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Un hombre mayor con cabello blanco y chaqueta azul está hablando al aire libre frente a un fondo azul y verde.
INVESTIGACIÓN

Vuelve Felipe González: El gran patrimonio del expresidente que cuidaba bonsáis

El exlíder socialista, retirado de la política y con nacionalidad dominicana, es una de las aristas del actual Gobierno

El que fue tercer presidente del Gobierno desde la Transición vive hoy alejado del mundo de la política. En ella comenzó su andadura en 1962, cuando se afilió a las Juventudes Socialistas. Dos años después, se incorporó al PSOE, entonces uno de los partidos clandestinos en plena dictadura franquista.

Hablamos de Felipe González, quien a sus 82 años de edad disfruta de una vida tranquila con la que es su mujer desde 2012, la economista Mar García Vaquero. Ambos tienen residencia en un piso ubicado en el céntrico barrio de Salamanca de Madrid y en el que el expolítico abrió un despacho de un bufete de abogados sito en este distrito.

A pesar de su 'retiro', el político nacido en Sevilla ha vuelto a la escena pública tras conceder una entrevista al diario El Mundo. En ella, como ha manifestado en anteriores ocasiones, expresa su preocupación por el rumbo actual del Partido Socialista.

Asegura que antes, "el único partido que representaba lo que es un proyecto de país, aceptando la pluralidad y la diversidad, era el Partido Socialista. Digo era, porque ahora no lo es. Puede volver a serlo. Ahora no somos alternativa en la mayoría de los sitios donde, cuando perdíamos, la única alternativa posible era el Partido Socialista".

También ha afirmado que "este Gobierno favorece a los que no quieren un proyecto de país" o que "nunca he visto decisiones más reaccionarias que ahora en el Partido Socialista". A González no le tiembla el pulso al hablar de su parecer sobre la gestión política de su 'compañero' Pedro Sánchez.

El expresidente de España, ahora con nacionalidad dominicana otorgada en 2022 por Luis Abinader, suena seguro al decir: "Quien me expulse del PSOE tendría que mostrar a la opinión pública que es más PSOE que yo". Desde que abandonara la política, el exlíder socialista ha vivido en un segundo plano, aunque sin ocultar su opinión y amasado un caudaloso patrimonio.

El patrimonio de Felipe González

Además del mencionado piso que comparte con Mar García Vaquero en el barrio de Salamanca de Madrid, González posee otras propiedades. Figura a su nombre una finca en Cáceres, un sueldo vitalicio y diversos ingresos por sus actividades en el sector privado. 

Sin embargo, alguno de sus negocios no pasa por su mejor momento. Felipe González ha ido acumulando pérdidas en los últimos años con la entidad IaIcon Consultoría, dedicada a "la compraventa de fincas rústicas y urbanas, la urbanización de toda clase de terrenos, la construcción y rehabilitación de edificaciones y la promoción, venta y explotación en régimen de arrendamiento de todo tipo de inmuebles".

González creó la consultora 'Ialcon' en el año 2001 con un capital social de 3.100 euros. El expresidente socialista es el accionista mayoritario, pero sus hijos María, David y Pablo aparecen también en la firma. Una empresa en la que todo queda en familia.

Tanto es así, que en 2002 Felipe González dejó el cargo de administrador único de la empresa consultora y relegó el cargo a su hija María.

Dos personas sonrientes posan juntas en un evento formal.
Mar García Vaquero y Felipe González. | Semana

El expresidente socialista posee el 78,2 por ciento de las acciones y el 21,8 por ciento restante se lo reparten a partes iguales María y sus otros dos hijos, Pablo y David (un 7,26 por ciento cada uno), según consta en el registro mercantil. El mandatario también utilizó la sociedad para cobrar por sus trabajos de intermediación, sus asesoramientos como abogado, la participación en foros y conferencias y otros ingresos extraordinarios. 

Los bienes inmuebles con los que cuenta la consultora 'IaIcon' son la propia vivienda de la hija de González. Se trata de un exclusivo chalé situado en Pozuelo de Alarcón (Madrid), que también opera como sede social de la compañía.

Auge y caída del Felipismo

Como mencionábamos anteriormente, la política ya no es una máxima para Felipe González como sí lo fue durante décadas. Fue la madrugada del 28 de octubre de 1982 cuando, tras cuatro años de Gobierno de Adolfo Suárez, el PSOE conseguía una victoria arrolladora en las Generales.

España comenzaba una nueva etapa política reflejada en la conocida como 'fotografía del Palace'. La protagonizó el entonces líder político junto al que fuera vicesecretario general del partido y su 'mano derecha' Alfonso Guerra.

A lo largo de sus catorce años al frente del Gobierno español, su gestión permitió el refuerzo de la educación y la sanidad pública, la modernización económica del país. Y sobre todo, la reinserción del país en la comunidad internacional.

