26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El exDefensor del Menor detalla que pautas debe seguir el individuo para aguantar lo que queda de reclusión hasta que termine el Estado de Alarma

Los diez consejos del psicólogo Javier Urra para soportar el nuevo confinamiento ampliado

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Javier Urra enseña su "Brevísimo decálogo para sobrellevar la cuarentena"
En este nuevo confinamiento ampliado, las familias se deben apoyar en el equilibrio psicológico, en la ayuda mutua, en el trabajo y el juego reposado. El psicólogo Javier Urra señala que van a ser días o semanas de vínculo y de apego, de miradas, de escuchas, de observación. Para ello, propone diez consejos para sobrellevar esta cuarentena y tener la mente sana. Elcierredigital.com los ofrece contados por el reconocido psicólogo que fue el primer Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid.

Momentos duros los que atraviesa España. Con más de 160.000 casos es el segundo país con más contagiados por coronavirus COVID por detrás de Estados Unidos. Además, esta semana ha superado la cifra de los 16.000 fallecidos, aunque, bien es cierto, que la curva comienza a remitir y los números de muertos diarios comienza a descender.

Mientras tanto, la población no infectada tiene que estar recluida en casa para evitar la propagación, pues así quedó dictaminado por el Estado de Alarma llevado a cabo por el Gobierno de Pedro Sánchez y el cual tiene, en teoría, duración hasta el 26 de abril.

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Javier Urra enseña su "Brevísimo decálogo 

Los ciudadanos deben quedarse en su hogar hasta que finalice el confinamiento, el cual podría prorrogarse en caso de que la infección no remita o el Gobierno no lo vea oportuno. Hasta que se pueda volver a salir a la calle con normalidad restan muchos días en casa que requerirán de mucha paciencia, ocio y también de buenas conductas, algunas relacionadas con el aire que se respira y el sol.

Decálogo del psicólogo forense Javier Urra

Para suprimir el tedio causado por el coronavirus, el psicólogo forense y Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Javier Urra, propuso hace unas semanas diez consejos para soportar la complicada tarea del confinamiento, los cuales amplia ahora en su “Brevísimo decálogo para sobrellevar la cuarentena”, que elcierredigital.com muestra en este artículo.

Psicohigiene

La psicohigiene conlleva el autocuidado, sin caer en un optimismo estúpido que no ha lugar, pero sí que es necesario optimizar las situaciones y, puesto que esto nos ha venido dado y era imprevisible. Poder realizar aquello que siempre se quiso hacer y para lo cual nunca hubo tiempo; leer un libro, ver una película, hablar con aquel amigo que al parecer había dejado de serlo. También crear nuevas posibilidades, desarrollar nuevos hobbies, algo que nunca hubiera uno parado a pensarse. Psicohigiene es cuidarse a uno mismo y cuidar a los demás. Porque ayudar al otro es ayudarse a uno mismo.

Estar bien informados

En una situación como la que hay actualmente no caben los atajos, ni las fugas, hay que estar informado, bien informado. Pero no hay que caer en la sobreinformación, en colocarnos delante de la televisión horas y horas, escuchando un goteo agotador de personas infectadas, de muertos, porque eso no hay mente, no hay cerebro, no hay alma que pueda aguantarlo sin deprimirse profundamente. Cuando uno ha caído en un hoyo debe de mirar hacia arriba y no seguir rascando hacia abajo. Se necesita algo de humor, alguna película agradable, una buena música, la elaboración de un menú que nos guste, una llamada a una persona que es profundamente alegre. Informados sí, saturados, demenciados, confundidos, categóricamente no.

Establecer rutinas diarias

El paso del tiempo puede hacer que uno se adapte o que simplemente se venga abajo. Es una cuestión de actitud con "C"; una cuestión de temperamento. Hay que levantarse más o menos a la hora que siempre se hace habitualmente, ducharse, cuidar la higiene, vestirse como si se fuera a ir a la calle, porque eso pone en actitud para hacer cosas, para trabajar, para arreglar la casa, para jugar con los hijos, para mimar la empatía con la pareja, para dar lo mejor de uno en cada llamada telefónica o en cada WhatsApp. Sí, los horarios, el orden, eso da seguridad, genera amparo. Eso no quita que uno pueda darse algún descanso bien merecido en días de tanto sufrimiento.

Dar lo mejor de uno

Dar lo mejor de uno mismo, este es el reto que nos obliga a conocernos en profundidad, a sabernos resilientes, capaces de manejarnos en la incertidumbre, en el agobio, en la angustia, en la duda, en el dolor lacerante, en el precipicio del pánico. Dar lo mejor de uno en la inteligencia, en lo racional, en lo emocional, en lo empático. Esta es una prueba de fuego para forjar la voluntad, la motivación, los talentos. Todos, absolutamente todos, pueden hacer mucho y eso será benéfico para los conciudadanos, para la humanidad.

