La actual vida de Bernardo Montoya, seis años después de asesinar a Laura Luelmo
Bernardo Montoya violó y asesinó a Laura Luelmo en diciembre de 2018, por ello fue condenado a permanente revisable
Este diciembre se cumplen seis años del asesinato de Laura Luelmo en El Campillo, Huelva. La joven de 26 años llevaba escasos días afincada en esta localidad onubense, ya que llegó para cubrir una baja en un instituto.
Aquel día la joven fue llevada a la fuerza a una casa ajena, donde se abusó sexualmente de ella y después fue asesinada. Tras el hallazgo del cadáver comenzaron las investigaciones para descubrir al autor del brutal crimen.
Los investigadores observaron que un vecino de Laura Luelmo mantenía comportamientos extraños. De hecho, cuando se encontró el cuerpo de la joven trató de huir, por lo que fue detenido. Se trataba de Bernardo Montoya, quien confesó haber agredido sexualmente y asesinado a Laura.
Se decretó su ingreso en prisión provisional hasta la celebración del juicio, que tuvo lugar en noviembre de 2021 en la Audiencia de Huelva. Ante el jurado popular cambió su declaración, dijo ser inocente y señaló a su exnovia como la autora del crimen, pero no lo pudo demostrar.
Finalmente, fue condenado a prisión permanente revisable por asesinato, secuestro y agresión sexual con la agravante de género. También se le condenó a una indemnización de 400.000 euros a los familiares de la víctima. Permanece en la prisión de Teixeiro, donde ingresó el 14 de octubre de 2023, sin protagonizar incidentes.
A escasos días del aniversario de su crimen, fuentes penitenciarias han adelantado a elcierredigital.com cómo es la vida de Bernardo Montoya en prisión.
La vida del asesino de Laura Luelmo en prisión
Según revelan, "no tiene ningún incidente ni sanción registrado desde su llegada". Explican estas fuentes que Montoya "está ubicado en un módulo de respeto y dedica prácticamente todo su tiempo a un taller (terapéutico) de cerámica".
En una conversación con elcierredigital.com indican que "no tiene problemas con otros internos, pero tampoco es el más popular, dado que tiene un carácter bastante uraño".
"No tiene destino, colabora en las tareas de limpieza según el cuadrante del módulo. Tampoco acude a la escuela, aunque manifiesta que quiere poder acceder a un destino remunerado. Según él, pretende ir pagando la responsabilidad civil", comentan las fuentes penitenciarias.
"Desde su llegada a Teixeiro no se ha comunicado con ningún familiar", concluyen.
Los hechos acontecidos
A comienzos de 2018 Laura Luelmo llegó a El Campillo para cubrir una baja en el instituto. Pasados varios días se dio cuenta de que había un vecino que la observaba mucho. Se trataba de Bernardo Montoya, que vivía muy cerca de la casa que alquiló Luelmo.
El 12 de diciembre Laura Luelmo volvía a casa alrededor de las 17.00 horas tras haber ido a hacer la compra. De camino a su nueva casa fue abordada por Bernardo Montoya, que la había estado siguiendo.
Ese día la joven habló con su novio y le dijo que había un hombre que le incomodaba con la mirada. No se volvió a saber nada de Laura Luelmo, que fue raptada por Montoya.
El asesino llevó a Laura por la fuerza a su casa, donde la agredió sexualmente. Tras los esfuerzos de Luelmo por escapar, la maniató y la golpeó brutalmente. La víctima recibió 40 golpes con una piedra y su verdugo abandonó el cadáver en una cuneta.
Ante la falta de noticias, sus familiares denunciaron la desaparición. Tras cinco días de búsqueda, el cuerpo de Laura Luelmo apareció con evidentes signos de violencia. Estaba junto a una acequia, cubierto por ramas de jara.
Tras las primeras pesquisas, se apuntó a Bernardo Montoya. Se realizó un registro domiciliario y se encontraron las bolsas de la compra de la víctima. Además, los investigadores hallaron restos de sangre de Laura.
También se encontraron restos del asesino en el cuerpo de la víctima. Montoya fue detenido y afirmó que Laura estuvo ayudándole en su casa, pero que luego se fue. Sin embargo, con el paso de los días acabó confesando el crimen.
El asesino señaló: “me preguntó por un supermercado y la mandé a un callejón sin salida. Me monté en el coche y llegué primero al callejón. La agarré y golpeé su cabeza contra el maletero. Le até las manos a la espalda y la envolví en una manta”.
Tras las investigaciones se concluyó que Laura fue agredida sexualmente en un descampado cercano a El Campillo. También que dio una patada a su asesino con la intención de defenderse y poder escapar.
El amplio historial delictivo del asesino
Montoya tenía numerosos antecedentes policiales por robos, intimidaciones y peleas. Además, era adicto a la cocaína y la heroína. Pertenecía al clan de los Montoya y en el momento del crimen su hermano se encontraba en prisión por otro asesinato.
El asesino de Laura Luelmo había estado previamente en prisión por cometer otro crimen en 1995. Fue condenado a 17 años de prisión por asesinar a una anciana. En octubre de 2018 salió de prisión y solo tardó dos meses en volver a delinquir.
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