
El regreso de Björn Borg: La leyenda que revolucionó el tenis y se retiró con 26 años
El tenista sueco que se retiró en 1981 con 11 títulos Grand Slam ha vuelto al Trofeo Godó 50 años después de su triunfo
En abril de 2025, Björn Borg (Estocolmo, 1956) regresó al Real Club de Tenis Barcelona (RCTB) para conmemorar el 50º aniversario de su primer título en el Trofeo Conde de Godó. Mientras tanto, Carlos Alcaraz se acaba de clasificar para la final del torneo catalán.
Este retorno no solo evocó recuerdos de sus hazañas en la pista barcelonesa. Además, ofreció una oportunidad para reflexionar sobre su trayectoria profesional, su vida tras el retiro y su legado perdurable en el mundo del tenis.

Para muchos, especialmente para las nuevas generaciones, el nombre de Borg puede no tener el mismo eco que otras leyendas recientes del circuito. Sin embargo, su irrupción precoz en el tenis profesional, su dominio absoluto en la élite durante los años setenta y su inesperado retiro con solo 26 años forjaron un mito que aún hoy sigue vivo.
El ascenso de una leyenda: Björn Borg en el Godó
La historia de Borg con el Godó comenzó cuando apenas era un adolescente con una raqueta. Su irrupción precoz en el torneo no pasó desapercibida y, en pocos años, lo convertiría en uno de sus campeones más memorables.
En octubre de 1973, un joven Borg de apenas 17 años debutó en el Trofeo Conde de Godó. Su talento emergente lo llevó hasta las semifinales, donde fue derrotado por el español Manuel Orantes por 6-3, 6-2, 6-3. Pese a la derrota, su estilo agresivo desde el fondo de la pista y su madurez sorprendieron al público y a la prensa especializada.

Dos años después, en 1975, regresó a Barcelona con mayor experiencia y un juego aún más consolidado. En una final memorable, venció al italiano Adriano Panatta por 1-6, 7-6, 6-3, 6-2, logrando su primer título en el Godó. Este fue su quinto título del año y el número 13 de su carrera, afianzándolo como una de las grandes figuras del tenis mundial.
Borg regresó en 1977 para reafirmar su dominio en el torneo catalán. En la final, volvió a enfrentarse a Orantes, a quien venció con contundencia por 6-2, 7-5, 6-2. Este fue su octavo título del año y el vigésimo séptimo de su carrera. Para entonces, ya era más que una promesa: era una leyenda en formación.

La trayectoria de Björn Borg en el Trofeo Conde de Godó, entre 1973 y 1977, refleja el meteórico ascenso de una joven promesa. Su revolucionario top spin, su compostura imperturbable y su presencia en pista parecían sentar las bases de una leyenda prometeroda.
El dominio absoluto en la elite y retiro prematuro
Durante la década de los setenta y principios de los ochenta, Borg fue sinónimo de excelencia. Conquistó once Grand Slam: seis en Roland Garros y cinco consecutivos en Wimbledon. Su capacidad para alternar superficies con éxito fue inédita en su tiempo.
Fue el primer hombre en la Era Abierta en ganar cinco veces seguidas en Wimbledon y el único en lograr el doblete Roland Garros-Wimbledon durante tres años consecutivos (1978–1980). Su tenis, basado en la regularidad desde el fondo, el control mental y la preparación física, sentó nuevas bases en el juego profesional. Pero nadie esperaba lo que estaba por llegar.

En enero de 1983, con tan solo 26 años, Borg sorprendió al mundo anunciando su retirada del circuito. Alegó una falta de motivación para seguir compitiendo:
“Estaba muy feliz como jugador, pero la motivación no estaba allí. Si no tienes la motivación para practicar y competir todos los días, no puedes concentrarte en lo que haces y en lo que necesitas hacer”.
Borg (9 de septiembre de 2024, por el medio Tenis al Día)
Su entrenador, Lennart Bergelin, también apuntó a la pérdida del espíritu competitivo y al agotamiento tras años de exigencia máxima. Su salida prematura dejó un vacío en el circuito y alimentó el mito alrededor de su figura.
Una vida tras el retiro: Desafíos y reinvención
Lejos del tenis, la vida de Borg no fue fácil. A lo largo de los años 90, enfrentó serios problemas económicos debido a inversiones fallidas y un estilo de vida elevado.
En 1996, llegó a declararse en bancarrota. La presión mediática y la pérdida de privacidad también afectaron profundamente su bienestar personal, llevándolo a un largo periodo alejado del foco público.
Lejos de rendirse, Borg reconstruyó su vida desde otro frente, la moda. En 1987, fundó la marca Björn Borg AB, especializada inicialmente en ropa interior masculina.