Momentos de intimidad

El ser humano es espacial. Hay que fijarse en los abuelos en el verano cuando van a las playas, lo primero que hacen es llegar pronto, colocar su toldo y con el pie marcar su territorio. La inmensa mayoría de la gente es sociable y, sin embargo, cuando va en un avión, y más si el viaje es transoceánico, desea que el asiento de al lado esté vacío. Por lo tanto, la convivencia, el confinamiento tiene mucho de roces, de miradas, de espacios.

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El psicólogo Javier Urra explica como debemos llevar la cuarentena

Aunque la casa sea pequeña, hay que hacer bien en encontrar lugares y momentos de intimidad; en la ducha, en la cama, buscando los espacios de uno, no siempre estar con el otro, no siempre estar hablando, no siempre, no. Este confinamiento requiere cuidar de las plantas, ya que son pura vida, cuidar de las mascotas, si es que las tiene, naturalmente, y ante todo cuidar de los demás y de uno mismo, pero al mismo tiempo acariciar la propia intimidad, el propio silencio, el propio espacio. Porque hay mucho que preguntarse, porque tiene mucho que replantearse, porque hay mucho que aprender, entre otras cosas que uno puede ser vulnerable individual y colectivamente.

Mantener la mente activa

Este es un momento para hacer, es un momento para ser, es un momento para estar. Hay que tener la mente activa. Primero para dar la respuesta correcta a la situación que hay que afrontar, segundo para sin caer en la nostalgia, embarcarse en el recuerdo, viendo un álbum de fotos, imágenes antiguas y, porque no, para mirar hacia el futuro esperanzados, buscando prever, hasta donde es posible, que uno va a querer hacer con lo que quede de vida. Vida que sin saberlo tiene fecha de caducidad. Una mente despierta, una mente que lee, una mente que escribe, una mente que resuelve puzles, una mente que juega al ajedrez, una mente que obligue al cuerpo a estar activo. Hay que practicar deporte y, si no, no se puede salir a las calles, pues se hará en las casas. Hay que recordar, que uno es creativo, pero manteniéndose lo mejor posible física, mental y socialmente.

Mantener el contacto

El contacto es esencial, el contacto que puede ser visual con otro vecino de enfrente, que puede ser online, con compañeros, con amigos, con familiares. El contacto, con-tacto, con-afecto, con-tiempo, con-escucha. El ser humano no es un ser individual, es social, es grupo, y precisa del otro. Se conoce, se ve, se entiende, en los ojos del otro, en la experiencia del otro, en la vida del otro. En momentos como este de zozobra, en el que uno es zarandeado, se precisa y se demanda dar y recibir, primordialmente contacto.

Evitar conflictos

La vida en gran medida es un conflicto, con uno mismo y con los demás. Con lo que uno quisiera ser y hacer y lo que acontece alrededor. Y en esta situación de confinamiento que hay tantas horas, que hay tantos días, quizás semanas, seguro que semanas, habrá roces, habrá discusiones, habrá malas interpretaciones. Bueno será que piensa que es fruto de la tensión, de la ansiedad, de la frustración reconvertida en agresión. Por eso, Urra señala “no me cansaré de decir que miremos cada palabra, cada gesto”.

Decir que hay que mirar cada palabra, cada gesto. Perdonar y olvidar con inmediatez. No hay que entrar en discusiones, no hay que generar mal ambiente, nunca es el momento, pero este es el peor de todos. Porque más allá de que uno es distinto y de que discute, y que es subjetivo y ve las cosas de distinta manera, ha podido comprobar que a todos les unen los mismos anhelos, las mismas angustias, los mismos miedos.

Sentido del humor

En momentos de tragedia, de sufrimiento, de dolor, de estar desubicados, el humor es esencial, nos destensa, nos permite pensar, nos inyecta optimismo, nos dota de esperanza. Un humor sano, un humor rico, un humor compartido, un humor que busca agradar al otro, que busca que el otro también salga a flote. Desde luego no hay que reírse del otro, pero hay que empezar a reírse con el otro. El humor es tan humano como las lágrimas. La risa que tanto dice, como dice el llanto. Hay que ponerle a esta situación dramática, que lo es, unas buenas e inteligentes gotas de humor. Lo agradecerán quienes nos rodean. Y uno mismo.

Tiempo de hibernación

Hay que ocupar nuestro tiempo. De dar sentido a lo que hay que hacer. En lo posible, no sentido a lo que uno hace. En lo posible, no aburrirse, hacer cosas nuevas, estar ocupados, estar motivados. Buscar el equilibrio emocional y por lo tanto no al desajuste y desorganización, pues genera irritabilidad. Los niños también requieren de organización, rutinas y horarios. Hay que tener presente que, aunque normalmente una se queja de la rutina, a ella se le debe parte de nuestra salud mental.

