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Dos personas frente a la Plaza de Toros de Las Ventas en Madrid.
INVESTIGACIÓN

La vida en la sombra del padre de Vicky Martín Berrocal: Hijos, mujeres y poder

José Luis Martín Berrocal fue dueño de La Sepulvedana, empresario taurino y condenado por fraude a la Unión Europea

La historia de José Luis Martín Berrocal  es la de un hombre moldeado en el cruce entre la España franquista y la democrática. Entre el empresariado clásico y la ambición sin límites. Reconocido por su papel en el mundo taurino, su nombre ha resurgido con fuerza en la actualidad gracias a los relatos de su hija, la diseñadora y empresaria Vicky Martín Berrocal. Esta ha tratado de reinterpretar y visibilizar la parte menos conocida de su vida: su doble familia.

José Luis Martín Berrocal nació en Madrid el 24 de noviembre de 1932. Hijo de José Martín Alonso, fundador de la empresa de transporte La Sepulvedana, una compañía emblemática que durante décadas unió la capital con varias provincias del centro y norte del país. Tras la muerte del patriarca, José Luis y sus hermanos heredaron el negocio y lo expandieron, consolidándose como referentes del sector.

Un hombre mayor con camisa de rayas sonríe mientras mira hacia un lado en un entorno interior.
José Luis Martín Berrocal. | Europapress

Sin embargo, Berrocal no se conformó con el legado familiar. Impulsado por una visión ambiciosa y un carácter arrollador, se diversificó hacia otros ámbitos, principalmente el mundo del espectáculo deportivo. 

Su incursión más destacada fue en la tauromaquia, primero como ganadero y posteriormente como empresario taurino. Acabó convirtiéndose en una figura clave en la gestión de varias plazas importantes del país.

La carrera de José Luis Martín Berrocal

En 1961, asumió la dirección de la plaza de toros de San Sebastián de los Reyes. Más tarde, en 1980, se hizo con la gestión de la emblemática plaza de toros de Las Ventas en Madrid. 

No solo fue empresario; también fue apoderado de grandes figuras del toreo. Entre los nombres que gestionó destacan Juan Mora, quien posteriormente se casaría con su hija Marisa, y Manuel Díaz "El Cordobés", que estuvo casado con su hija Vicky. Su capacidad de influencia llegó a abarcar todo el ecosistema taurino.

Su poder en el sector le valió el apodo de  “el Napoleón de los toros”. Sobrenombre que le acompañó por su capacidad para controlar carteles y apoderar figuras del toreo.

También tuvo protagonismo en el fútbol. Fue presidente del Recreativo de Huelva, el club más antiguo de España, en dos etapas: entre 1964-1967 y 1971-1975. Durante su mandato se creó el Trofeo Colombino, aún vigente, y se impulsó el ascenso del equipo a Segunda División. 

En enero de 2003, el empresario madrileño adquirió la propiedad del Club Deportivo Logroñés, un histórico del fútbol español que en aquel momento se encontraba al borde de la desaparición por una profunda crisis económica.

El objetivo de Martín Berrocal era reflotar el club, estabilizar su economía y devolverlo a sus días de gloria. Pese a su experiencia y ambiciones, la gestión de Berrocal en el CD Logroñés resultó breve y complicada. Enfrentado a múltiples obstáculos, no logró el respaldo institucional necesario para sanear la situación del equipo. Las relaciones con el Ayuntamiento de Logroño fueron tensas, y además, según se denunció en su momento, el Gobierno de La Rioja incumplió compromisos de patrocinio, lo que agravó las dificultades económicas.

En julio de 2004, apenas año y medio después de su llegada, Martín Berrocal anunció su retirada del proyecto, reconociendo la imposibilidad de hacer frente a las deudas. Inició así los trámites para la disolución de la entidad, aunque finalmente las acciones fueron devueltas a un anterior dirigente del club, Julio Jiménez, en un intento por mantener con vida al equipo.

Incluso llegó a incursionar en el boxeo, representando al púgil Alfredo Evangelista. Este último se enfrentó en 1977 al legendario Muhammad Ali, un hito para el boxeo español. 

La 'mina de oro' de Martín Berrocal

El verdadero origen de su fortuna se remonta a una actividad mucho más discreta pero estratégica: el transporte de viajeros. Su vinculación con este sector no fue casual, sino heredada. A finales del siglo XIX, un antepasado suyo, Roque Martín Benito, había fundado una empresa de transporte de mercancías. En 1905 esta diversificó su actividad al trasladar también pasajeros. 

Aquel modesto negocio acabaría convirtiéndose en La Sepulvedana, una de las compañías más emblemáticas del transporte por carretera en España. Esta era la piedra angular del patrimonio familiar.

Con el tiempo, José Luis y sus hermanos asumieron el control de la empresa, y él destacó por su visión para consolidarla y modernizarla. Durante años,  La Sepulvedana y Damas, otra línea de autobuses bajo su propiedad, se expandieron por distintas provincias. Ambas acumularon rutas y contratos públicos que generaban beneficios significativos. 

Un hombre mayor con chaqueta oscura camina por la calle mientras una imagen circular muestra un primer plano de su rostro sonriendo.
Montaje de José Luis Martín Berrocal. | Montaje propio

En 2003, el grupo empresarial dio un paso clave: se integró en el grupo Avanza. El holding también incluía empresas como Auto Res, Vitrasa y Truzsa. El acuerdo no fue menor. La operación, valorada en 82 millones de euros, permitió a la familia entrar en el accionariado de Avanza con un 5,5% de participación. 

