25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

La abogada del encarcelado Emilio Muñoz, Emilia Zaballos, le define como un hombre “manipulador y muy frío”

Treinta años del secuestro de Anabel Segura: Todos los detalles sobre su asesino confeso y su detención

El Cierre Digital en Anabel Segura.
Anabel Segura.
El 12 de abril de 1993 Anabel Segura hacía 'footing' por la urbanización de La Moraleja (Madrid) cuando fue secuestrada por dos hombres que iban en una furgoneta blanca. Eran Emilio Muñoz y Cándido Ortiz, que no fueron detenidos hasta más de dos años después, cuando confesaron haberla matado ocho horas después de secuestrarla. Emilia Zaballos, abogada defensora de Muñoz, cuenta a elcierredigital.com cómo vivió el caso.

Si hay un suceso trágico del año 1993 que se recuerde en España es el crimen de las tres niñas de Alcàsser, cuyos cuerpos fueron hallados el 27 de enero de ese año. No obstante, no fue el único que tuvo gran repercusión mediática. Unos meses después, el 12 de abril de 1993, la joven de 22 años Anabel Segura era secuestrada. El paradero de la joven madrileña tuvo en vilo a España durante más de dos años hasta que, finalmente, su cadáver fue encontrado y sus asesinos encarcelados. Hoy hace 30 años del día en el que desapareció.

No obstante, sus secuestradores y asesinos confesos no fueron encarcelados hasta más de dos años después, el 28 de septiembre de 1995. Eran dos hombres de Toledo, el repartidor Emilio Muñoz y el fontanero Cándido Ortiz, alias Candi. Junto a ellos, fue detenida la mujer de Emilio, Felisa García, quien conocía el secuestro y crimen y ayudó con la grabación de una cinta en la que se hacía pasar por Anabel para que su marido pudiera solicitar el rescate.

Elcierredigital.com se ha puesto en contacto con la abogada Emilia Zaballos, quien ejerció la defensa de Emilio Muñoz en el juicio que comenzó en enero de 1998. Para Zaballos, que le defendía de oficio, fue su primer caso mediático, al que le siguió otro con gran repercusión: el de Sandra Palo. Más de veinte años después de haber defendido a Emilio, Zaballos confiesa a este diario que es la persona que más le ha sorprendido en todos sus años de carrera. “A mí me ha tocado defender a personas que han podido cometer asesinatos. Pero nunca he conocido a nadie tan planificador, tan maquiavélico como él”.

Amenazas, anónimos y manipulación

Zaballos define al Emilio que ella conoció mientras ejercía su defensa en el juicio por el crimen de Anabel Segura como un hombre “manipulador y con mucha frialdad”. De hecho, afirma que así lo dejaba claro el informe psicológico que se hizo de él. “Hablaba de una persona sin escrúpulos, manipuladora… Este informe psicológico que hicieron de él era demoledor, y a mí no me ayudaba nada para hacer la defensa y justificar su comportamiento”, relata.

Emilio Muñoz, detenido.

Pero le defendió. Zaballos acudió, según cuenta a elcierredigital.com, a un mentor para “conseguir separar los principios éticos y morales de los principios profesionales. Porque un caso como este es un reto profesional brutal. Defendiendo a un asesino es donde se demuestra realmente la profesionalidad de una persona”.

La abogada afirma que nunca dudó “de que él había sido quien había gestado” el secuestro de Anabel Segura y que había sido él quien había “involucrado a su mujer y a Candi”, demostrando esa faceta de “manipulador” que quedaba reflejada en su perfil psicológico.

“Yo iba a verle a prisión todas las semanas y él me quería manipular en la defensa. Me decía que además de la defensa mi objetivo era acusar y arrastrar a Candi para que pagara igual que él y arrastrar a la mujer. Y yo ahí tenía una lucha y una confrontación constante. Porque yo le decía que estaba designada para llevar su defensa, que me iba a centrar en su defensa, que para la acusación ya estaban el fiscal y la acusación particular. Y eso le enrabietaba a él, porque si tenía que pagar por ello, se llevaba por delante a todo el que pudiera".

