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Dos hombres, uno en blanco y negro y otro en color, con las banderas de España y República Dominicana, sobre un fondo de playa tropical.
INVESTIGACIÓN

La nueva vida de Felipe González: Cumple 81 años con nacionalidad dominicana

Fue en febrero de 2022 cuando el presidente de esta República, Luis Abinader, le otorgó este reconocimiento.

Este domingo 5 de marzo el expresidente del Gobierno Felipe González, el que fue gran líder del PSOE, cumplió 81 años alejado de la política y disfrutando de su nacionalidad dominicana. Fue en el mes de febrero de 2022 cuando el presidente de esta República,  Luis Abinader, le otorgó este reconocimiento "con naturalización privilegiada". Además de González, tal y como adelantó en exclusiva elcierredigital.com, el que fuera ministro de Defensa del partido socialista y presidente de las Cortes, José Bono, también obtuvo la nacionalidad dominicana unos meses antes, en octubre de 2020.

El reconocimiento se encuentra reflejado en el decreto 42-22 y se hizo público durante una celebración institucional en el Palacio Nacional. Allí, frente a los principales políticos del Gobierno dominicano, según informó el diario dominicano Diario Libre, Abinader describió al expresidente socialista del Gobierno de España como un "leal amigo de la República, que desde hace tiempo ha cultivado una relación con nuestra tierra". Precisamente, la República Dominicana se ha convertido en refugio de exlíderes socialistas, antes incluso de la salida de Ferrovial y de su presidente Rafael Del Pino hacia tierras holandesas.

En la actualidad, la vida de Felipe González, popularmente conocido como 'Isidoro', tiene poco que ver con la que llevaba cuando se trasladó a Madrid en 1976 junto a su entonces mujer, Carmen Romero. Él combinaba la política clandestina con su trabajo como abogado laboralista. La austeridad marcaba por entonces su vida. El 2 de diciembre de 1982 el político sevillano Felipe González era investido como nuevo presidente del Gobierno de España. Tras cuatro años en los que Adolfo Suárez gobernó al frente de la Unión de Centro Democrático, España asistía a la constitución de un nuevo Gobierno y, por primera vez tras el final de la dictadura franquista, de tinte socialista.

Auge y caída del 'felipismo'

A lo largo de sus catorce años al frente del Gobierno español, su gestión permitió el refuerzo de la educación y la sanidad pública, la modernización económica del país y, sobre todo, la reinserción del país en la comunidad internacional. Bajo su mandato, conocido como la ‘era del felipismo’, España ingresó, entre otras grandes instituciones, en la OTAN (aunque inicialmente el propio González se había mostrado contrario a esta disposición) y también en la Comunidad Europea. Del mismo modo, recuperó el papel preponderante de España en América Latina.

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Felipe González junto a Alfonso Guerra en el Hotel Palace. | El Cierre Digital

De esta manera, a principios de los años noventa, el presidente socialista había alcanzado el pico de su popularidad, acrecentada si cabe aún más por las Olimpiadas de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla celebradas ambas en 1992. Pero no era oro todo lo que relucía. En su último mandato, la recesión económica y la corrupción le hizo perder parte del apoyo electoral en las elecciones de 1993. Para mantenerse en el poder, se vio obligado a pactar con partidos nacionalistas. A partir de aquí, la sucesión de polémicas vinculadas al PSOE que trascendieron a la opinión pública marcaron el inicio de su decadencia. Roldán, Banesto, Filesa, Lasa y Zabala, Alfonso Guerra… reveses de muy diversa naturaleza se sucedían.

La puntilla llegó con los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), un grupo parapolicial enfocado a la lucha contra Euskadi Ta Askatasuna (ETA) a través de la llamada “guerra sucia”. La presunta vinculación del PSOE con esta organización, que supondría un caso de terrorismo de Estado, continúa envuelta en una densa capa de ambigüedad pese a la infinidad de investigaciones periodísticas publicadas al respecto. Lo que es seguro es que este cúmulo de situaciones sepultaron a los socialistas en los comicios que tuvieron lugar entre 1994 y 1996 a todos los niveles en nuestro país.

El gran rival político de González, el entonces líder del PP José María Aznar,  ponía fin a más de una década de hegemonía socialista en España. Sin embargo, difícilmente se olvidará el periodo que comenzó hace 42 años y en el que González fue el indiscutible protagonista. La España de 2023 no se entiende sin su contribución, aunque determinados personajes unidos hoy al Gobierno de Pedro Sánchez, su compañero de partido en el PSOE, lo intenten cercenar. 

Su historia de amor con Mar García Vaquero

En 2008 se hizo pública la ruptura de su matrimonio con Carmen Romero y el inicio de la historia de amor del expresidente con Mar García Vaquero. Los presentó el empresario Luis García-Cereceda. Se da la circunstancia de que García Vaquero, fue compañera sentimental del propietario, ya fallecido, de la lujosa urbanización madrileña de La Finca durante un espacio de tiempo. Cereceda compartió relación con ella después de que Mar García Vaquero se separase a principios de los años dosmil de su primer marido, un médico con el que tuvo dos hijas. 

Mar García Vaquero, de 61 años, es licenciada en Ciencias Económicas y cuando conoció a González trabajaba en la división de banca privada de La Caixa. El 2 de agosto del 2012 contrajeron matrimonio en Madrid, en una ceremonia íntima y familiar en la Junta Municipal del barrio del Retiro. En su puesto como asesora senior de la banca privada de La Caixa estaba muy bien considerada. Se dedicaba a gestionar el patrimonio de clientes con alto poder adquisitivo y les asesoraba sobre inversiones y también sobre fiscalidad.