Bajo su mandato, conocido como la ‘era del felipismo’, España ingresó, entre otras grandes instituciones, en la OTAN (aunque inicialmente el propio González se había mostrado contrario a esta disposición). También en la Comunidad Europea. Del mismo modo, recuperó el papel preponderante de España en América Latina.

De esta manera, a principios de los años noventa, el presidente socialista había alcanzado el pico de su popularidad. Se vio acrecentada si cabe aún más por las Olimpiadas de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla celebradas ambas en 1992. Pero no era oro todo lo que relucía.

En su último mandato, la recesión económica y la corrupción le hizo perder parte del apoyo electoral en las elecciones de 1993. Para mantenerse en el poder, se vio obligado a pactar con partidos nacionalistas.

A partir de aquí, la sucesión de polémicas vinculadas al PSOE que transcendieron a la opinión pública marcaron el inicio de su decadencia. Roldán, Banesto, Filesa, Lasa y Zabala, Alfonso Guerra… reveses de muy diversa naturaleza se sucedían.

Dos hombres mayores conversan en una mesa con micrófonos y copas de agua frente a ellos.
Felipe González y Alfonso Guerra. | Europa Press

La puntilla llegó con los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), un grupo parapolicial enfocado a la lucha contra Euskadi Ta Askatasuna (ETA) a través de la llamada “guerra sucia”. La presunta vinculación del PSOE con esta organización, que supondría un caso de terrorismo de Estado, continúa envuelta en una densa capa de ambigüedad. Todo ello pese a la infinidad de investigaciones periodísticas publicadas al respecto.

Lo que es seguro es que este cúmulo de situaciones sepultaron a los socialistas en los comicios que tuvieron lugar entre 1994 y 1996 a todos los niveles en nuestro país.

El gran rival político de González, el entonces líder del PP José María Aznar,  ponía fin a más de una década de hegemonía socialista en España. Sin embargo, difícilmente se olvidará el periodo que comenzó hace 42 años y en el que González fue el indiscutible protagonista. La España de 2024 no se entiende sin su contribución, aunque, según él mismo, determinados personajes unidos hoy al Gobierno de Pedro Sánchez, lo intenten cercenar. 

El presidente que cuidaba bonsáis

Lejos de la política, y ya con la nacionalidad dominicana, el exlíder socialista sigue manteniendo algunas de las aficiones que ya se le conocieron durante su estancia en Moncloa. En 1978 Felipe González ofreció unas declaraciones sobre sus hobbies favoritos.

El entonces líder socialista desveló que dedicaba mayormente su tiempo libre a lectura, especialmente a los clásicos. Entre sus novelistas favoritos figura la dramaturga belga Marguerite Yourcenar, cuya obra Memorias de Adriano se encuentra en su colección de libros particular. 

Además de la novelista belga, el político sevillano era un gran lector de Gabriel García Márquez, con quien mantenía una gran amistad. A mediados de la década de los setenta descubrió la obra del escritor colombiano.

Como buen andaluz, es férreo defensor del flamenco y él mismo afirmaba que “escuchar flamenco es una de sus grandes pasiones”. Es un gran amigo del cantaor Rancapino o mejor dicho, su compadre. Y también era un gran admirador de los músicos Juan Peña “el Lebrijano” y Antonio Mairena

Un hombre mayor hablando en una conferencia de prensa con el logo de Europa Press y Fundación Cajasol en el fondo.
Felipe González. | Europa Press

Entre sus citas más emblemáticas se encuentra la visita en noviembre de 1986 a Cuba. El entonces presidente del Gobierno de España aterrizó en el aeropuerto de La Habana en su primera visita oficial para acordar junto a Fidel Castro las nuevas reglas que regirían la cooperación entre ambos países.

El comandante se propuso que el político sevillano se llevara un grato recuerdo de su viaje a suelo cubano: los célebres Cohíba que tanto amaba Felipe González. 

Aunque el político sevillano no gozaba de demasiado tiempo libre en su etapa gubernamental, en cualquiera de sus residencias vacacionales no dudaba en invertir tiempo jugando a la petanca. Otro de sus pasatiempos favoritos.

Al igual que sus partidas de petanca, el expresidente encontraba la tranquilidad en el cuidado de bonsáis. Durante su estancia en el Palacio de la Moncloa se convirtió en todo un experto en botánica y recolectó muchos ejemplares que provenían de buena parte de la geografía nacional.

Fue el paisajista Luis Vallejo quien introdujo a González en el arte del cuidado de las diversas especies que ocuparon los jardines de la Moncloa. A día de hoy mantiene la afición a la técnica del bonsái en la finca de El Penitencial, localizada en la sierra de Guadalupe (Cáceres).

Esta suele ser uno de sus refugios, además de la República Dominicana, el país que le ha dado la nacionalidad. Mientras, sigue actuando como 'fiel' arista del PSOE de Pedro Sánchez.

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