Con el tiempo, la firma se expandió al calzado, accesorios y ropa deportiva, consolidándose como una marca reconocida en Escandinavia y otros países europeos como Alemania y los Países Bajos.
El estilo audaz y distintivo de la marca, junto a una gestión empresarial acertada basada en asociaciones externas e internas, permitió a Borg reinventarse como un empresario exitoso.

Pero no todo acaba ahí. Aunque alejado de la competición, Borg nunca rompió del todo su vínculo con el tenis.
En años recientes, ha participado activamente en exhibiciones y ha sido capitán del equipo europeo en la Laver Cup, enfrentándose simbólicamente desde el banquillo a su viejo rival John McEnroe. Con cada aparición, refuerza su papel como leyenda viva del deporte.
Sus Intentos de regreso y legado
A pesar de su retiro, Borg intentó volver a las pistas. En 1984, jugó en Stuttgart, pero fue eliminado en primera ronda. En 1991, regresó en el Masters de Montecarlo frente al español Jordi Arrese.

Perdió por 2-6, 3-6, usando una raqueta de madera en plena era del grafito, un símbolo de su desconexión con el tenis moderno. Aunque ninguno de sus regresos fue exitoso, ambos evidencian su amor incondicional por el deporte.
A pesar de las dificultades que enfrentó a lo largo de su vida personal y profesional, el legado de Björn Borg en el mundo del tenis permanece intacto.
Su estilo de juego fue verdaderamente revolucionario. Introdujo y popularizó el uso del top spin desde el fondo de la pista. Así como el revés a dos manos, técnicas que no solo sorprendieron en el momento, sino que influyeron decisivamente en las generaciones futuras.

Más allá de lo técnico, su mentalidad y compostura en la pista marcaron un antes y un después en el deporte. Su serenidad imperturbable y su capacidad para mantener la concentración incluso en los momentos más críticos establecieron un nuevo estándar de profesionalismo y fortaleza mental.
Este impacto se vio reconocido oficialmente cuando fue incluido en el Salón Internacional de la Fama del Tenis en 1987, una distinción reservada para los grandes pioneros y leyendas del deporte.
Pero su influencia no se limitó al ámbito estrictamente deportivo: La figura de Borg trascendió el tenis y se convirtió en un verdadero icono cultural. Su imagen, con su cinta en la frente, su melena rubia y su estilo frío y enigmático. Encarnó una era y dejó una marca imborrable en la cultura popular de los años 70 y 80.
El regreso al Godó en 2025: un homenaje a la historia
Cincuenta años después de su primer título en Barcelona, Björn Borg volvió al RCTB. Aunque su visita fue breve por razones personales, su presencia fue profundamente simbólica.
Aficionados, organizadores y jugadores se volcaron en homenajes que celebraron no solo sus títulos, sino su impacto como figura histórica del torneo. Sin embargo, se quedó sin su homenaje en la previa del partido de Alcaraz el 15 de abril tras abandonar la ciudad condal por motivos personales.

Su hijo, Leo Borg, también participó en el torneo, aunque cayó en primera ronda. La imagen del joven Borg caminando por las mismas pistas que su padre medio siglo antes encapsuló el paso del tiempo, la continuidad y el peso del legado.
Björn Borg no fue solo un campeón, sino un innovador, un símbolo de entereza y una figura de culto que transformó el tenis moderno. Su regreso al Godó en 2025 fue más que un acto conmemorativo: fue el encuentro entre el pasado y el presente, entre la leyenda y la memoria viva del deporte.
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