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Felipe González junto a Alfonso Guerra en el Hotel Palace. | El Cierre Digital

Sin embargo, según publicó Vanitatis, se acogió en el 2013 al ERE que presentó la entidad bancaria, con una compensación de 45 días por año trabajado y una prima de 4.000 euros por cada 5 años de antigüedad. Además, durante los dos primeros años, cobró la prestación por desempleo. La cuñada de Felipe González, Begoña García Vaquero, está casada con el empresario del ocio Pedro Trapote, dueño de la mítica discoteca madrileña Joy Eslava y la cafetería San Ginés. Con su nueva mujer, el exlíder del PSOE disfruta de su lujosa vida. Pero, ¿a cuánto asciende el patrimonio de González?. 

Caudaloso patrimonio 

El que fue el tercer presidente de la democracia posee un caudaloso patrimonio. Tiene una vivienda en el barrio de Salamanca de Madrid, una finca en Cáceres, un sueldo vitalicio y diversos ingresos por sus actividades en el sector privado. 

Sin embargo, alguno de sus negocios no pasa por su mejor momento. Felipe González ha ido acumulando pérdidas en los últimos años con la entidad IaIcon Consultoría, dedicada a "la compraventa de fincas rústicas y urbanas, la urbanización de toda clase de terrenos, la construcción y rehabilitación de edificaciones y la promoción, venta y explotación en régimen de arrendamiento de todo tipo de inmuebles".

González creó la consultora Ialcon en el año 2001 con un capital social de 3.100 euros. El expresidente socialista es el accionista mayoritario, pero sus hijos María, David y Pablo aparecen también en la firma, una empresa en la que todo queda en familia. Tanto es así, que en 2002 Felipe González dejó el cargo de administrador único de la empresa consultora y relegó el cargo a su hija María.

El expresidente socialista posee el 78,2% de las acciones y el 21,8 por ciento restante se lo reparten a partes iguales María y sus otros dos hijos, Pablo y David (un 7,26 por ciento cada uno), según consta en el registro mercantil. El mandatario también utilizó la sociedad para cobrar por sus trabajos de intermediación, sus asesoramientos como abogado, la participación en foros y conferencias y otros ingresos extraordinarios. Los bienes inmuebles con los que cuenta la consultora IaIcón son la propia vivienda de la hija de González, un exclusivo chalé situado en Pozuelo de Alarcón (Madrid), que también opera como sede social de la compañía.

Flamenco, bonsáis y partidas de petanca 

Lejos de la política, y ya con la nacionalidad dominicana, el exlíder socialista sigue manteniendo algunas de las aficiones que ya se le conocieron durante su estancia en Moncloa. En 1978 Felipe González ofreció unas declaraciones sobre sus hobbies favoritos. El entonces líder socialista desveló que “su dedicación mayor del tiempo libre estaba en la lectura y en los clásicos”. Entre sus novelistas favoritos figura la dramaturga belga Marguerite Yourcenar, cuya obra Memorias de Adriano se encuentra en su colección de libros particular.

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Felipe González junto a Alfonso Guerra en el Hotel Palace. | El Cierre Digital

Además de la novelista belga, el político sevillano era un gran seguidor de Gabriel García Márquez con quien mantenía una gran amistad. A mediados de la década de los setenta descubrió la obra del escritor colombiano. Entre los títulos preferidos de González figuran El amor en los tiempos del cólera o Crónica de una muerte anunciada. Como buen andaluz es férreo defensor del flamenco y él mismo afirmaba que “escuchar flamenco es una de sus grandes pasiones”. Es un gran amigo del cantaor Rancapino o mejor dicho, su compadre. Y también era un gran admirador de los músicos Juan Peña “El Lebrijano” y Antonio Mairena.

Entre sus citas más emblemáticas se encuentra la visita en noviembre de 1986 a Cuba. El entonces presidente del Gobierno de España aterrizó en el aeropuerto de La Habana en su primera visita oficial para acordar junto a Fidel Castro las nuevas reglas que regirían la cooperación entre ambos países. El comandante se propuso que el político sevillano se llevara un grato recuerdo de su viaje a suelo cubano: los célebres Cohíba que tanto amaba Felipe González.

Un hombre inspecciona plantas en macetas dentro de un invernadero.
Felipe González junto a algunos de los bonsáis. | El Cierre Digital

Ambos líderes se dejaron caer por el Tropicana, el famoso cabaret de la capital cubana. Entre puros Cohiba, plumas y mujeres de escándalo se desvincularon de la agenda oficial. La afición de González a fumar habanos es otro de sus grandes pasatiempos y, de hecho, era Castro quien acostumbraba a obsequiarle con cajas de los puros Cohiba Behike, uno de los más caros del mercado. Para él, disfrutar de un Cohiba era “irrenunciable”.

Aunque el político sevillano no gozaba de demasiado tiempo libre en su etapa gubernamental, en cualquiera de sus residencias vacacionales no dudaba en invertir tiempo en jugar a la petanca, otro de sus pasatiempos favoritos.

Al igual que sus partidas de petanca, el expresidente encontraba la tranquilidad en el cuidado de bonsáis. Durante su estancia en el Palacio de la Moncloa se convirtió en todo un experto en botánica y recolectó muchos ejemplares que provenían de buena parte de la geografía nacional. Fue el paisajista Luis Vallejo quien introdujo a González en el arte del cuidado de las diversas especies que ocuparon los jardines de la Moncloa. A día de hoy mantiene la afición a la técnica del bonsái en la finca de El Penitencial, localizada en la sierra de Guadalupe (Cáceres), que suele ser uno de sus refugios, además de la República Dominicana, el país que le ha dado la nacionalidad.

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