El perfil psicológico de los parricidas Menéndez: 'Tienen secuelas del abuso sexual'

Netflix estrena 'Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez' el próximo 19 de septiembre. Con ello se revive el crimen de los hermanos Menéndez que marcó la crónica negra estadounidense.

José y Kitty Menéndez fueron asesinados a tiros de escopeta el 20 de agosto de 1989. El matrimonio se encontraba viendo la televisión en su mansión de North Drive Elm en Beverly Hills. Los autores de este doble crimen fueron, ni más ni menos, que sus hijos Lyle y Erik.

Lyle y Erik Menéndez fueron juzgados por el gran jurado de Los Ángeles como culpables de doble asesinato y conspiración premeditada. Fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de solicitar la libertad condicional.

Los hermanos y su defensa alegaron que ambos habían padecido una vida de abusos por parte de sus padres. Justificaron los asesinatos como un acto de desesperación de la situación que vivían. Vecinos que acudieron a las varias sesiones del juicio, reflotaron esa teoría.

Recientemente también se han aportado nuevas pruebas que confirman las alegaciones de la defensa como justificación de los asesinatos. El primo de los hermanos entregó a los abogados una carta que recibió de Erik en 1989, unas semanas antes del doble asesinato.

Según información que revela la CNN sobre la carta, Erik le hablaba de su padre con cierto miedo.

“No conoces a papá como yo. Está loco. Me ha advertido cientos de veces que no se lo diga a nadie, especialmente a Lyle. ¿Soy un quejica? No sé si voy a superar esto” escribía Erik.

Habría que añadir el testimonio de Roy Roselló, exintegrante del grupo Menudo que trabajaba con la discográfica RCA Records. José Menéndez era ejecutivo en esta discográfica y Roselló afirma que este le violó.

Análisis psicológico de estos perfiles “patológicos”

Elcierredigital.com analiza con el psicólogo Jorge López-Vallejo, especializado en obsesiones, depresión y ansiedad, los perfiles de la familia en base a la situación vivida.

 El psicólogo cataloga el entorno familiar de Lyle y Erik desde la infancia como algo “patológico”.

“José era un padre autoritario y que además abusó sexualmente de al menos uno de ellos. Y Kitty, una madre que abusaba de sustancias y padecía una enfermedad mental, como consecuencia probablemente del comportamiento del marido. Esos perfiles crean unas secuelas que puede provocar ese tipo de comportamientos en los dos hijos”, analiza el psicólogo.

“Que ambos hermanos se alineasen de esa manera contra los padres, se trata de algo premeditado.  Llevaban una base patológica o con rasgos de la personalidad maquiavélicos y narcisistas cargados de odio e ira que detonan en esas acciones”, indica.

Consecuencias de esos abusos en la personalidad

López-Vallejo también ha analizado a los dos hermanos, que tenían una educación cuidada y vivían en el seno de una familia adinerada de Beverly Hills.

“Puede haber rasgos de la personalidad y rasgos psicológicos de estos hermanos, provocados por las consecuencias del abuso sexual. El abuso sexual produce como mínimo un trastorno de estrés postraumático en el que la víctima sufre pesadillas.

Recuerdos angustiosos, involuntarios e intrusivos de los sucesos traumáticos. Sueños angustiosos recurrentes en los que el contenido y/o el afecto del sueño está relacionado con los sucesos traumáticos.  

Presentan un malestar psicológico intenso o prolongado al exponerse a factores internos o externos que se asemejan a algún aspecto de esos sucesos traumáticos. También reacciones fisiológicas internas por ello.

Se da una respuesta emocional interna que recuerda al abuso y que los lleva a una continua sensación de ansiedad y depresión”, aclara.

“Esta ansiedad y depresión los lleva a unas situaciones de baja autoestima donde se atribuyen la culpa del abuso a sí mismos y además agravan problemas de salud mental”, relata.

Los dos hermanos tenían características de aislamiento social con dificultades para relaciones saludables y correctas con los demás. “Esto lleva a graves dificultades en las relaciones interpersonales generando problemas de confianza que complican las relaciones de románticas y de amistad”.

Según López Vallejo, “estas características también conducen a comportamientos autodestructivos. Las víctimas recurren a conductas de riesgo como abuso de sustancias o autolesiones como forma de gestionar el dolor emocional. Ahí es donde puede aparecer la pérdida de control que los lleve incluso a desarrollar rasgos psicópatas”.

“Reducen absolutamente cualquier nivel de empatía emocional. Premeditan desde la psicopatía y desde la ira esa conducta, en este caso el asesinato de sus padres”, comenta.

El psicólogo descarta  una de las teorías de investigación sobre que el motivo fuese la herencia. “Carece de mucho criterio. Se trata más de un caso donde hay más razones emocionales y psicológicas, que económicas y materiales”, determina.

Nos cuenta además que en consulta son muy comunes los casos de abuso sexual por parte de familiares directos. Resulta de un trabajo que requiere de especial cuidado.

“Primero tenemos que trabajar el estrés postraumático y el desarrollo de esta sintomatología que puede derivar en psicopatologías. A partir de trabajar el estrés postraumático hay que aplicar una serie de técnicas terapéuticas que nos ayuden a prevenir las características emocionales y psicológicas que pueden desarrollar estas personas. La falta de empatía, manipulación, impulsividad, falta de control emocional, o comportamientos antisociales hay que ayudarles a evitarlo”, analiza el psicólogo.

De esta manera, se entiende mejor la repercusión que pudo tener en los hermanos Lyle y Eric Menéndez que su padre abusase de ellos.

¿Qué indicadores avisan de que alguien pueda desarrollar estas conductas?

Por norma general, y sobre personas que comenten estos abusos sexuales o actos violentos de cualquier tipo, el doctor lo asocia principalmente con la relación. La relación de uno mismo consigo mismo, con su entorno y con el mundo. Determinante sobre todo la mala relación consigo mismo y con el mundo.

Hay ciertos indicadores que alertan de esas conductas y personalidades, que los familiares deben identificar.

“Normalmente desarrollan una personalidad antisocial  con comportamientos que salen de las normas sociales. Hay mucha impulsividad, falta de control emocional y empatía que los lleva a cometer actos violentos. Suelen ser extremadamente calculadores y manipuladores con carácter carismático y encantador, como encantadores de serpientes”, relata López-Vallejo.

EL psicólogo alerta de que, ante estos indicadores, se lleve a la persona inmediatamente a un profesional de la salud para que le trate y evitar problemas mayores.