
Tensión sindical en la Policía Nacional: Qué cambios exige su 'obsoleto' modelo
Según SRP, Mossos y Ertzaintza gozan de libertad sindical mientras el CNP sigue atado a un modelo "obsoleto y limitado"
Este año se cumplieron cuatro décadas desde la legalización del sindicalismo en el seno del Cuerpo Nacional de Policía (CNP). Lejos de celebrarse como un hito consolidado, muchos agentes consideraron este aniversario una oportunidad perdida. La normativa vigente impide que los policías nacionales se afilien a sindicatos de clase. Algo que limita gravemente su capacidad de representación y negociación colectiva, según denuncian desde distintas plataformas sindicales.
Una de las voces más destacadas en este debate es la de Mariló Valencia, coordinadora general del Sindicato Reformista de Policía (SRP). Valencia defiende en declaraciones para elcierredigital.com la necesidad de una transformación profunda.
“El principal obstáculo para la reforma sindical está en que la Constitución de 1978 se aprobó en un contexto de terrorismo y golpismo. En aquellos años, la seguridad se concebía como orden público y la sindicación en cuerpos policiales se veía como un riesgo para el Estado”.

El marco normativo que rige la organización sindical en el CNP fue definido en la Ley Orgánica 2/1986 de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (LOFCS). Aunque reconoce el derecho a constituir sindicatos, impone una restricción clave: solo pueden integrarse sindicatos compuestos exclusivamente por miembros del cuerpo. Esto excluye a organizaciones de clase como UGT, CCOO o USO, ampliamente implantadas en otras administraciones.
Valencia recuerda que este modelo nació en una España muy diferente y subraya su desconexión con la realidad actual. “Seguimos funcionando con un modelo policial de 1986. Todos podemos certificar que la realidad delincuencial es diferente hoy. Hay que adaptar el modelo policial al siglo XXI, como ya han hecho otros países europeos”.
Demandas de cambio y modelo mixto
Frente a esta situación, organizaciones como SRP califican el sistema sindical del CNP como “anacrónico” y piden una ley que ponga fin a su provisionalidad. Denuncian que el Ministerio del Interior mantiene el control del órgano de concertación —el Consejo de Policía— y limita la independencia de los sindicatos.
En esta línea, Mariló Valencia reivindica un modelo mixto donde puedan convivir sindicatos corporativos y de clase. “Los sindicatos de clase harían posible una actividad sindical más conectada con la realidad social. Ahora mismo tenemos verdaderos problemas por no disfrutar de la misma libertad sindical que otros cuerpos. El ejemplo más claro es cuando nos jubilamos: dejamos de ser policías y quedamos desprotegidos, sin representación alguna”.
Un Consejo de Policía “sin capacidad real”
Uno de los puntos más polémicos del actual modelo es el Consejo de Policía. Creado en 1987 como órgano provisional, sigue funcionando sin capacidad jurídica vinculante. Sus decisiones no obligan a la administración, lo que frustra a los sindicatos.

Mariló Valencia lo define como “jerárquico e ineficaz”. “Debe convertirse en un órgano de auténtica representación, con elecciones proporcionales y acuerdos vinculantes. Lo que hoy existe es una herramienta obsoleta, nacida como parche provisional y jamás reformada. Copiar modelos de otros cuerpos policiales sería una solución razonable”.
La brecha con las policías autonómicas
Mientras el modelo del CNP sigue sin cambios, otras policías de ámbito civil como los Mossos d’Esquadra, la Ertzaintza o la Policía Foral han reformado sus leyes para permitir la libre afiliación a sindicatos de clase. Esto ha repercutido directamente en sus mejoras laborales.
Para Valencia, esto demuestra que la función policial es perfectamente compatible con la libertad sindical. “En esos cuerpos ya se ha demostrado que sí es posible. Las organizaciones actuales del CNP podrían federarse con sindicatos de clase como ya hacen los cuerpos autonómicos. Solo así acabaremos con la discriminación que sufrimos los policías nacionales”.
El impacto en la ciudadanía: una policía más cercana y estable
Los sindicatos alertan de que el mantenimiento del actual modelo perjudica no solo a los policías, sino también a la ciudadanía. Un cuerpo desprotegido, con limitaciones para negociar y sin estabilidad profesional, es menos eficiente en su labor de servicio público.

Mariló Valencia lo plantea en estos términos: “Esta reforma no solo es buena para nosotros, también es buena para la sociedad. Si conseguimos la libertad sindical que llevamos años reclamando, dejaremos de ser un ente aislado. La ciudadanía comprenderá mejor nuestras limitaciones y verá de cerca la labor que realizamos”.
¿Qué debe hacer el Ministerio del Interior?
A pesar de las promesas de diálogo, el Ministerio del Interior sigue sin dar pasos concretos hacia la reforma. Desde el SRP señalan que existen desde 2021 propuestas redactadas que permitirían avanzar sin necesidad de tramitación parlamentaria.
“La primera medida sería autorizar secciones sindicales en las comisarías. Conceder espacios informativos y reformar normas internas. Todo ello puede hacerse desde la Dirección General de la Policía. No hay excusas técnicas ni políticas”, explica Mariló Valencia.

También reclama la apertura de una mesa de negociación que incluya sindicatos de clase y permita configurar un modelo policial más estable, transparente y profesional. “Debemos centrar nuestros esfuerzos en dar estabilidad a la corporación. Los ascensos y puestos de responsabilidad no pueden depender del partido que gobierna. Nuestro trabajo debe ser independiente del color político. Y todo eso empieza por una libertad sindical real”.
Las demandas de reforma no son nuevas, pero “nunca antes habían sido tan urgentes”. La igualdad sindical con el resto de cuerpos de seguridad es, para muchos, una cuestión de justicia y dignidad profesional.
Mariló Valencia concluye: “Es hora de ocupar el mismo lugar que el resto de policías civiles. Es hora de tener los mismos derechos y libertades. Es hora de avanzar”.
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