Revive el crimen de 'Los Galindos', que conmocionó España antes de la muerte de Franco
La serie 'El Marqués' rememora el crimen de julio de 1975 en un cortijo de Paradas.
Desde el pasado 9 de abril Telecinco lleva promocionando la serie de ‘El Marqués’, que está inspirada en el crimen de Los Galindos, ocurrido en el último verano del Franquismo el 22 de julio de 1975. Este crimen conmovió a toda la sociedad española y salpicó al cortijo de los Galindos, ubicado en el término municipal de Paradas (Sevilla), que se convirtió en un escenario atroz que casi 50 años después será reencarnado por la cadena de Mediaset.
Los creadores de esta miniserie que contará con seis episodios son Ignacio del Moral y Begoña Álvarez en colaboración con Unicorn Content. Debido al reciente éxito de los true crimes como ‘El cuerpo en llamas’ Mediaset ha querido sumarse a la ola con ‘El Marqués’. Además, el grupo de comunicación también se trae entre manos una serie documental bajo el nombre de ‘Los Galindos: Toda la verdad’.
La finca donde ocurrieron los hechos era propiedad de Gonzalo Fernández de Córdova y Topete, marqués de Valparaíso y de Grañina, y su esposa, Mercedes Delgado Durán, quien era la dueña de las tierras. Aquel caluroso y seco día de julio, se halló en aquel cortijo el cuerpo de una mujer asesinada, dos cuerpos carbonizados y dos víctimas que habían sido disparadas.
Esta serie seguirá dos líneas temporales, una en 1975, cuando ocurrieron los hechos, y la otra en 1977, en donde un periodista de nombre Onofre y encarnado por José Pastor investigará el caso tras el encargo de su director de periódico Solís, encarnado por Jorge Bosch.
De manera paralela, los episodios muestran las siete semanas previas a los crímenes en 1975. El elenco estará formado por José Pastor, Víctor Clavijo, Cinta Ramírez, Lara Grube, Jorge Bosch, Alfonso Begara, Laura Baena, Paco Tous, Óscar de la Fuente, Joaquín Núñez,Ibrahim Al Shami y Adelfa Calvo.
El crimen de la Transición
Corrían las 3 de la tarde del 22 de julio de 1975 cuando se declaró un incendio en el cobertizo del cortijo. El calor era brutal, ese día hizo 49 grados, y los peones de la finca corrieron a Paredes para avisar a la Guardia Civil. Cuando los agentes de la Benemérita llegaron, los braceros ya estaban intentando extinguir el fuego del que se desprendía un olor a gasóleo.
En el camino que llevaba a la casa del capataz se descubrió un reguero de sangre que llevaba hasta una habitación, en la que encontraron el cadáver de Juana Martín Macías, de 53 años, esposa del capataz. Su cabeza estaba machacada y presentaba heridas realizadas con un pajarito, una herramienta de hierro utilizada habitualmente en el campo.
Más tarde, cuando el fuego se extinguió se descubrieron dos cuerpos carbonizados. Eran los del tractorista José González Giménez, de 27 años, y su mujer, Asunción Peralta Montera, de 34 años, que estaba embarazada de seis meses. Un poco apartado encontraron el cuerpo del peón Ramón Padilla González, de 40 años. Le habían disparado por la espalda.
Tres días después se descubriría el cuerpo de una quinta víctima, a la que finalmente acusaron de los asesinatos, Manuel Zapata, de 53 años y ex legionario. Desde el principio las investigaciones estuvieron repletas de errores. De hecho, antes de que la Policía y el juez es personasen en el macabro escenario un equipo de Televisión Española, que por primera vez hacía la competencia a la prensa de sucesos, llegaba al lugar de los hechos. Involuntariamente se alteró la escena del crimen y se borraron rastros en el momento de grabar.
Por primera vez un suceso ocupaba horas en un informativo. También el mítico periódico El Caso dedicó portadas y páginas al crimen, aumentando sus ventas.
Para aportar más caos al asunto, el juez correspondiente, el de Marchena, no acudió porque la plaza estaba sin ocupar. En su defecto le tocaba al de Carmona, pero tardó 24 horas en presentarse porque estaba de vacaciones en Écija. Eran otros tiempos y los protocolos establecidos en caso de crimen prácticamente respondían a la improvisación.
Teorías sobre lo que ocurrió
Todas las vías de investigación parecían acabar en nada. En un principio se especuló con la implicación del dueño de la finca, el marqués de Grañina, Gonzalo Fernández de Córdoba y Toprete, que se había hecho con el cortijo en 1969, por su comportamiento.
Pasó dos noches en el cortijo después de que ocurrieran los crímenes, cuando habitualmente no lo hacía. Además, también se defendió la hipótesis de lo que se llamaba la 'teoría del trigo negro’, que sostenía que el marqués y Antonio Gutiérrez, el administrador, especulaban con una parte del trigo sin hacerlo constar en el Servicio Nacional de Distribución Agraria como marcaba la legalidad en ese momento.
Harto de los rumores, fue el propio marqués quien contó a la Guardia Civil la versión conocida como ‘teoría de los legionarios’ y que fue muy popular durante años. Según esta versión, el aristócrata permitió pernoctar en su finca a nueve legionarios que volvían a Ceuta después de participar en el desfile del día del Alzamiento Nacional, 18 de julio, en Madrid. La Guardia Civil localizó a ocho de los legionarios en Ceuta y al noveno en Barcelona y demostraron que el día que se cometieron los crímenes ya no estaban en la finca.
Sin embargo, las investigaciones dieron al traste con toda teoría y oficialmente triunfó la del crimen pasional. El tractorista habría asesinado a los capataces porque hace años había sido prometido de la hija de estos. Según esta teoría, los mató y después hizo lo mismo con su mujer. El peón Ramón Padilla habría sido una víctima colateral. Finalmente, José se habría suicidado lanzándose a las llamas. Una forma curiosa y dolorosa de acabar con su vida. Esta teoría se mantuvo como oficial durante ocho años.
Las acusaciones del hijo de los marqueses de Grañina
El crimen de los Galindos: Toda la verdad, un libro firmado por Juan Mateo Fernández de Córdova, tercer hijo de los ya fallecidos marqueses de Grañina, propietarios del cortijo de Los Galindos, reveló los secretos del crimen, mediante conversaciones mantenidas entre el autor y su madre, Mercedes Delgado, esposa del marqués.
El autor echaba la culpa del crimen a tres personas y el motivo habría sido tapar un fraude económico en la cooperativa Coduva, en la que participaba esta finca olivarera de Paradas. El autor material de los asesinatos sería un profesional contratado para amedrentar a Manuel Zapata, capataz de la finca, que había descubierto el desfalco y pensaba contárselo al padre de Mercedes Delgado, esposa del marqués y dueña de las tierras. Pero el supuesto "susto" acabó en cinco muertes, un final que nadie esperaba.
El autor asegura que su padre visitó el lugar de los hechos al día siguiente de producirse los asesinatos, es decir, el 23 de julio de 1975. Una de las revelaciones más importantes del libro es lo que le confiesa su madre, Mercedes Delgado, el día de la muerte del marqués, su padre, que aseguraba conocer todos los hechos acaecidos aquella noche e incluso haber ordenado alguno de ellos.
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