
El gran vacío legal de los partidos amistosos: Las tarjetas son de adorno sin sanción
La tarjetas mostradas tras la pelea en el partido de futbol entre el Betis y el Como no tendrán ningún tipo de sanción
Las pretemporadas en el mundo del fútbol pueden servir para que salgan a la luz perlas escondidas. Aunque también se pueden ver caras del deporte que no representan al fútbol. Estas son algunas de las peleas que surgen en los encuentros amistosos.
Esta temporada hemos presenciado la batalla que se formó en el partido entre el Betis y el Como. Una pelea que fue hasta los golpes y terminó con dos expulsados, uno por cada equipo. Sin embargo, esas tarjetas solo sirven para ese partido, ya que fuera de él, no suponen mayor castigo.
Elcierredigital.com ha hablado con el abogado Alberto García Cebrián para conocer si puede haber un castigo mayor por estas agresiones.
Un peligro deportivo
Los partidos de pretemporada deben servir para que los equipos pongan a punto a sus jugadores. Sin embargo, sucesos como este ponen en peligro la integridad de los jugadores. Un riesgo que además no conlleva ningún castigo para los infractores.
La reciente trifulca del partido entre españoles e italianos vino precedida de un juego duro de los dirigidos por Fábregas. Tras varias entradas duras, el portero del Betis Álvaro Vallés empujó a un rival tratando de arrebatarle el balón y recriminándole la dureza del juego. Con el juego parado comenzaron las discusiones entre jugadores que acabaron incluso a golpes en la cara.
Pablo Fornals, jugador del Betis, recibió un manotazo en la cara por parte del jugador del Como Maxime Perrone. El español respondió a la agresión con otro manotazo, y Perrone tras esto le volvió a agredir con una dureza mayor. Un conjunto de agresiones que se realizaron en la cara del árbitro.
Tras el intercambio de golpes, llegaron los demás jugadores a separar, aunque de forma algo agresiva. Incluso un jugador del Betis, Cucho Hernández, sacó a pasear los puños. Sin embargo, acabó golpeando a su compañero de equipo Natan.
Un acto desagradable que terminó con Fornals y Perrone expulsados. “Cuando el juego está parado, claramente es una agresión, eso no forma parte del partido. En ese sentido, si se denuncia, que es para denunciarlo, se va a condenar a esa persona porque claramente se ve un golpe. En función de la gravedad, será multa o podría ser incluso prisión, en este caso desde mi punto de vista sería multa”, expone García Cebrián.

Un acontecimiento violento que ha sucedido en lo que se conoce como partido ‘amistoso’. Sin embargo, no es la primera vez que ocurre algo así con representantes de nuestra liga. En el año 2019 sucedió algo similar en un partido entre Real Madrid y Atlético de Madrid.
Un partido que sumado a la rivalidad ya existente, se sumó que los colchoneros ganaban 0-6 en el minuto 51. Un ambiente que provocó que los jugadores iniciasen una pelea. Dani Carvajal derribó a Lemar y tras esto, Diego Costa le propinó una patada al español.
Dos jugadores de sangre caliente que rápidamente se encararon. Los demás jugadores llegaron rápido para separar, pero los jugadores siguieron agarrados durante varios segundos.
Costa y Carvajal, compañeros de selección, acabaron los dos expulsados. Al tratarse de un partido amistoso, las sanciones no tuvieron un mayor castigo que el de no poder terminar el encuentro.
Espectáculos lamentables que se escudan en momentos de ‘tensión’ y ‘rivalidad’. “El gran problema que tenemos muchas veces es que en los partidos de fútbol, desde los partidos de los niños hasta los adultos, el propio público como que anima precisamente a comportamientos violentos”, declara el abogado.
El exárbitro Iturralde González habló en El Larguero sobre lo sucedido entre el Betis y el Como. “Bajo el manto de una federación estaríamos hablando de entre 4 y 12 partidos, pero los partidos amistosos no están regidos por ningún ente federativo, por lo que se quedan ahí. Otra cosa sería si el árbitro fuese internacional, igual le pegan un puñetazo a un árbitro, entonces sí que entraría la FIFA de oficio, porque el árbitro no pertenece a ninguna federación”, comentó Iturralde.
Posibles castigos penales
Las agresiones en estos partidos amistosos parecen ‘salir gratis’. Puedes agredir dando patadas, agarrones e incluso puñetazos que el único castigo que tienes es no acabar el partido. Un encuentro en el que no te juegas nada y puede provocar daños mayores.
“Hay muchas personas que utilizan el campo de fútbol para dar golpes, para insultar. Se permite de manera apelada algunas agresiones que en la calle serían injustificadas”, comenta García Cebrián.
Sin embargo, sí que cabe la posibilidad de que haya un castigo más allá de lo deportivo, ya que puede suponer un delito. “Hay un riesgo permitido que no se puede sobrepasar. Cuando es algo fuera del campo de juego, en el sentido de que no forma parte del partido, sino que realmente es una práctica no deportiva, una agresión deliberada y dañina, sí que se puede tipificar como delito y habría que ver la gravedad para calificarlo como delito leve o un delito agravado”, declara la fuente.

Un castigo que puede ir desde multa económica hasta incluso penas de prisión en función de la gravedad. “Depende de la gravedad, si es un delito leve, se entiende que ha tenido solamente en el médico y ha recuperado la sanidad. Según el artículo 147.2 puede llevar aparejado una multa de uno a tres meses. En los casos en los que sí que fuera grave, que ha necesitado no solo una primera asistencia facultativa, sino alguna más, como que le hayan tenido que dar puntos, son consecuencias mucho más graves. Estamos hablando de prisión de tres meses a tres años o multa de seis a doce meses. Y todo esto puede llevar aparejado, además, responsabilidad civil de la consecuencia de los actos”, explica el abogado Alberto García Cebrián.
Ya ha habido un caso en el que se ha condenado a un jugador de fútbol por una agresión. En mayo de este mismo año el Tribunal Supremo confirmó la condena de seis años de cárcel a un futbolista por propinarle una patada por la espalda a otro jugador. El partido estaba detenido y le causó lesiones graves, como la discapacidad del 80% y una situación de dependencia total.
El acto sucedió en 2014, hace ya 11 años. El futbolista ya había sido expulsado previamente, pero regresó para agredir a su rival con una patada en la zona del cuello. Se ha impuesto una cuantía que debe pagar el condenado de 714.000 euros, más los 54.777 euros que estimó el Supremo en ese punto el recurso de la víctima.
Actos deplorables que ejercen los profesionales del fútbol. Algo que supone un ejemplo lamentable para las nuevas generaciones.
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