Sobrellevar lo que queda de cuarentena

Disfrutar por tanto de la convivencia, de cuidar las plantas, y de tantas y tantas cosas que se nos pueden ir ocurriendo. Centrémonos en el aquí y en el ahora, lo cual no quiere decir que no se puedan hacer planes positivos de futuro, de expectativas y de esperanzas. Utilizar el Skype, los teléfonos o los balcones, estos factores son verdaderos protectores emocionales.

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Una vez más, Javier Urra aconseja como sobrellevar el confinamiento

Esto es parte de nuestra psicohigiene. No al alarmismo y al pensamiento catastrofista. ¡Ah! Y en relación con los niños, debo decirles que poseen una gran capacidad de adaptación. El doctor Urra tiene consejos para todos, de la edad que sean, busquen diferenciar los fines de semana de los días laborables, es importante saber en qué día vivir. En estas fechas de confinamiento, uno se va dando cuenta de la familia y del hogar. No hay que dar nada por supuesto. Este es un momento para reconocerse entre todos, para volverse a conocer o simplemente para conocerse. Esperar que estas fechas fortalezcan nuestras familias, que no las agrieten.

Ello dependerá mucho de la cantidad de buen humor, de cariño y de amabilidad que uno comparta. Bueno será en lo posible buscar espacios de ocio. Muchos días de confinamiento puede generar un cierto ahogo físico y psicológico, hay que poner buena música, eso sí, relajante. Desarrollar la capacidad empática de uno y trasmitir el “me pongo en tu lugar”. Y desde luego, también con niños y adolescentes, hay quedarles las explicaciones precisas, compartir con ellos responsabilidad. En la red hay unos estupendos cuentos que se pueden explicar a nuestros niños para afrontar los miedos. Claro que es normal sentir miedo. Buscar en lo posible calmarnos y en todo caso pensar en temas que nos transporten a lugares que nos evaden, que nos encanten.

No hay que entrar en la denominada visión de túnel, hay que abrir el gran angular. Sí, debería preguntarse uno dónde puede ir este verano, porque lo bueno de lo que está aconteciendo es que tiene una terminación, tiene un fin, tiene un límite. Por lo tanto, pensamientos que hagan afrontar la ansiedad, apoyados por videollamadas con aquellos que estén lejos: hijos, hermanos, mayores. Y, desde luego, sentir que se está haciendo lo que de verdad se debe de hacer. Hay que gestionar la incertidumbre. Es cierto que el estado de alerta traerá posiblemente el insomnio. También es verdad que el los seres humanos son espaciales, territoriales, y por lo tanto convivir en espacios pequeños, facilita el conflicto. Buscar por ello diferenciar espacios y tiempos. Por ejemplo, el tiempo y el espacio del trabajo y el ocio, y por supuesto no trabajar en pijama.

Hay que saber en qué día vive uno, tener en consecuencia la percepción del tiempo, pero un tiempo del día a día, con su propio objetivo, no marcar una fecha donde uno crea que saldrá del confinamiento, pues eso centraría atención de uno y sería lesivo. Hay que conducir con honestidad, con lealtad. Rellenar estos días los vacíos, los vacíos emocionales. Usar por ejemplo el teléfono y desde luego hay que compartir la risa, incluso Urra señala que “es lo más terapéutico”.

Cuidado con engancharse a las desoladoras noticias. Como dijo el poeta, “aún hay vida en tus sueños, aún hay fuego en tu alma”. Es verdad que el miedo acongoja, que puede hacer sentir solos a las personas, que cuesta concentrarse, por ejemplo, en la lectura, y es por eso que uno debe disciplinarse en las conductas. Urra lo recalca, “informarnos sí, sobreinformarnos, no, porque nos genera ansiedad, angustia, nos estresamos desde lo negativo”.

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Javier Urra es psicólogo forense y el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid

Ayudar, eso sí, a los más vulnerables. Utilizar las redes de comunicación. Ser sensatos y con las cogniciones de uno ver que se es responsable, que se sigue haciendo lo que hay que hacer. Hay emociones que deben estar a flor de piel, como la ternura y el respeto. Luego se debe fortalecer, como no, la paciencia. Cuidar los gestos, los comportamientos, las conductas. Se está viviendo una experiencia vital que quizás sea única, se está comprobando la fragilidad de este mundo. Todos están viendo que las fronteras desaparecen, que el ego queda dinamitado por un virus.

Lo básico, lo esencial, el pan, la verdura, la educación, la música, la lectura, el cine y, como se decía antes, la importancia de la familia, del hogar. Hay que seguir teniendo fe en el ser humano, sabiendo que los objetivos son colectivos, que lo importante es el equipo. Son las creencias, las actitudes, las acciones, quienes definen como uno afronta tan colosal reto. La motivación es ayudar, y es que se precisa de una razón existencial; la esperanza, el amor, el otro. Hay que hacer de la resistencia el objetivo de cada día.

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