26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El abogado Alberto García Cebrián analiza este tipo de disputas y situaciones familiares repetidas a menudo en parejas separadas con hijos menores

El empadronamiento del hijo de Rocío Carrasco sin su permiso por Antonio David Flores reabre la polémica

/ Rocío Carrasco.
Las manifestaciones de Rocío Carrasco sobre el hecho de que su expareja, Antonio David Flores, realizara el empadronamiento de su hijo David sin su consentimiento reabre el caso. El abogado García Cebrián analiza para elcierredigital.com estas controversias y situaciones familiares, repetidas a menudo en familias separadas con hijos menores. En el caso de David Flores, de ser cierta la manifestación de Rocío, la opción de denunciar los hechos habría prescrito al transcurrir ya cinco años.

Están de actualidad las manifestaciones que ha realizado Rocío Carrasco, en las que viene a decir que el padre de sus hijos, Antonio David Flores, realizó el empadronamiento de su hijo David sin su consentimiento. Pues bien, a continuación, analizaremos este tipo de controversias y situaciones familiares que se repiten en familias separadas con hijos menores.

Una familia separada o divorciada con hijos menores no puede tomar unilateralmente decisiones sin contar con el consentimiento del otro progenitor pues, en defecto de acuerdo, se debe aplicar la normativa establecida en la sentencia de Derecho de Familia.

Las decisiones esenciales de la vida de los niños corresponden a la patria potestad que suele ser compartida entre ambos progenitores en la mayoría de las resoluciones de derecho de familia.

Rocío y David Flores.

Esto incluye el lugar de residencia y el empadronamiento. Por tanto, para cambiar el empadronamiento de un hijo menor de edad cuando ambos progenitores ostentan la patria potestad, como era el caso de Rocío Carrasco y Antonio David Flores, la decisión debe de tomarse conjuntamente.

Rocío ha afirmado que Antonio David no contó con su consentimiento de manera que, si eso fuera cierto, podría haber concurrido el anómalo ejercicio del rol paterno, que es castigado jurídicamente. Es decir, cambiar el empadronamiento bajo la responsabilidad única del progenitor que efectúa dicho cambio.

Requisitos y situaciones

La Ley establece una serie de requisitos para poder realizar el cambio de empadronamiento, ya sea ser el titular de la patria potestad o tener autorización para ello del otro progenitor, o en su defecto del Juzgado.

Para resolver este tipo de controversias existe un procedimiento judicial tendente a valorar la situación familiar y que busca el beneficio superior de los menores, declarando procedente el cambio o, en su defecto, manteniendo la situación vigente en ese momento.

En estos casos, el Ayuntamiento es el que tiene la responsabilidad de cotejar que efectivamente se cumplen con los requisitos establecidos al efecto aunque, eso sí, en la petición de cambio se hacen los apercibimientos de que en caso de inexactitud o falsedad, el progenitor es el que se hace responsable.

Otra hipotética posibilidad en estos casos sería que el progenitor que realiza dicha petición de cambio de empadronamiento pueda haber realizado una falsedad documental consistente en simular la firma del otro cónyuge.

¿Qué ocurre en estos casos? De denunciarse los hechos y acreditarse la falsedad de la firma, el progenitor se podría enfrentar a la comisión de un presunto delito de falsedad documental en documento privado, lo que supone enfrentarse a una pena que oscila entre los 6 meses y dos años de prisión.

Este tipo de procesos suelen resolverse por un perito calígrafo que es el que se encarga de certificar si la firma se corresponde con la que debería o por el contrario, es del otro progenitor. O incluso se podría solicitar un cuerpo de escritura de alguna otra persona si existieran indicios fundados de que pudiera haberla realizado.

Antonio David Flores con sus hijos.

En el caso de Rocío Carrasco y Antonio David Flores, además, debemos destacar que si fuera cierta la manifestación de Rocío la opción de denunciar los hechos habría prescrito, habida cuenta de que este tipo de delitos prescribe a los 5 años de su presunta comisión. Estos hechos son del año 2016, por lo que ya habrían pasado al menos 6 años y por tanto no sería posible iniciar acciones penales.

De forma general, en los casos en los que las manifestaciones de los progenitores son totalmente opuestas sólo un juez puede dirimirlo pero en este caso, ya no sería posible ni aún en el caso de que Rocío quisiera denunciar a Antonio David, pues los hechos han prescrito.

Cualquier discordia de unos padres con relación a la vida de sus hijos puede suponer un enfrentamiento y una tensión que, en definitiva, perjudica a los niños. Es por ello que siempre se recomienda la mediación, pues absolutamente todas las controversias de familia se podrían resolver, e incluso la gran mayoría prevenir, con una actitud adecuada por parte de ambos progenitores, potenciando su capacidad de entendimiento en lugar de la de enfrentamiento.

A pesar de ello, es evidente que cada situación familiar tiene sus particularidades y dificultades pero, sin duda, independientemente de la base de la que partiéramos, el resultado sería menos doloroso si ambos progenitores pusieran de su parte. El problema al que más frecuentemente se enfrentan las parejas que se posicionan en posturas contrarias es que se entra en una dinámica de discordia, malos entendidos y dificultades de comunicación que se pueden se el origen de situaciones límite.

Potenciando nuestra sensibilidad por los hijos deberíamos ser capaces de mantener la esencia de la responsabilidad parental con la que se decide tener descendencia, la de darles lo mejor, y es una pena que en ocasiones las discordias enturbien las relaciones familiares, pues todos sufren.

La realidad suele distorsionarse subjetivamente de manera que si no se sabe parar a tiempo, se superan ciertos límites que provocan reacciones en la otra parte y por la teoría del espejo y de acción-reacción la relación se deteriora y degrada, olvidando incluso los problemas iniciales, entrando en una dinámica de enfrentamiento que se retroalimenta y destruye y afecta en mayor o menor medida a todos los miembros de la familia.

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