08 de mayo de 2024
|
Buscar
FIN DE SEMANA

Josep Lluís Mulero, mejor embalsamador del mundo, sostiene a elcierredigital.com que su prioridad es "mimar al detalle la estética del fallecido"

La muerte y el cuidado de los difuntos: "A través de nuestro trabajo embellecemos el fallecimiento"

El Cierre Digital en Cementerio de la Almudena en Madrid. / El día 1 de noviembre es el día del año que más cementerios se visitan.
Cementerio de la Almudena en Madrid. / El día 1 de noviembre es el día del año que más cementerios se visitan.
El origen de la festividad del día de Todos los Santos en España se remonta a hace más de mil años de la mano del Papa Gregorio III, el pontífice entre los años 731 y 741, cuando consagró una capilla en la Basílica de San Pedro en honor a Todos los Santos. Muchos familiares aprovechan este día para honrar a sus familiares fallecidos. Sin embargo, en países latinoamericanos como México la muerte se rodea de un halo de fiesta y color, de celebración a la vida y de reencuentro con los difuntos.

Como cada año este 1 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos. En esta festividad no solo se rinde homenaje a los santos que han existido en la historia, sino que también se rinde culto a todas las personas que han fallecido. Se trata de una celebración muy familiar, un día para acudir a los cementerios y dedicar tiempo al recuerdo de los que nos han dejado. Es decir, es el día en que se cuida a nuestros fallecidos, encendiendo velas y embelleciendo las tumbas, nichos y panteones.

Sin embargo, todas estas personas que velan a los difuntos han tenido que pasar por un largo duelo de superación, que comienza tras el fallecimiento de un ser cercano, enterrarlo y tratar de superar esta perdida. En nuestra sociedad la muerte es uno de los temas tabú más respetado, ya que significa el fin de la vida y el paso a lo desconocido.

"Lo importante de nuestro trabajo es dar vida a los muertos"


Hay personas que se esfuerzan por hacer que el fallecimiento de un ser querido sea lo menos doloroso posible. Entre esas personas se encuentran los encargados de embalsamar y embellecer el cadáver por medio de la tanatoestética. Una de esas personas es el mejor embalsamador del mundo, Josep Lluís Mulero Plata, que cuenta con una envidiable trayectoria en el ámbito funerario y en la realización de embalsamamientos, donde es enormemente conocido. Cabe destacar que en 2013 fundó el Instituto Español Funerario.

En una conversación sobre el cuidado de los cadáveres con elcierredigital.com Josep Lluís Mulero Plata señala que “las familias eligen el tipo de ataúd y nosotros a través de una orden de trabajo preparamos al fallecido para enfenetrarlo y concluir el trabajo con la tanatoestética que consiste en embellecer el cadáver. Por ley el embalsamamiento se realiza cuando un cuerpo tiene que ser trasladado a otra comunidad o es repatriado a otro país. También cabe la posibilidad de que sea dictaminado por un juez porque esté abierta una investigación”.

Josep Lluís Mulero Plata.

Josep Lluís Mulero, mejor embalsamador del mundo.

“El objetivo final de este proceso es amortiguar el impacto tanto visual como emocional de los familiares de los fallecidos. En este sentido, buscamos cuidar los detalles de la fisionomía y la estética del fallecido para que la familia lo pueda velar en las mejores condiciones posibles. Para realizar un embalsamamiento existe la figura del tramitador, que es quien contacta con la familia y realiza la hoja de trabajo”; añade el reconocido embalsamador.

Pese a que esa persona ya no esté en alma, el cuidado del cuerpo es una labor fundamental para que pueda ser velado correctamente y con el menor sufrimiento posible para la familia. “A través de nuestro trabajo embellecemos la muerte, damos vida a la muerte. Para cuidar a un fallecido hay que mostrar cariño y un respeto enorme e incondicional. El objetivo principal es embellecer a esa persona estéticamente porque es la última que va a tener la familia del fallecido”; explica Josep Lluís Mulero a elcierredigital.com. 

La diferencia entre la cultura latinoamericana y la europea 


Mulero es también reconocido en Latinoamérica, donde ha tratado de aplicar su modelo educativo respecto a la tanatopraxia. En octubre de este año realizó en México el embalsamamiento de la mujer más longeva del mundo, Rosenda Cruz Pérez. Esta mujer mexicana nació el 1 de marzo de 1907 y falleció a la edad de 116 años, seis meses y 25 días. En México fue donde se estableció la tradición de honrar la memoria de los muertos los días 1 y 2 de noviembre. Esos días se celebra el Día de Muertos. México cuenta con una cosmovisión única respecto a la muerte, de ahí que las celebraciones indígenas del Día de Muertos fueron declaradas por la UNESCO como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad

Mientras en buena parte del planeta el 1 de noviembre está marcado por la tristeza y las lágrimas, en México se rodea de un halo de fiesta y color, de celebración a la vida y de reencuentro con los difuntos, que se cree que regresan a nuestro mundo por un día. Para entender el origen de esta relación hay que retroceder hasta la Mesoamérica de hace miles de años. Algunos de los pueblos originarios organizaban fiestas para guiar a los muertos en su recorrido al Mictlán, el inframundo de la mitología mexicana.

Día de Muertos en México I HABLACULTURA

Celebración del Día de los Muertos en México.

Mulero señala que, dependiendo de la cultura, el cuidado de los fallecidos y el miedo a la muerte se tratan de diferente manera. México es la cuna de la muerte, ya que afrontan los fallecimientos de forma totalmente diferente. La principal diferencia entre la cultura latina y la europeo son los ritos funerarios. 

“En Europa se busca enterrar al fallecido en el menor tiempo posible, mientras que en Latinoamérica se alarga todo lo posible porque les encanta. Allí el culto a la muerte es una realidad porque tienen asumido que las personas fallecen. Aquí, de momento la muerte sigue siendo un tema tabú, nadie quiere hablar de la muerte. La realidad es que se trata de algo que forma parte de la vida y que, por desgracia, todos tenemos que vivir. Hay que abrir la mente para hablar de la muerte y afrontarla como una realidad”; concluye Mulero.

COMPARTIR: