El dramático pasado de Mo Farah: El 'esclavo' cuádruple campeón olímpico
Mo Farah, ha revelado en un programa emitido por la BBC este miércoles, que llegó a Reino Unido de forma ilegal.
La confesión de Mo Farah, ganador de cuatro oros olímpicos de larga distancia ha causado una gran conmoción en el Reino Unido. El deportista de élite, hasta ahora había declarado que llegó a las islas británicas con ocho años para reunirse con su padre, por lo que ha tenido mucha repercusión su confesión, y más en pleno debate por la oleada de inmigrantes en el Canal de la Mancha y el plan para deportar a Ruanda a los refugiados pendientes de asilo auspiciado por el Gobierno de Boris Johnson semanas antes de su dimisión.
“La mayoría de la gente me conoce como Mo Farah, pero no es mi nombre ni es la realidad”. Así comienza el adelanto del documental sobre Mo Farah que ha emitido la BBC este miércoles. El que fuese investido como "Sir" por la Reina de Inglaterra ha revelado que fue engañado de niño para ser trasladado a Reino Unido de manera irregular donde fue tratado como esclavo doméstico por una familia en Londres.
“Durante años mantuve esto oculto” pero “la verdadera historia es que nací en Somalilandia, al norte de Somalia, como Hussein Abdi Kahin. A pesar de lo que he dicho en el pasado, mis padres nunca vivieron en Reino Unido”, explica Farah.
En el programa, titulado “El verdadero Mo Farah”, el atleta explica que, en realidad, su madre y sus dos hermanos viven en una granja en Somalilandia, un territorio que declaró su independencia en 1991, aunque no está reconocida internacionalmente, y que su padre, Abdi, murió tras ser disparado durante unos enfrentamientos civiles violentos en Somalia, cuando el atleta tenía tan solo cuatro años.
Según se cuenta en el documental, con ocho o nueve años, él y su hermano gemelo, Hassan, se fueron con su familia a Yibuti, país fronterizo de Somalia y, en teoría, más seguro. Farah recuerda cómo estando allí, una mujer visitó su vivienda varias veces para observarlo y le dijo que lo llevaría a Europa a vivir con unos parientes. Esto le llenó de alegría al pequeño, que nunca había viajado en avión.
La mujer le explicó que, a partir de ese momento, tendría que llamarse Mohamed y viajó con documentos falsos en los que aparecía junto a su foto el nombre de otro niño: “Mohamed Farah”.
Al llegar a Londres, la mujer rompió los papeles que llevaba el joven con la información de contacto de sus parientes. “Justo delante de mí, los rompió y los tiró a la papelera. En ese momento, supe que estaba en apuros”, dice Farah. Y el niño terminó en un piso del barrio de Hounslow, donde fue obligado a realizar tareas domésticas y cuidar a los niños de otra familia “si quería comida”.
De manera constante fue amenazado con no volver a ver a su familia si contaba algo. En definitiva, fue víctima de trata con fines de explotación laboral. “A menudo me encerraba en el baño y lloraba. Nadie estaba ahí para ayudarme. Después de un tiempo, aprendí a reprimir esos sentimientos”, relata Farah.
La verdadera historia de Mo Farah
Hasta los 12 años la familia con la que vivía no le permitió ir a la escuela, donde lo presentaron ante los profesores como un refugiado somalí. Precisamente en ese colegio, Farah encontró su “salvavidas”: el atletismo. “Lo único que podía hacer para escapar era salir y correr”, explica. Tanto le gustaba correr y tanto disfrutaba, que el joven cogió tal confianza con su profesor de educación física que le confesó su verdadera identidad, de donde venía y el trabajo que le obligaba a hacer la familia con la que vivía. El educador se puso en contacto con los servicios sociales y ayudó a Farah a ser acogido por otra familia somalí.
“Seguía echando de menos a mi verdadera familia pero a partir de ese momento todo mejoró”. “Sentí que me quitaban muchas cosas de encima y me sentí como yo. Fue entonces cuando salió Mo, el verdadero Mo”, cuenta el atleta, que ha explicado que seguirá usando el nombre de Mo Farah.
En 2012, en los Juegos Olímpicos de Londres, ganó dos medallas de oro en las carreras de 5.000 y 10.000 metros. Cuatro años después, en las olimpiadas de Río de Janeiro, Farah volvió a ganar el oro en las dos categorías. Ha ganado seis títulos mundiales, ha batido varios récord y ha logrado ser descrito como el mejor campeón de atletismo británico en la historia de las olimpiadas modernas. Ha batido varios récords europeos y en 2017 la reina Isabel II lo condecoró “Sir” como parte de los honores que concede a la excelencia.
Ahora, Mo Farah ha explicado que quería dar a conocer su historia para llamar la atención sobre la esclavitud y la trata de personas. “No tenía ni idea de que hubiera tanta gente que pasara exactamente por lo mismo que yo. Eso demuestra la suerte que tuve”, dice. “Lo que realmente me salvó, lo que me hizo diferente, fue que podía correr”, reconoce.
También afirma que su familia le ha llevado a contar la verdad sobre su pasado: “La familia lo es todo para mí y, como padre, siempre enseñas a tus hijos a ser honestos, pero siento que siempre he tenido esa parte privada en la que nunca pude ser yo y contar lo que realmente pasó”.
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