La tormenta se cierne sobre Grifols: Su caída podría arrastrar a empresarios españoles
Brookfield rechaza presentar oferta por la farmacéutica Grifols, que ha perdido más del 40% de valor en Bolsa en 2024
El precio de la acción de Grifols inició el año con una valoración de 14,86 euros. Y ayer cerró jornada con una de apenas 8,37 euros. La farmacéutica catalana sueña con cerrar su annus horribilis marcado por la denuncia de Gotham City.
El fondo bajista les acusó de oscuras maniobras y de tener una valoración cercana a cero. Y aquel fue el inicio de una tormenta que no tiene visos de remitir. La empresa se ha dejado el 43,67% de valoración en lo que llevamos de 2024.
Y en 2025 tiene que afrontar un complicado calendario de pagos de deuda. En febrero, deberán abonar 905 millones de euros. Y en noviembre otros 1.000 millones (de los que han dispuesto 625,48).
En total, la empresa de la familia Grífols debe 9.200 millones de euros.
Según voces del sector, "esta situación les empuja a refinanciarse o ser vendidos si pretenden evitar la quiebra". Pero desde Grifols rebajan las señales de alarma. Y eso que el fondo canadiense Brookfield se ha negado siquiera a presentar una oferta tras casi 4 meses de negociación.
Pesadilla
Grifols ha renovado su cúpula, ha pagado campañas de imagen y ha sido apuntalada por grandes inversores y, en buena medida, por las administraciones públicas. La empresa ha alejado a su familia propietaria de las decisiones de poder. Pero ni por esas mejora su reputación.
Brookfield le ha dicho a la CNMV que no está en posición de presentar oferta "en las circunstancias actuales". Fuentes de la negociación señalan que Grifols acrecentó su fama de imagen opaca al negarles ciertas informaciones sensibles.
Brookfield valoraba a Grifols en torno a 6.400 millones de euros. Eduardo Breña, presidente de la asociación de accionistas minoritarios de la empresa catalana, ha celebrado que no haya oferta.
"Estamos convencidos de que la OPA de exclusión que pretendía lanzar Brookfield era a precio de derribo. Además de oportunista, a nuestro parecer, aprovechando los ataques bajistas de cortos que se produjeron tras el informe de Gotham City", señalan.
El nuevo CEO de Grifols, Nacho Abia, dice que no necesitan un comprador de forma inmediata. Y señala que no hay plan b, pese a que desde el mercado le demandan ampliación de capital o venta de activos.
Ruido
La CNNV halló "deficiencias relevantes" en las cuentas de Grifols, que sufrió la apertura de un expediente sancionador por parte del organismo. Por otra parte, la Audiencia Nacional está investigando a Gotham City. Este fondo consiguió una plusvalía superior a los 9,4 millones de euros gracias a tumbar a Grifols.
La Fiscalía Anticorrupción les acusa de emitir un informe "sesgado y engañoso" sobre la credibilidad financiera de Grifols. La intención habría sido la de inducir a los inversores a vender las acciones. Pero lo cierto es que ni los defensores de la compañía catalana son capaces de explicar las controvertidas relaciones entre la empresa y el vehículo de inversión familiar Scranton.
Estas fueron puestas sobre el tapete por Gotham City, que ya demostró la ruina que fue Gowex. Y casi un año después no son esclarecidas por Grifols, que se ha negado a ceder información sobre este vínculo a Brookfield.
Casi un año de crisis
Grifols no levanta el vuelo tras casi un año sufriendo la mayor crisis de sus más de 115 años de historia. En plena tormenta interna, adelantó la decisión de arrebatarle las labores ejecutivas a su presidente. El sueco Thomas H. Glanzmann ha perdido el timón de la compañía en favor del nuevo CEO, Nacho Abia.
"La rápida y efectiva transición de Nacho Abia como CEO, ha llevado al consejo de administración a adelantar la decisión para que Glanzmann se dedique exclusivamente a sus funciones como presidente no ejecutivo", dijo Grifols.
La catalana reconoce sobre su presidente "la gran dedicación y compromiso que ha demostrado en el traspaso de todas las responsabilidades ejecutivas a Abia. Lo cual ha sido clave para acelerar la transición".
"Ha sido un gran privilegio y un honor ejercer como presidente ejecutivo de una compañía tan apasionante como Grifols, con más de 115 años de trayectoria. Y formar parte de su transformación en un momento crítico de progreso y crecimiento, acompañado también de desafíos complejos y, en ocasiones, inmerecidos", explicó Glanzmann.
"Grifols está bien posicionada para el futuro. Y creo que ahora donde mejor puedo servir a los intereses de la compañía es desde la presidencia no ejecutiva. A partir de hoy, dedicaré toda mi energía y atención al consejo y a sus responsabilidades. Asegurándome de que seguimos tomando las decisiones correctas en el mejor interés de todos los stakeholders de Grifols", aseguró.
Grifols y su presidente
A finales de 2022 ya se escuchaban en Grifols los tambores apocalípticos. Y a inicios de 2024 han estado a punto de costarle la quiebra. Entonces, la familia propietaria intentaba esquivar algunas sombras nombrando como presidente al prestigioso Steven Mayer.
Pero éste abandonó la empresa tras solo 4 meses en el cargo "por motivos personales y de salud".
Mayer se marchó con 5 millones de euros de indemnización y Víctor y Raimon Grifols elevaron al consejero sueco Thomas H. Glanzmann a la presidencia.
Ante los rumores desatados sobre el estado de salud de la compañía, los Grifols cesaron en las labores divididas de consejero delegado. Lo hicieron para otorgárselas a Glanzmann.
No sabía el directivo escandinavo que la crisis le iba a dejar sin labores ejecutivas. Ya que la nueva situación ha empujado a fichar como consejero delegado a Nacho Abia.
No se descarta que una de ellas se produzca la destitución del presidente Thomas H. Glanzmann. El direcitvo es consejero de Grifols desde 2006, presidente de la sociedad desde finales de 2022 y consejero delegado hasta el pasado 1 de abril.
Glanzmann no ha explicado cuál fue el motivo por el que facturó 7,4 millones de euros a través de su consultora Glanzmann Enterprises. Este fue uno de los gastos de Grifols que la compañía ahora reconoce no haber desglosado de manera correcta ante los inversores.
La empresa ha señalado a varios medios que estos gastos facturados entre 2011 y 2019 se deben a labores de consultoría. El problema es que el directivo sueco cobraba por asesorar a Grifols por dos vías.
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