Y continúa relatando que incluso "llegué a recibir amenazas que me sorprendían, porque él estaba en prisión. Me decía: ‘pues tú ándate con cuidado, porque que sepas que yo sé que tú trabajas hasta muy tarde en el trabajo, que vives sola…’. Y yo decía: ¿cómo sabe este hombre todo esto desde prisión?”, relata la letrada a elcierredigital.com y añade, además, que llegó a recibir “cartas anónimas”. “Me llegaban sin dirección y tenían el remitente, que era yo, por detrás. Las mandaban desde la estación de Chamartín”, cuenta.

Además de la citada manipulación que Zaballos afirma haber sufrido, también habría intentado manipular “a los jueces y a su mujer”. La letrada afirma que enviaba a la jueza cartas cambiando su versión de los hechos para exculpar o inculpar a su mujer, Felisa, a cambio de tratos que hacía con ella. Debido a estos cambios de versión, Felisa salió en libertad y volvió a entrar en prisión en diversas ocasiones.

Falta de arrepentimiento y condena

A pesar de los cambios de versión, finalmente los tres detenidos fueron condenados. Emilio y Cándido a 43 años y 10 meses de prisión y Felisa a dos años y cuatro meses porque su participación quedó demostrado que estuvo marcada por la violencia de género que sufría por parte de su marido. Cándido falleció en la cárcel de Ocaña en el año 2009, 14 años después de su ingreso en prisión, a causa de un infarto. Cuatro años después, en 2013 —y a consecuencia de la derogación de la doctrina Parot—, Emilio salió de la cárcel, tras 18 años en ella. Se mostró arrepentido, afirmó que “se le fue de las manos” y volvió a Vallecas a vivir una vida discreta.

Emilio Muñoz tras salir de la cárcel en la cadena Telemadrid.

Emilia Zaballos afirma no haber tenido contacto con él en los últimos años pero recuerda que durante el proceso Emilio “nunca mostró arrepentimiento”. “En muchas ocasiones le dije que estaría bien antes del juicio hacer alguna muestra de condolencia a la familia y nunca quiso hacerla. Luego después supongo que, quizá, él ha pasado por la cárcel y la cárcel, después de tantos años, haya pasado por él, y puede que le haya cambiado un poco”, supone la letrada.

Zaballos, por su parte, explica a este diario que tanto ella como su familia siempre se solidarizaron con la familia Segura, incluso desde antes de que ella fuese asignada para la defensa del asesino confeso. “Mi madre decía: ‘madre mía, el abogado que defienda a estos hombres es difícil perdonarle’. Me designaron su defensa el día 22 de diciembre y no me atrevía a contárselo a mi madre. No se lo conté esas Navidades y el día de Reyes se enteró porque fui portada del periódico El Mundo”, relata la abogada.

Para Zaballos, este caso, unido al de Sandra Palo, fueron los detonantes para la creación de la Fundación Zaballos para la Defensa de los Derechos Constitucionales. Además, recuerda uno de los momentos más emotivos, cuando acudió al padre de Anabel Segura a expresarle sus condolencias y pedirle compresión por su defensa a Emilio Muñoz. “Le dije: 'Siento mucho lo de su hija, quiero que sepa que en todo momento me he solidarizado con el dolor de ustedes y que estoy ahí apoyando, pero también quiero que sepan que voy a hacer mi trabajo todo lo mejor que pueda y que sepa. Espero que me entiendan’. Y él me contestó algo muy bonito. Me dijo que él confiaba en que yo iba a hacer todo, y que confiaba en que la justicia divina le condenaría. Y que esa era la mejor tranquilidad. Que a pesar de que le intentes salvar y hacer el trabajo bien, que la condena iba a existir”, cuenta. “Me pareció un señor en todo momento a pesar del dolor”, añade la letrada.

