
El caso de Déborah Férnandez, un aterrador crimen: 23 años sin dar con el culpable
El exnovio de Déborah fue el único sospechosos del asesinato de la joven, hallada sin vida en Vigo el 10 de mayo de 2022
Deborah Fernández desapareció el 30 de abril de 2002, y hoy, más de 23 años después, el caso sigue sin resolverse. Aquel día Deborah salió a correr con su prima en la playa de Samil. Tras despedirse, se encontró con un conocido a 500 metros de su casa en la zona de Alcabre.
La joven de 22 años nunca volvió a casa, y el 10 de mayo fue encontrada sin vida a más de 40 kilómetros de Vigo. En todos estos años el caso solo ha tenido un sospechoso, que es un exnovio de Deborah que siempre ha negado su implicación.
Sea como fuere nunca se ha podido demostrar su implicación en el suceso y el caso prescribió en 2022. Tras numerosos archivos y aperturas, en junio de 2024 se agotaron todas las vías abiertas en la investigación.

La última diligencia fue cotejar la prueba de ADN del exnovio de Deborah con los restos de semen hallados en la vagina de la fallecida. Así como un preservativo y un pañuelo que estaban junto a su cadáver. Sin embargo, los resultados de las pruebas no arrojaron coincidencias.
Por ende, la magistrada del Juzgado de Instrucción nº2 de Tui acordó el sobreseimiento del caso. Fue en octubre de 2024 cuando se declaró firme el auto de archivo de Déborah Fernández, algo que ya es definitivo.
Los hechos acontecidos
El 30 de abril de 2002 fue un día normal para Déborah Fernández. Aunque fue a clase de Diseño Gráfico salió antes porque se sentía mal. Déborah, viguesa de 22 años, se fue de clase a su casa, en la avenida Atlántida de Alcabre, y a mediodía acudió a la peluquería.
Después de comer, salió a correr por la playa de Samil, donde se encontró con su prima e hicieron juntas parte del recorrido. A la altura del puente de Langares se despidió de ella y le dijo que no iba a salir aquella noche, que iba a alquilar "Amelie" en el videoclub.
A las 20.45 horas fue vista por última vez en la zona de Alcabre cuando un conocido, supuestamente, se cruzó con ella a 500 metros de su casa. Diez días más tarde, el 10 de mayo, su vecina Adelaida, que paseaba a su perro por O Rosal, encontró su cuerpo. Este fue hallado a más de 40 kilómetros de Vigo.

La joven estaba a tres metros del arcén de la carretera, desnuda y medio tapada con ramas de acacia, acostada de lado, con piernas y brazos flexionados. Depositaron el cuerpo con cuidado, con mimo, porque no había señales de arrastre del cadáver sobre el suelo.
En un primer momento las autoridades tardaron en considerar la muerte de la joven como un posible asesinato. El cuerpo de Déborah no presentaba signos de violencia ni agresión sexual. Se consideró que murió por sofocación con un objeto blando.
La autopsia reveló que cuando murió Déborah estaba vestida y así permaneció las doce horas siguientes a su muerte. Posteriormente, desnudaron su cuerpo y lo lavaron.

Los informes también arrojaron que Déborah permaneció en un lugar frío y oscuro, quizás una cámara frigorífica o un sótano, hasta que fue depositada en la cuneta por su presunto asesino o un cómplice.
Junto al cadáver se dejaron pistas falsas, como un preservativo usado, un pañuelo de papel y un cordón verde bajo el cuerpo. También se hallaron restos de semen y ADN, que parecían pruebas fiables para encontrar al autor.
Sin embargo, los investigadores descubrieron que la escena del crimen era ficticia. Todo se había preparado para hacer creer que fue un crimen con un móvil sexual. De hecho, el autor del asesinato introdujo semen artificialmente en la vagina de la joven una vez estaba muerta.
'Errores' en la investigación
El primer error en la investigación fue no investigar directamente a su círculo cercano. Y es que el único sospechoso del caso no fue investigado hasta 2022, año en el que se cumplieron 20 años del crimen.
Hubo más pruebas que fueron manipuladas. Cabe recordar que el ordenador de Déborah fue alterado. Los peritos descubrieron que de su ordenador se borró información “a conciencia”.
Además, el teléfono móvil de la joven fue entregado a la policía tras su desaparición. Este se "perdió" durante años hasta que apareció finalmente en 2022 en una comisaría no vinculada al caso.

En el mes de mayo de 2021 se realizó un estudio de vital importancia para el caso. Este era relativo al informe que aportó el criminólogo Óscar Tarruella. El informe propició la exhumación del cadáver de Déborah.
Con el análisis de las uñas, se confirmó la aparición de pelos y fibras que podrían ayudar a resolver este caso. Las fibras halladas, según fuentes consultadas en su momento por elcierredigital.com, "podrían pertenecer a ropa de cama". En su día, el único sospechoso del crimen habría entregado esta ropa a una tercera persona.
Sin embargo, ninguna de los indicios permitió imputar al exnovio de Déborah. Tras más de 20 años de sufrimiento, la familia de la joven tuvo que ver como el caso se cerraba sin dar con el autor de los terribles hechos.
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