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Un torero sonriente levanta un trofeo en una plaza de toros llena de espectadores.
INVESTIGACIÓN

La verdad tras la muerte de Paquirri hace 40 años: La 'maldición' de Pozoblanco

El diestro de Barbate cambió sus planes a última hora para retirarse en la plaza cordobesa, donde han muerto más toreros

El 26 de septiembre de 1984, los asistentes a la plaza de toros de Pozoblanco vivieron un momento de profunda tristeza. Desde entonces, el cartel de Pozoblanco ha sido considerado 'maldito', como ha informado elcierredigital.com, con varias muertes más.

En ese trágico día, el torero Francisco Rivera, conocido como "Paquirri", sufrió una cornada casi mortal. Por ella fue urgentemente trasladado al hospital militar de Córdoba. La vida de una de las leyendas del toreo se apagaba minuto a minuto.

Finalmente, el diestro de Barbate falleció a los 36 años. Su muerte se ha convertido en una de las grandes tragedias del mundo taurino.

'Paco' dejó devastados a sus padres, tres hijos, dos mujeres, tres hermanos y a todos los seguidores taurinos. Sin embargo, su legado en la plaza no terminó acabó entonces. Sus dos hijos mayores, Francisco  y Cayetano, decidieron seguir sus pasos como toreros.

La verdad tras la muerte de Paquirri

Lo que ocurrió en esta trágica jornada en la localidad cordobesa de Pozoblanco, no figuraba en los planes de Francisco Rivera “Paquirri”. La corrida del 25 de septiembre en Logroño iba a cerrar una triunfal temporada antes de irse a “hacer Las Américas”, junto a su entonces mujer Isabel Pantoja.

Su futuro próximo estaba en Venezuela, donde Paquirri iba a torear a un festival en Caracas. Allí tenía grandes amigos, dinero y negocios.

Sin embargo, el matador tenía un compromiso personal con el por entonces “Dios” de la contratación taurina, Diodoro Canorea. Se trataba del máximo controlador de la Real Maestranza de Sevilla y gestor también del coso de Pozoblanco. Le pagaba cerca de 30 millones de pesetas -al contado- por torear en la Feria de Abril de Sevilla. Canorea le pidió a Paquirri que torease esa tarde en el pueblo cordobés a cambio de no acudir a su cita en la sevillana Feria de San Miguel.

En aquel momento, el matrimonio de la tonadillera y el torero no pasaba por su mejor momento por temas familiares. Llevaban sin hablarse días por este motivo.

"Veníamos de torear juntos el día anterior de Logroño y Paco estaba nervioso porque llevaba ya tiempo sin localizar a Isabel. Antes no era como ahora, ya que había que localizarla por un teléfono fijo y el maestro no lo conseguía. Eso hizo que estuviera nervioso. Era su última tarde antes de irse para Venezuela con ella. Estaba intranquilo, pero sabíamos que la corrida venía muy terciada y que no era muy problemática. El maestro entró en la plaza descentrado. Saludó en el paseíllo a varios artistas que estaban en la barrera. Y todo pasó en el cuarto toro. Quizá fue un despiste. Y ya lo vi en la enfermería. Allí le puse la mano para tapar la hemorragia", afirma en una entrevista con elcierredigital.comVicente Ruiz "El Soro". El torero es el único superviviente del cartel de aquella fatídica tarde.

Un torero sonriente con traje de luces y una capa roja en la mano.
Vicente Ruíz 'El Soro'. | Archivo

Según el relato de 'El Soro', Paquirri lo sabía. Torear ese 26 de septiembre en Pozoblanco le eximía de su compromiso en la Maestranza de Sevilla, donde estaba anunciado, e irse con Isabel a Venezuela.  Paco hubiera querido terminar su temporada española en Logroño, un día antes de Pozoblanco, el 25 de septiembre. Pero, sin embargo, ese débito personal con “don Diodoro” le hizo ir a Pozoblanco.

