, en 2020 el abogado de la familia, Benet Salellas, presentó indicios de que Santiago Laiglesia, uno de los dos investigados, habría comprado el Noctamid presuntamente usado para sedar y dormir a Helena, de modo que el Juzgado de Instrucción nº 2 de Sabadell reabrió el caso. Desde entonces, se han realizado numerosas pruebas, todas ellas sin éxito. El otro investigado es Xavi Jiménez, a quien Helena había rechazado y que fue el primer sospechoso por el crimen.

En enero los dos investigados,  Xavi Jiménez y Santi Laiglesia, habían solicitado el sobreseimiento del caso, algo que fue descartado por la juez instructora. La magistrada insistió en pedir una comparación exhaustiva entre los perfiles genéticos de los investigados y las muestras recuperadas del jersey de la víctima. También solicitó a la policía científica de Madrid que analizara  posibles rastros biológicos en los anónimosque la víctima recibió en los días previos a su asesinato.

La familia de la joven ha sufrido un duro varapalo, ya que tenía muchas esperanzas de que el análisis de todas las combinaciones de ADN pudiese arrojar algo de luz al caso. Sin embargo, la Unidad de Genética Forense del Instituto de Ciencias Forenses de la Universidad de Santiago de Compostela (INCIFOR) no ha podido dar valor estadístico a ese ADN hallado en el jersey de Jubany. 

Retrato en blanco y negro de una persona con cabello corto y oscuro.
Helena Jubany. | X

Tampoco han permitido determinar si el ADN encontrado podría ser una mezcla genética de los dos únicos sospechosos en el caso y pertenecer a uno de ellos. Fue el pasado 10 de mayo cuando el INCIFOR comunicó a la jueza instructora que no cuentan con herramientas válidas para analizar muestras de ADN con mezcla de varios perfiles masculinos que están degradadas. 

Respecto a las cartas recibidas por Jubany,  la Policía Científica remitió al juzgado el informe sobre el estudio del ADN en esos anónimos. En una hoja encontraron un perfil de ADN masculino que no correspondía a ninguno de los dos investigados, mientras que en la otra hoja no obtuvieron resultados. 

Tras este informe, la Policía Científica planteó la posibilidad de emplear una técnica que usa el FBI para resolver casos complejos y que todavía no se ha practicado en España. Se trata de realizar estudios de las muestras aplicando innovadoras técnicas de análisis del genoma. El pasado 14 de marzo la juez solicitó que se realizasen estos estudios ampliando los análisis a todas las prendas que llevaba Helena Jubany el día de su muerte y en las que se encontró ADN nuclear, que en su momento fue considerado no concluyente.

Elcierredigital.com ha podido contar con el testimonio del criminalista forense de la familia Jubany, Lluis Duque, que ha manifestado que "está siendo tan complicado dar con el culpable porque, como decía Edmond Locard, el tiempo que pasa es la verdad que huye. Este caso tuvo una investigación sesgada, por no decir mala. Todo lo que se tenía que haber hecho en su momento no se hizo y ahora ya han pasado muchísimos años".

Según analiza Duque, "cualquier evidencia susceptible de ser analizada para obtener el ADN es de origen biológico, siempre sujetas a la degradación con el paso del tiempo y las condiciones de conservación. Aparte del tiempo, lo que más influye en que los análisis de las muestras de ADN no sean concluyentes son las condiciones ambientales".

Para el experto criminalista forense sería "una frivolidad" basarse en el principio de intercambio "si decimos que se encuentra una muestra de ADN que corresponde o que se puede identificar con una persona determinada o incluso con una de las personas que han estado inmersas en la investigación como presuntos autores". Según Duque, esto implicaría que "ha estado en contacto con esa persona, pero no en qué circunstancias. Aquí entrarían a valorarse el conjunto de evidencias que se localizaron en su momento".

Por otro lado, explica que sería diferente que "la sustancia que se encontró en la vagina de Helena, que no ha sido identificada en todo el procedimiento, fuese relacionada con el ADN de una persona".

Una muerte en extrañas condiciones

Helena Jubany, una joven bibliotecaria de 27 años, desapareció el 30 de noviembre de 2001 en Sabadell después de conectarse a Internet para hablar con un amigo suyo. Poco después, el 2 de diciembre de ese mismo año, un vecino de la calle Calvet d’Estrella de Sabadell se la encontró muerta. Su ropa apareció perfectamente doblada en la azotea de un edificio colindante, donde se encontraron restos de su cabello y unas cerillas a medio usar en la barandilla de la azotea. Tras descartar que se trataba de un suicidio, se sospechó de un macabro juego de rol practicado de manera voluntaria por todos los participantes, que tuvo un inesperado y trágico final.

Tras los resultados de la autopsia se averiguó que Helena había tomado un cóctel de benzodiacepinas. Los compuestos activos se encontraban en medicamentos como el Trankimazin, Dormicum, Loramet, Noctamid y Aldosomnil.

Mientras tanto, el padre de la víctima entregó a la Policía dos mensajes anónimos que su hija había recibido antes de su muerte. Los mensajes estaban en poder de una amiga de Helena que los tenía para hacer un estudio caligráfico. El primero de ellos llegó en septiembre, junto a una horchata y un croissant y decía: "Hemos pasado por aquí, esperamos que te guste y que te lo comas todo. Ya nos veremos. Hasta pronto".

Una persona joven acostada en el césped leyendo un libro y sonriendo a la cámara.
Helena Jubany. | El Cierre Digital

El segundo, enviado el 9 de octubre, decía: "A ver si te lo comes todo, pórtate bien, no nos hagas un feo, es seguro que te vas a reír mucho. A la tercera ya nos invitarás tú. A ver si nos vemos otra vez en alguna excursión de la UES. Hasta pronto". En esta ocasión el mensaje iba acompañado de un bote de zumo de melocotón y unas pastas.

Gracias a este segundo anónimo la Policía investigó dentro de la Unión de Excursionistas de Sabadell (UES) a la que Helena pertenecía. Por otra parte, Helena bebió del zumo, creyendo que todo aquello era un juego, sintiéndose indispuesta y mareada por la tarde. Entonces la joven encargó analizar el contenido del zumo a un médico de Barcelona, que determinó que la bebida contenía benzodiacepinas, un principio activo similar al que luego apareció en su cuerpo.

Los principales sospechosos

Todo apuntaba a Montserrat Careta, que vivía en el edificio desde donde arrojaron a Helena, el número 48 de la calle Calvet d’Estrella. Montserrat mantenía una relación sentimental con otro integrante del grupo, Santiago Laiglesia, con quien convivía en el mismo domicilio. Cabe recalcar que Montserrat ingresó en el centro penitenciario de Wad-Ras (Barcelona) y se suicidó dejando una nota en la que aseguraba ser inocente.

En el domicilio de  Montserrat Careta y Santiago Laiglesia encontraron una caja de Noctamid vacía y otra entera. La Policía también encontró cajas de cerillas vacías o con pocos fósforos y agendas y hojas escritas por Montserrat, similares a los anónimos, que servirían para un nuevo análisis caligráfico.

Persona con gafas sonriendo y apoyando su cabeza en su mano.
Montserrat Careta. | El Cierre Digital

Tras estas detenciones se descubrió que el novio de Montserrat también tenía acceso al Noctamid porque su madre lo utilizaba. Santiago Laiglesia llegó a estar investigado, pero no entró en la cárcel. El primer investigado por el crimen fue   Xavi Jiménez, a quien Helena había rechazado.

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