25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El periodista Alfonso Armada, presidente de la sección española de Reporteros Sin Fronteras, se muestra pesimista con respecto a los datos de este año

La Ong RSF critica la opacidad del Gobierno: “El coronavirus ha venido a deteriorar la Prensa"

Pandemia 2020. /Reporteros Sin Fronteras
Pandemia 2020. /Reporteros Sin Fronteras
El informe anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF) llega este año con el protagonismo de la crisis sanitaria. La organización critica la falta de transparencia del Gobierno, motivo por el cual contemplan una falta generalizada de consciencia con respecto al virus. Defendiendo la prensa libre, también han aportado las cifras relativas a los periodistas encarcelados, secuestrados y desaparecidos.

Como viene siendo habitual cada fin de año, la organización internacional no gubernamental Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha publicado el balance anual de 2020. Desde la perspectiva de España, el análisis encara el estado de la prensa y la libertad del periodista. En unos meses caracterizados por la crisis sanitaria y todas las medidas extraordinarias que se han hecho vigentes, la falta de transparencia gubernamental se erige como una de las principales críticas.

Alfonso Armada, presidente de la sección española de Reporteros Sin Fronteras, muestra su pesimismo asegurando que “la falacia del periodista como enemigo del pueblo parece haber calado en muchas mentes, y no solo en dictaduras o regímenes autoritarios”. Unas declaraciones que dirige hacia la importancia de la verdad en una situación de crisis como la vivida durante la pandemia.

“[…] los periodistas no eran bienvenidos. Porque se empeñaban en contar una verdad incómoda, y porque querían poner el dolor de los demás en primer plano. La pandemia del coronavirus ha venido a agravar una situación de franco deterioro de la prensa libre”, explica el informe. Un panorama que se ha agravado tras la falta de transparencia del Gobierno de Pedro Sánchez, lasitud de la que “la prensa no puede ser cómplice”.

Se destaca, de hecho, la opacidad tras las decisiones del Gobierno. “Una opacidad que no ha permitido investigar los contratos de compra de material sanitario. Por no hablar del inicial sistema de preguntas filtradas por la Secretaría de Estado de Comunicación. O la decisión de impedir el acceso de cámaras y micrófonos a hospitales, depósitos de cadáveres, cementerios…”, recoge.

De esta manera, durante los meses de cuarentena se establecieron dos frentes. Por un lado, el Gobierno Central tratando de encubrir los estragos de la Covid-19. Por otro, “muchos ciudadanos celebraron como algo positivo que se les hurtaran esas imágenes desagradables, las que hablan de la muerte”, matiza la organización, donde consideran necesario tratar la muerte como parte de la vida.

Los errores del Gobierno

Desde Reporteros Sin Fronteras (RSF) manifiestan que la falta de consciencia con respecto al virus se debe, principalmente, a esa falta de transparencia gubernamental. Los informes que muestran cifras reales de fallecidos son, de por sí, demoledores, pero reflejan una realidad que debería estar al alcance del pueblo.

Mencionan también lo ocurrido en las residencias de ancianos, donde Amnistía Internacional ya incidía a principios de diciembre, denunciando una situación de desprotección y discriminación para las personas mayores.

Portada del informe de RSF.

Los datos que se han proporcionado acerca del número de muertos son, también, otro caso digno de estudio. “[…] una abismal e incomprensible horquilla de datos entre los que proporciona el gobierno central, los autonómicos, los registros civiles y el Instituto Carlos III”, subrayando el “pequeño desvío” de hasta 18.000 muertos del ministro de Sanidad y su portavoz.

El jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil reveló, en otra torpeza sonora, que el cuerpo monitorizaba la información para «evitar el estrés social que producen los bulos y minimizar el clima contrario a la gestión de la crisis por parte del Gobierno»”, un error que se amontona junto a tantos otros y que, desde la organización, critican.

La falta de información y la dudosa exactitud de aquella que se comparte provocaron un miedo que Reporteros Sin Fronteras califica de “peligroso”: “Desde RSF criticamos por los peligros que encerraba la posibilidad de que el gobierno fuera quien determinara qué es desinformación y qué verdad”.

Las cifras del 2020

La organización de la libertad de la prensa también ha publicado el pasado 14 de diciembre el informe anual en relación a los periodistas encarcelados, secuestrados y desaparecidos. El ejercicio del periodismo, que afronta los hechos acaecidos en todo el mundo, acabó en 2020 con 387 profesionales de la comunicación encarcelados, 54 secuestrados y 4 desaparecidos. Los números se mantienen ‘estables’ a pesar de la crisis sanitaria.

“La cifra global de periodistas presos se mantiene en máximos históricos. Más de la mitad de los periodistas encarcelados en el mundo (el 61%) están en tan solo cinco países”, especifican. Los países, mencionados como las “mayores prisiones del mundo para los periodistas”, son China, Egipto, Arabia Saudí, Vietnam y Siria.

En relación con la pandemia, Asia parece recoger la cifra más alta de violaciones de la libertad de prensa, con unas cifras de 7 detenidos en China, 2 en Bangladesh y 1 en Birmania. En lo que respecta a Oriente Medio, el territorio ha visto reforzados sus controles sobre los medios y, por tanto, sobre la información. Mantienen de hecho, a tres periodistas encarcelados por “artículos relacionados con la epidemia”; 2 en Irán y 1 en Jordania.

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