Esa temporada de 1984, Paquirri era la primera figura del escalafón. Por eso cobró cinco millones de pesetas de entonces, solo por estar anunciado en esa Feria de Nuestra Señora de las Mercedes en Pozoblanco. Un dinero que percibió antes de torear y que guardó en un maletín que dejó en el Hostal “los Godos”. Allí se vistió de luces por última vez, antes de ir a la plaza para hacer el último paseíllo de su vida, junto a Vicente Ruiz “El Soro” y José Cubero “El Yiyo”.

Retirada de Paquirri

Francisco Rivera Paquirri ya estaba dando sus últimos años como matador de toros y se notaba en su físico. Y así se lo había comentado también a su amigo Vicente Ruiz “El Soro”. “La proxima campaña te voy a apoderar, ya me cansé y lo dejo todo”, comenta el matador valenciano que dijo el maestro.

Paquirri era la primera figura del toreo mundial. Había alcanzado un gran caudal económico, casi todo en metálico, que tenía en cuentas en Venezuela, Panamá y Miami (EEUU). Su fama ya trascendía ampliamente del ámbito taurino.

Una pareja sonriente, el hombre lleva una chaqueta oscura y la mujer viste una blusa roja.
Paquirri e Isabel Pantoja. | Archivo

Recluido en su finca Cantora, junto a jóvenes toreros incipientes como “El Soro", realizaba una exhaustiva preparación física, taurina y mental. La finca de la carretera de Vejer a Medina se convirtió en el cuartel invernal de todos los jóvenes toreros de la época. A Paquirri le encantaba orientar, preparar y enseñar a los nuevos matadores.

Pero fue su célebre boda con Isabel Pantoja en la primavera de 1983, la que le puso de nuevo en el papel couché. Por eso, ante tanto revuelo mediático y con un inmenso patrimonio acumulado para su época (más de mil millones de pesetas) la temporada de 1984 era la de su prevista retirada de los ruedos. Sin embargo, su destino estaba ya escrito en Pozoblanco.

La 'maldición' de Pozoblanco

Y así ocurrió la trágica muerte de Paquirri. El toro “Avispado" de la ganadería de Salayero y Bandrés, perteneciente a una corrida que había sido desechada en otra plaza, acabó con su vida. Un ejemplar muy terciado y lidiado en cuarto lugar en esa trágica tarde del 26 de septiembre de 1984.

Y solo un año después, el 30 de agosto de 1985 el toro “Burlero” acababa con la vida de su joven compañero de terna en Pozoblanco, José Cubero “El Yiyo”. El matador madrileño tenía sólo 21 años y estaba en un espléndido momento de su carrera. A punto de codearse con las grandes figuras.

Dos toreros interactúan con un toro en una plaza de toros mientras el público observa desde las gradas.
'El Yiyo' en su cornada mortal. | Archivo

Una nueva y extraña circunstancia rodeaba la muerte de "El Yiyo". Como lo fue su inclusión en ese cartel de Colmenar Viejo, durante las fiestas agosteñas de 1985 en honor a la Virgen de los Remedios, Patrona del pueblo. Pues en principio, José Cubero no estaba contratado para esa tarde, sino Curro Romero.

Con su muerte, solo queda ya en vida Vicente Ruiz “El Soro”. Paquirri le iba a apoderar en la temporada taurina de 1985, tras su deseo de retirarse de los ruedos como matador.   

La tradición taurina establece que cuando un toro acaba con la vida de un diestro, la cabeza del astado ha de ser quemada. Eso no se hizo con Avispado y para algunos, ese es el origen de la que se ha dado en llamar la maldición de Pozoblanco. La misma que ha afectado a todos los que compartían tarde con el marido de Isabel Pantoja.

En 1994, Vicente Ruiz ‘El Soro’, el único superviviente del cartel de Pozoblanco, sufrió una tremenda lesión en uno de sus tobillos al saltar la barrera en Benidorm. Por ello acabó retirándose de los ruedos y se implantó una pierna biónica. Desde entonces, el valenciano ha sido intervenido quirúrgicamente en 64 ocasiones, truncándose su carrera taurina.

