
El caso “Hermana Hong” se hace viral: Un asiático provoca una alarma mundial por VIH
Un joven llamado Jiao provoca alertas por sida tras vestirse de mujer, grabar encuentros sexuales y venderlos en la red
Puede que en los últimos días te hayas cruzado con el nombre ‘Hermana Hong’ (红姐) en redes sociales. Tal vez viste memes, comentarios crípticos, vídeos parodia o un misterioso filtro de Instagram ambientado en un dormitorio chino.
Lo que parecía una broma viral se convirtió rápidamente en uno de los escándalos más graves y comentados de China en los últimos años. Y es que no es para menos, con ramificaciones legales, éticas, sociales y sanitarias que aún se están evaluando.

Detrás de ese apodo se esconde Jiao, un hombre de 38 años. Durante meses, se hizo pasar por una mujer casada para tener sexo con hombres, algunos de ellos extranjeros, grabar los encuentros sin consentimiento y vender los vídeos en línea. El caso ha generado conmoción nacional, preocupación por la salud pública y un debate urgente sobre el consentimiento, la privacidad y el poder destructivo de las redes sociales.
Una identidad falsa, cientos de víctimas y una red de explotación digital
Todo comenzó con un perfil femenino en aplicaciones de citas. ‘Hermana Hong’ se presentaba como una mujer casada y ofrecía encuentros sexuales “gratuitos”, a cambio de que los interesados llevaran pequeños regalos: fruta, leche, aceite de cacahuete o incluso electrodomésticos. Lo que muchos pensaban que era una aventura secreta se convirtió en una trampa cuidadosamente montada.

Jiao, originario de otra provincia, pero residente en Nanjing, grababa los encuentros sexuales con cámara oculta, sin informar a las personas involucradas. Luego, organizaba los vídeos en un grupo online cerrado, donde cobraba 150 yuanes (unos 21 euros) por acceso. Según su propio testimonio, tuvo relaciones con 1691 hombres, aunque la policía desmintió esa cifra por exagerada y no ha proporcionado un número oficial.
Las víctimas incluyen a estudiantes universitarios, empleados de oficina, asistentes de gimnasio y hombres extranjeros. Algunos fueron identificados en redes sociales por conocidos tras la filtración de imágenes, lo que llevó incluso a casos de rupturas matrimoniales y divorcios. Una mujer, por ejemplo, reconoció a su prometido en uno de los vídeos y terminó la relación de inmediato.
Viralización, memes y juicio social
El caso estalló públicamente a principios de julio de 2025. El 6 de julio, la Policía de Nanjing arrestó a Jiao por cargos relacionados con la producción y distribución de material obsceno. Apenas dos días después, el hashtag ‘红姐’ llegó al puesto número 1 en Weibo, la red social más popular de China, con más de 200 millones de visualizaciones.
La historia fue absorbida con velocidad por la cultura de internet: memes, parodias de inteligencia artificial, tutoriales de moda y filtros de realidad aumentada inundaron redes como TikTok e Instagram. Incluso apareció el ‘Sister Hong Filter Challenge’, que coloca al usuario dentro de una recreación del dormitorio de Jiao.
Sin embargo, lo que para muchos fue comedia o morbo, para otros significó vergüenza pública, ansiedad social y consecuencias reales. El escándalo se convirtió en un “drama moral” colectivo donde el internet actuó como tribunal público.
Riesgos sanitarios y alerta del CDC
Uno de los aspectos más alarmantes del caso surgió tras la viralización. Los rumores de que Jiao era portador del VIH. Versiones no confirmadas aseguran que habría infectado a al menos 11 hombres durante encuentros sin protección. Aunque el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Nanjing se negó a confirmar el estado médico de Jiao por motivos de privacidad, sí ofreció exámenes gratuitos para ETS a cualquier persona que pudiera haber estado en contacto con él.
Esto reveló otra capa del escándalo: el choque entre la salud pública y los derechos de privacidad individual en una situación de riesgo colectivo.
¿Qué dicen las leyes chinas?
La Ley Penal de la República Popular China establece que la producción y distribución de pornografía es delito, especialmente si hay ánimo de lucro. La pena puede ir de multas hasta tres años de prisión, aunque en casos graves o con efectos sociales amplios, puede llegar a cadena perpetua.
En este caso, Jiao enfrenta cargos relacionados con la producción y distribución de material obsceno. Posible violación de las leyes de protección de datos y privacidad. Y, si se comprueban infecciones de ETS, podría enfrentarse a cargos sanitarios adicionales.
El 7 de julio, fue formalmente puesto bajo detención criminal por la policía de Jiangning, una jurisdicción de Nanjing.
El incidente de la Hermana Hong es más que una anécdota viral: es un síntoma de los peligros contemporáneos. Expone lo fácil que es crear una identidad falsa online, la fragilidad del consentimiento en entornos digitales y la capacidad de las redes para amplificar, explotar y juzgar sin matices.
Además, revela una economía sexual clandestina que se adapta a las restricciones legales. En lugar de cobrar directamente por servicios sexuales, Jiao pedía “regalos” simbólicos y luego monetizaba los encuentros vía suscripción, eludiendo las acusaciones de prostitución directa.
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