Esto aseguraba su influencia dentro de la nueva estructura empresarial. El hermano de José Luis, Pablo Martín Berrocal, conservó la presidencia de La Sepulvedana tras la fusión.

La sombra de los problemas judiciales

A pesar del éxito empresarial, la vida de Berrocal también se vio salpicada por numerosos conflictos judiciales. Uno de los más graves se produjo en 2007, cuando la Audiencia Provincial de Jaén lo condenó a 36 años de prisión y una multa de 600.000 euros. 

¿El motivo? Haber cobrado fraudulentamente una subvención de la Unión Europea de 381.000 euros. La justicia concluyó que Berrocal había presentado documentación falsa para simular una producción que nunca existió durante la campaña de 1996-1997.

Pero este no fue su primer encontronazo con los tribunales. A principios de los años 90 fue detenido en Madrid acusado de evasión fiscal y de ocultar bienes de gran valor. La operación se centró en un inmueble de su propiedad situado en la calle Santander, al lado de la Dirección General de la Guardia Civil. 

Allí, los agentes descubrieron un sorprendente conjunto de objetos artísticos. Pinturas, tallas religiosas, esculturas y cerámicas, que los investigadores valoraron en miles de millones de pesetas. Algunas piezas despertaron sospechas de haber sido robadas en una iglesia de Navarra, aunque esa acusación no se llegó a sustanciar judicialmente.

Un hombre mayor con camisa de rayas en un entorno interior.
José Luis Martín Berrocal. | Europapress

En paralelo, el juez Carlos Bueren, titular del Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, ordenó también el cierre preventivo de una tienda de antigüedades en la calle Preciados, propiedad de un socio de Martín Berrocal. Las autoridades describieron el lugar como “un pequeño Museo del Prado clandestino”, dada la calidad y diversidad de las obras allí encontradas. 

A pesar de todos estos episodios, José Luis Martín Berrocal mantuvo siempre una posición de influencia en los círculos económicos y sociales más altos. Su nombre era sinónimo de poder, conexiones y una habilidad notable para moverse entre empresarios, políticos y celebridades. 

Fue hombre de negocios en múltiples frentes, desde el transporte hasta el arte, pasando por el boxeo y la tauromaquia. Su vida fue un reflejo de una España en transformación, donde el éxito y el escándalo a menudo caminaban de la mano.

Su muerte se produjo el 29 de diciembre de 2008, en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, a causa de una hemorragia cerebral severa. Tenía 76 años. 

La doble vida de José Luis Martín Berrocal

La verdadera complejidad de la figura de José Luis Martín Berrocal no radica tanto en su carrera profesional como en su vida personal. Durante casi tres décadas, mantuvo simultáneamente dos familias: una en Madrid y otra en Huelva.

Con Marisa del Molino González, con quien nunca llegó a casarse formalmente, tuvo tres hijos: Marisa, José Luis y David. Esta familia vivía en Madrid y era considerada, por muchos de sus allegados, su “hogar oficial”.

Sin embargo, en paralelo, Berrocal mantenía otra relación estable con la modelo onubense Victoria Martín Serrano. Fruto de esa unión nacieron dos hijas: Vicky y Rocío. Esta segunda familia vivía en Huelva y, aunque inicialmente oculta, era también estable y conocida en el entorno más cercano del empresario.

Una mujer con gafas de sol y un hombre sonriente están de pie frente a un edificio con un letrero que dice
Vicky y José Luis Martín Berrocal. | Europapress

La historia se mantuvo en un delicado equilibrio durante casi treinta años. No fue hasta que Vicky Martín Berrocal era ya adolescente cuando descubrió la existencia de sus hermanos madrileños. 

Según ha relatado en entrevistas, fue durante un verano cuando, al ver a un niño que se le parecía notablemente, comenzó a sospechar. El secreto se confirmó años después, cuando un primo le confesó la existencia de los otros hijos de su padre.

Pese a este descubrimiento, la madre de Vicky, Victoria Martín, aceptó la situación con dignidad: “Yo sabía perfectamente lo que había. En este carro íbamos dos familias. Y yo decidí no bajarme”, ha declarado en varias ocasiones.

Para Vicky Martín Berrocal, la figura de su padre es tan admirable como compleja. En varias entrevistas ha reconocido la admiración que sentía por su carácter empresarial y su poder de atracción, pero también ha hablado abiertamente de la herida emocional que le causó crecer en una familia no reconocida públicamente.

“Hasta los diez años no tengo recuerdos de vivir con mi padre. No era una figura presente en el día a día”, explicó en El Hormiguero. La ausencia de un modelo familiar tradicional y las contradicciones afectivas marcaron su infancia y su manera de entender el amor.

Pese a todo, Vicky logró establecer una relación cercana con él en su edad adulta. De hecho, fue ella quien lo acompañó durante sus últimos días de vida en el hospital madrileño donde falleció en 2008.

Desde la familia madrileña, algunos descendientes defienden la discreción con la que se ha manejado la historia. Desde Huelva, Vicky Martín Berrocal reivindica el derecho a contar “su parte de la verdad”, algo que le ha valido críticas por tratar de “reescribir” la biografía de su padre.

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