Pero no quedan aquí las circunstancias que rodean la maldición de este cartel de Pozoblanco. Juan Luis Bandrés, uno de los propietarios de la ganadería de Salayero y Bandrés lidiadas ese día, también la sufrió. Fue asesinado a tiros en diciembre de 1988 en Algeciras por un empleado suyo de la naviera ISNASA.

Cartel de una corrida de toros en la Plaza de Toros de Pozoblanco el miércoles 26 de septiembre de 1984 a las 5:30 de la tarde, con la participación de Francisco Rivera
Cartel de Pozoblanco que anuncia a Paquirri. | Archivo

Por su parte, Tomás Redondo Chies, fue encontrado el 10 de julio de 1989 ahorcado. Fue en un apartamento de la madrileña plaza de los Mostenses cuando tenía 54 años. Era conocido por haber apoderado al torero fallecido José Cubero, Yiyo.

También se podría decir que la llamada maldición de Pozoblanco recayó en el gran profesional que fue Antonio Salmoral. Se trata del cámara de TVE que grabó las únicas imágenes que existen en la enfermería de Pozoblanco. Era entonces colaborador de Ente Público y a raíz de aquella exclusiva solicitó que se le hiciese fijo en RTVE. Nunca lo consiguió. Tres años más tarde de la muerte de Paquirri, él también la encontraría en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, a los 53 años. Fue víctima de una larga enfermedad.

El último en unirse a este cartel fue uno de los cirujanos taurinos más reconocidos: Eliseo Morán. Era el médico que se encargó de operar a Paquirri el día que perdió la vida.

Morán fue el último en formar parte de esta lista de fallecidos que, de un modo u otro, intervinieron aquel día. Fallecido el 28 de marzo de 2023, era cirujano jefe de la enfermería de la plaza de Pozoblanco aquella tarde de 1984. Tenía 88 años. Llevaba en el cargo desde el año 70. Según relató en una entrevista al Diario Córdoba, fue la única cogida mortal de su carrera como cirujano de toreros.

Carmina Ordóñez y Paquirri, una historia de amor

Años antes de esta cadena de tragedias por la 'maldición' de Pozoblanco, Paquirri disfrutaba de su vida como torero. También de sus hijos y su entonces mujer, Carmina Ordóñez.

“Soy Dominguín y a mí plin”, así se describía con carisma y seguridad una de las figuras de la dinastía. Carmen Cayetana Ordóñez Dominguín nació el 2 de mayo de 1955 y pronto se convirtió en una de las mujeres más bellas de España. Carmuca era la favorita de su padre, el torero Antonio Ordóñez, y heredera del atractivo de su madre, Carmen Dominguín, a quien idolatraba. Provenía de una familia con pensamientos tradicionales y una ideología vinculada al franquismo, aunque pronto mostró su personalidad rebelde, distanciándose de las normas familiares.

Una pareja conversando y sonriendo mientras se miran de cerca en un ambiente casual.
Carmina Ordóñez y Paquirri. | Archivo
vía rápida para escapar de casa

La pareja tuvo dos hijos, Francisco y Cayetano, ambos populares desde la cuna, que pasaron una infancia bajo el influjo taurino de su padre. El matrimonio pronto haría frente a una grave crisis debido a la confrontación entre la “dolce vita” de Carmen y la disciplina torera de Paco.

Se divorciaron en el año 1979 y 'Paco' inició un romance con la tonadillera Isabel Pantoja. Fruto de aquel matrimonio nació Francisco Rivera Pantoja, el tercer hijo para el torero.

Ante el 40 aniversario de la muerte del torero gaditano, varios miembros de la saga continúan una guerra que parece no tener final. En ella, la herencia del diestro siempre ha sido uno de los factores que aumenta la tensión entre ellos.

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