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Una pareja sentada al atardecer con un símbolo de prohibición sobre una imagen de manos entrelazadas.
SALUD

La misogamia y el rechazo a casarse: 'En diez años habrá la mitad de matrimonios'

El abogado Alberto García Cebrián nos explica la influencia de esta denominación y el porqué de su tendencia en aumento

Cada vez encontramos más gente fiel en su postura a no querer casarse. Se ven casos tanto a nivel individual pensando en futuro, como en parejas ya consolidadas.

Que la tasa de divorcios cada vez sea más alta también es una realidad. De los que deciden casarse, el 60% en España acaba divorciándose.

La realidad es que sí existe una denominación para esa postura. La misogamia, cuyo significado etimológico viene a ser igual que el literal. Se trata del odio o rechazo al matrimonio.

Puede ser por tratar de romper los esquemas tradicionales sobre el matrimonio, o por el miedo al compromiso y que significa esa unión conyugal.

Elcierredigital.com ha contactado con el abogado Alberto García Cebrián, especializado en Derecho de familia, sobre este concepto y los factores que llevan a esta postura.

“Antes las parejas se casaban para construir una familia que había que mantener a toda costa.  Ahora las parejas se casan para ser felices”, relata el abogado.

Nos comenta cuál es, según su percepción y experiencia profesional tratando casos de divorcio y separaciones, el problema de la cuestión.

“Se idealiza mucho el matrimonio. Llegan matrimonios precipitados y divorcios tardíos en los que se aguanta más de lo que se debería de aguantar”, indica.

Pareja intercambiando anillos durante una ceremonia de boda.
Matrimonio | Pexels

Para Cebrián también influye la tendencia individualista de los cónyuges. “Ahora buscan simplemente ser feliz. La gente ya no le da valor al matrimonio si no aguantan a su pareja. Hemos pasado de un matrimonio impuesto o forzoso por la presión social a un matrimonio que ha dejado de tener valor”, añade.

Es cierto que ahora hay muchas parejas que bien viven juntos o separados, o que incluso tienen hijos, pero no ven la necesidad de casarse.

En algunas situaciones puede darse el caso de que uno de los miembros de la pareja sí quiera casarse y el otro no, porque le genere rechazo (misogamia). Igual que ocurre cuando no se comparten los mismos proyectos de vida o sobre la decisión de tener hijos o no.

El entorno influye

Según Cebrián, también se trata de un tema de influencias. “Si alguien se divorcia tiende a influenciar el divorcio a los de su entorno. Si una persona tiene una mentalidad nueva en la que no quiere casarse tiende a hacer que otras personas tampoco quieran casarse”.

“Antes la gente se casaba en bienes gananciales y ahora el 92% de los matrimonios se casan en separación de bienes. Se ha dado un aumento de las parejas de hecho. Muchas entienden que no necesitan casarse para tener una familia”, añade respecto al interés real de los matrimonios.

Dos personas sentadas en un sofá, una de ellas mirando su teléfono y la otra con las manos entrelazadas.
Matrimonio divorciándose | Pexels

Es importante tener en cuenta los desafíos legales de estas parejas que deciden no casarse y que finalmente optan por separarse.

“En esos casos ya no procede una pensión compensatoria ni hay un régimen económico matrimonial. Ya se ha avanzado mucho y si se está dando cobertura a las pensiones de viudedad. Incluso se reconocen derechos a las parejas cuando están inscritas en registros como parejas de hecho”, informa el abogado.

Sí que añade la traba de que en España no hay un Registro Único de parejas de hecho, sino que es autonómico. “Cuando el Registro Civil de parejas de hecho esté unificado, es previsible que el número de matrimonios baje más”, sostiene.

Respecto al derecho de los hijos afirma que, si se mantienen “inalterados”. Esto resulta un motivo más por lo que los matrimonios dejan de ser atractivos.

Los jóvenes hijos de padres divorciados son los que más huyen del matrimonio

Alberto García Cebrián nos confirma que los jóvenes son los que menos valoran la opción del matrimonio.

“Muchos se crían en un modelo familia en el que el matrimonio no ha tenido una estabilidad. El 47% de los divorcios tienen hijos que al final ven el matrimonio como algo innecesario.  Se ve más la celebración por todo lo alto que el compromiso que se contrae”, comenta.

“Los que se casan a partir de los 40 si lo hacen con una idea más amable. Tienen menos prejuicios que los jóvenes”, apunta Cebrián.

Por ende, esta postura de rechazo al matrimonio surge sobre todo en los jóvenes. “Si sigue en esta evolución acabará siendo la tendencia mayoritaria, y en diez años se habrán reducido los matrimonios a la mitad”, concluye el abogado.

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