Cronología del secuestro y crimen de Anabel Segura

Era el 12 de abril de 1993. Anabel Segura, estudiante de Empresariales en la universidad madrileña privada ICADE, tenía 22 años. Se encontraba sola en su casa del exclusivo barrio de La Moraleja de Madrid debido a que sus padres se encontraban en la Costa del Sol. Ese día, sobre las dos de la tarde, salió de casa con su walkman, dispuesta a hacer footing por la urbanización.

Cándido 'Candi' Ortiz detenido.

Anabel se encontraba a la altura de la urbanización de Intergolf, concretamente cerca del colegio Escandinavo, cuando dos hombres que iban en una furgoneta blanca la pararon para preguntarle una dirección. Tras un forcejeo, en el que Anabel perdió el walkman y la chaqueta, la metieron en la furgoneta. El plan de sus secuestradores era secuestrarla y pedir un rescate millonario a cambio de la joven. Sin embargo, todo se torció.

Según otras fuentes de la investigación de toda solvencia consultadas por elcierredigital.com, después de ocho horas dando vueltas con Anabel en la parte trasera de la furgoneta en la que la secuestraron, Anabel pidió ir al baño. Para entonces, los secuestradores iban camino de Toledo sin un plan en mente. Habían intentado llamar en ese tiempo a los padres de la joven para pedir una cantidad a cambio de su hija, pero no habían logrado dar con ellos y se les acababa el tiempo. No tenían dónde dejar a la joven, que ya había hablado con ellos y podía reconocerlos cuando la soltaran.

Se detuvieron en una fábrica de ladrillos abandonada en Numancia de la Sagra (Toledo), y ahí fue cuando Emilio ideó el asesinato. “Tenían una cuerda y mientras uno estaba vigilándola, Emilio contó cómo tiró la cuerda por encima de una viga que había y la estrangularon”, comentan las citadas fuentes.

Aunque se llegó a hablar de posibles abusos sexuales por parte de los secuestradores a Anabel Segura, estas fuentes afirman que “ni se probó ni quedó acreditado”. El hallazgo del cadáver de Anabel en la fábrica en la que murió tampoco pudo esclarecerlo debido a su estado de descomposición.

Una posible cuarta persona

A pesar de que ocho horas después de su secuestro Anabel ya estaba muerta, los secuestradores fingieron que seguía viva durante más de dos años para poder pedir un rescate por la chica. En una de estas ocasiones, mandaron a la familia una cinta en la que, presuntamente, Anabel hablaba. En realidad, la voz de la grabación era la de la mujer de Emilio que, tal y como se demostró en el juicio, fue coaccionada por este para hacerlo. Para los padres de Anabel, cuando la cinta llegó a su hogar el 28 de junio de 1993, resultaba evidente que esa no era su hija. Y a pesar de que la cinta no traía noticias sobre ella, sí que fue el detonante para poder esclarecer qué ocurrió y quiénes fueron los secuestradores.

Anabel Segura.

En la cinta se escuchaba una palabra muy típica de Toledo, “bolo”, así como unas campanas que ayudaron a los investigadores a ubicar a los secuestradores en Toledo. Sin embargo, no fue ni esto ni la emisión de un fragmento de la cinta en el programa Quién sabe dónde de Paco Lobatón lo que propició la detención. Fue, según comentan las fuentes consultadas por elcierredigital.com, la colaboración de una supuesta “cuarta persona que conocía lo que había pasado y que decidió contarlo y participar para que cayeran en la trama y hubiera pruebas para que los pudieran imputar”.

Sobre esta cuarta persona, según nuestras fuentes, “nunca se habló del grado de participación. A pesar de que si conocía toda la situación se podría hablar de encubridor, colaboró en todo momento con la familia. También se desconoce si cobró la recompensa que se ofrecía por cualquier pista que les llevara hasta Anabel”.

Esta cuarta persona habría colaborado en unas llamadas telefónicas intervenidas por la policía que le dieron a los agentes la información necesaria para proceder a las detenciones y, así, resolver el caso del secuestro de Anabel Segura y hallar su cadáver.

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