
Cambio radical en un crimen en Mallorca: Un informe pericial lo 'tumba' todo
El acusado lleva ya dos años en prisión provisional aunque 'no hay pruebas contra él', según un equipo de criminólogos
El 25 de enero de 2022, los bomberos hallaron el cuerpo carbonizado de Melanio Valverde en el interior de una chabola en la zona de Es Carnatge (Palma de Mallorca). Lo que inicialmente parecía un incendio accidental, pronto derivó en una investigación por asesinato. Las lesiones craneales de la víctima, detectadas en la autopsia, apuntaban a una muerte violenta.
Las autoridades centraron su mirada en un sospechoso: Ricardo A., un joven de 25 años. Este lunes comenzó el juicio con jurado popular. Todo tras dos años de prisión provisional “sin pruebas que lo relacionen con el crimen”, según el experto Eduardo Navasquillo.
Durante meses, la Policía Nacional desarrolló una investigación que culminó con la imputación de Armeñanzas como autor material del crimen. Sin embargo, un informe pericial criminológico, elaborado por el experto Eduardo Navasquillo en marzo, pone en entredicho la solidez de esa acusación. También la integridad misma del proceso investigativo.
El informe, solicitado por la defensa no se limita a cuestionar pruebas sueltas. Lo que plantea es más grave: que la investigación policial adoleció de un sesgo conocido como ‘visión de túnel’.

Es decir, haber construido una narrativa incriminatoria desde una hipótesis inicial –que Ricardo era el asesino–, para después seleccionar solo aquellos indicios que la reforzaran. Descartando o ignorando otros que apuntaban en direcciones distintas. En palabras de Navasquillo para elcierredigital.com, “esta investigación es un ejemplo de corrupción policial”.
Navasquillo describe con detalle cómo, desde los primeros días, se construyó una teoría en la que la postura del cadáver –posición fetal sobre el lado izquierdo– se interpretó como una pista clave. La policía sostuvo que esa era la forma habitual de dormir de la víctima, lo que implicaba que el autor del crimen debía conocerlo íntimamente. Esta afirmación, sin embargo, no aparecía en los primeros informes, sino que fue aportada de forma sorpresiva por un testigo en su declaración dos días después del crimen. Para Navasquillo, es sospechoso que este testigo supiera tanto sobre la escena sin haber tenido acceso legal a ella. Sugirió que fue inducido por los investigadores para reforzar una conclusión ya decidida.
Además, Navasquillo señala que “todos los cuerpos carbonizados tienden a coger la misma postura. Lo llamamos postura ‘de boxeador’ o ‘de defensa’, por la postura de los brazos. Esto no indica que el cadáver estaba en esa posición cuando se quemó, sino que sus músculos se contrajeron al carbonizarse”.
Escena contaminada, pruebas sin custodia
El informe también subraya una serie de errores fundamentales en la preservación de la escena del crimen. Testigos declararon haber accedido a la chabola después del hallazgo del cadáver, incluso removiendo objetos en su interior. Uno de ellos admitió haber estado allí el 27 de enero con un martillo que, posteriormente, fue hallado y considerado compatible con una de las fracturas craneales mortales.
A pesar de este dato revelador, el portador del martillo no fue considerado sospechoso. El informe forense estableció que el martillo era compatible con la forma del traumatismo occipital sufrido por Valverde, pero no contenía huellas de Ricardo A. Tampoco se hallaron huellas suyas en la lata de patatas donde apareció medicación vinculada a él, la cual –según el informe– no le fue prescrita.

“Las evidencias físicas más contundentes no están relacionadas con el acusado. Se ha construido un caso sobre suposiciones, contradicciones y una notable ausencia de rigor técnico”, afirma el criminólogo para elcierredigital.com.
Vídeos dudosos y vehículos confundidos
Otra de las supuestas pruebas clave era la aparición de un Dacia Sandero blanco, el coche de Ricardo. Fue captado por las cámaras de seguridad de varios establecimientos cercanos a la zona del crimen. La policía interpretó que dicho vehículo estaba “deambulando sin rumbo fijo” y realizó una maniobra prohibida minutos antes de que comenzara el fuego.
Pero el perito desmonta esta afirmación con datos técnicos. El vehículo captado por la cámara de un establecimiento chino a las 02:50 no es el mismo que el observado por otra cámara en Mercadona a las 02:51. Las diferencias en la carrocería, ventanillas y líneas del portón trasero lo prueban.

“No solo eran coches distintos, sino que para que fueran el mismo, tendrían que haber recorrido casi 1,5 kilómetros en poco más de un minuto. Todo en una zona limitada a 50 km/h”, señala Navasquillo.
Además, el informe destaca que no se comprobó si los relojes de las cámaras estaban bien calibrados. También, que las imágenes usadas por la policía para sustentar sus hipótesis estaban borrosas, mal encuadradas y sin metadatos.
Otras líneas de investigación desechadas
Quizás lo más inquietante del informe es el listado de otros posibles sospechosos cuya implicación no se investigó a fondo. Entre ellos el testigo antes mencionado, quien conocía detalles íntimos del caso. También resalta la expareja del fallecido, que lo había amenazado con “morir quemado”. Incluso podría investigarse a otro sospechoso por contradicciones en su localización y un perfil compatible con el crimen.
“La investigación descartó estas vías sin agotar diligencias mínimas. Podrían haber revisado grabaciones de pesca, analizado cuentas de correo o esclarecer posicionamientos telefónicos”, subraya Navasquillo.
La conclusión del informe es clara: no hay evidencia científica, física ni circunstancial que relacione inequívocamente a Ricardo con la muerte de Melanio Valverde. Las pruebas clave carecen de su huella, las imágenes de vídeo son contradictorias y la escena del crimen fue contaminada.
“El informe no dice que Ricardo sea inocente, pero sí deja claro que su culpabilidad no está probada con las garantías mínimas exigibles en un Estado de derecho”, señala un jurista cercano al caso.
La defensa ha solicitado la nulidad del procedimiento y la revisión completa de las diligencias policiales. La Audiencia de Palma deberá decidir ahora si este informe supone un punto de inflexión o si, por el contrario, mantiene la acusación bajo las mismas premisas iniciales.
Mientras tanto, Ricardo permanece en prisión provisional. Su futuro depende, en gran medida, de si el tribunal decide mirar más allá del túnel.
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