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Una pila de trozos de chocolate.
SALUD

Alerta alimentaria en España por la venta de chocolate con un aditivo prohibido

El llamado E-171 contiene dióxido de titanio y su consumo y comercialización están vetados en la UE desde enero de 2022

El Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (Rasff), emitió el pasado 21 de agosto una alerta sanitaria catalogada como "grave". En ella se advertía de la presencia del aditivo E-171 -prohibida en la UE desde enero de 2022- en un chocolate elaborado en España. La alerta se emitió tras encontrar la presencia de este aditivo en un control fronterizo en Chipre. Este aditivo, en este caso dióxido de titanio, es un polvo blanco, inoloro, que se extrae de una roca que se llama ilmenita.

Está presente en alimentos como en chocolate, gominolas, bebidas en polvo, galletas, bizcochos, palitos de cangrejos, pasteles, chuches, helados, yogures, caldo y en algunas cápsulas. En cerámica y plásticos. Y también puede estar en alimentos para las mascotas. El doctor Darío Fernández, asegura en exclusiva para elcierredigital.com que "Los aditivos no tienen por qué ser peligrosos para la salud. Pero eso puede cambiar dependiendo de la cantidad que se ingiera".

"Puede producir una irritación de las conjuntivas, es decir, en el ojo puede producir una conjuntivitis, en la nariz una rinitis, y en la garganta una faringitis. El uso crónico puede afectar a la inmunidad y al tramo digestivo. Produciendo colitis y favoreciendo el desarrollo del colon irritable", señala el doctor Darío Fernández en conversaciones con este medio.

Estas alertas subrayan la importancia de las organizaciones que garantizan la seguridad y salud pública en el ámbito de la alimentación. Su labor de vigilancia y control contribuye a proteger a la población de riesgos asociados con los alimentos. Además de desempeñar un papel fundamental en garantizar que los alimentos que llegan a nuestras mesas son seguros y saludables.

Riesgos de consumir alimentos con aditivos

Consumir un alimento con aditivos, en este caso el E-171, dióxido de titanio, representa un riesgo significativo para la salud pública. Todos los productos que en su etiquetado ponen la E, significa que han pasado los controles sanitarios pertinentes. Los que llevan el 100, como en este caso el 171, son colorantes. Los que llevan el número 200, son conservantes. Los que llevan el 400 son espesantes y emulsionantes. Y los que llevan 600 son intensificadores de sabor.

Tras la alerta que envió el Rasff el producto ha sido inmediatamente retirado. Sin embargo, se desconoce si otros lotes de este producto han podido eludir los controles fronterizos a España y llegar a los mercados españoles.

"Los aditivos también tienen lo que se llama el efecto cóctel, que es que en un mismo alimento puede haber varios aditivos. Entonces se forma un cóctel y un aditivo puede potenciar el efecto negativo de otro", afirma Darío Fernández

"Existe un estudio muy interesante que se ha hecho con ratas. Se les ha dado dióxido de titanio a ratas que tenían 5 tumores y a ratas sanas. A las ratas que ya estaban enfermas, terminaron desarrollando 20 tumores. Y las ratas que estaban sanas, desarrollaron lesiones precancerígenas", señala como curiosidad Darío Fernández.

Una persona está a punto de poner un chicle en su boca.
Persona mascando chicle que contiene dióxido de titánio | Europa Press

"Otro efecto que produce el dióxido de titanio es que es genotóxico. Es decir, que afecta a los genes, concretamente al ADN. No se sabe exactamente en qué división afecta, si en la primera división, en la primera gestación, la segunda gestación o la tercera gestación. Pero puede producir alteraciones y malformaciones en el feto", añade.

"Este aditivo tiene un efecto mucho más exagerado en niños. Pues consumen muchas chucherías, chocolates, caramelos... Y es frecuente encontrarlo en estos productos. Aunque lógicamente, depende de la cantidad que se ingiere", añade.

Como recomendación para todos los consumidores, el doctor Darío Fernández advierte que: "Miren la etiqueta, sepan lo que pagan y se meten por la boca. Que se fijen en si tienen la E, y entonces ya han pasado los controles sanitarios. Que tengan la costumbre y el hábito de mirar lo que compran", concluye.

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