Pablo González lleva un año y medio encarcelado en Polonia por presunto espionaje.
El periodista detenido por espionaje a Rusia pasa 23 horas al día en una celda de 5 metros cuadrados.
El pasado lunes 28 de agosto se cumplió un año y medio desde que el periodista español Pablo González fuera encarcelado en Polonia el 28 de febrero de 2022. González fue detenido por agentes polacos de la Agencia de Seguridad Interior (ABW) en la localidad de Przemyśl, en la frontera polaca con Ucrania, cuando se encontraba cubriendo para diversos medios la crisis migratoria provocada por la invasión rusa.
Las autoridades polacas acusaron al periodista de espiar para Rusia. Cuando fue detenido se le decretaron tres meses de prisión provisional y desde entonces su permanencia en la cárcel se ha prolongado hasta en cinco ocasiones. Una decisión judicial que se ha venido repitiendo sin ofrecer información o detalles nuevos sobre el caso ni dar a conocer los hechos que se le imputan, sólo el cargo del que se le acusa: espionaje.
Desde entonces, González pasa 23 horas diarias en una celda de cinco metros cuadrados junto a otro preso. No se le permite la comunicación telefónica con ninguno de sus tres hijos, lo que ya está causando daños psicológicos en el menor de ellos, de 11 años de edad. Su esposa apenas le ha podido visitar tres veces y las cartas, cuando le llegan, son censuradas meses después de su envío.
Su abogado chileno, Gonzalo Boyé, pasó casi un año sin poder hacerse cargo de la defensa por impedimentos burocráticos polacos y ni él ni los abogados polacos han tenido hasta hoy acceso a la causa judicial.
El contexto de la detención
El pasado 28 de febrero de 2022, apenas cuatro días después del inicio de las hostilidades bélicas entre Rusia y Ucrania, agentes de la Agencia de Seguridad Interna polaca (ABW, por si siglas en polaco) entraban en la habitación de Pablo González en un hotel de la localidad de Przemyśl, muy cerca de la frontera con Ucrania. El reportero español cubría en esa ciudad para varios medios la crisis migratoria provocada por la invasión rusa de Ucrania.
Tal y como informa su medio, Público, esa no era la primera vez que el periodista se encontraba con los servicios secretos de un país extranjero. Unos días antes, cuando informaba desde Ucrania, la inteligencia de este país lo retuvo, le clonó su móvil y le pidió que se personase en la capital, Kiev, para dar explicaciones sobre su trabajo y su presencia en la zona. El incidente se saldó con una invitación de las autoridades ucranianas para que el reportero abandonara el país en un periodo máximo de 72 horas.
Este episodio en Ucrania ocurrió a principios de febrero de 2022. Apenas unas horas después, otros servicios secretos, en este caso los españoles, el CNI, visitan a algunos familiares y amigos del periodista en Euskadi y Catalunya, en el interior de sus propias casas. Por ese motivo, Pablo González decide abandonar Kiev y volar a España para conocer la situación de sus familiares.
De regreso de nuevo a Polonia, tras producirse la invasión de Rusia a Ucrania, los agentes polacos lo detienen. En España la noticia se conoció la mañana siguiente a través de un tuit de su abogado, Gonzalo Boye, que explicaba en la red social que Pablo González había "sido detenido en Polonia por hacer su trabajo".
Según informan diversos medios, González apenas conocía a su defensor legal y lo contrató por recomendación de unos conocidos y a raíz del incidente del CNI con su familia y amigos. Boye trabajaba con otros periodistas y está acostumbrado a llevar casos internacionales.
En ese momento, Boye era muy conocido por su trabajo con los expresidents de la Generalitat Quim Torra y Carles Puigdemont, pero también por llevar los casos del diputado Alberto Rodríguez o los de Clara Ponsatí y Toni Comín.
Lo que ocurre durante las primeras horas de la detención de Pablo González es un misterio. La confirmación de su detención y los cargos que se le imputan llegan el 3 de marzo de 2022. Las autoridades polacas le acusan de espiar para Rusia. Pero de esos tres primeros días surgen muchos interrogantes: aún no se sabe si González compareció sin abogado ante una autoridad judicial ni tampoco si hubo registros en lugares donde se hubiera alojado el reportero sin que estuviera presente un letrado que asesorase a González y velase por sus derechos.
La acusación y las circunstancias de González
Las autoridades polacas aseguraron públicamente que el periodista era un espía ruso, que trabaja para el GRU, el Directorio Principal del Alto Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia; en otras palabras, la inteligencia rusa. Lamentablemente, la presentación de estos cargos públicamente fue la única vez que en año y medio ha trascendido algún tipo de prueba contra el periodista.
Tal y como informaron diversos medios de comunicación, Stanisław Żaryn, portavoz del ministro coordinador del Servicio Secreto polaco, aseguró que Pablo González fue detenido con “dos pasaportes y dos tarjetas de pago de bancos rusos para dos identidades diferentes" y que había realizado "actividades de espionaje en Varsovia, Przemyśl, Medyka y otras ciudades de la República de Polonia, así como en Ucrania y otros países".
La explicación sobre los pasaportes radica en que Pablo González posee la nacionalidad española pero ha conservado el pasaporte ruso desde que era niño. El periodista nació en Moscú en 1982 con el nombre de Pavel Alekssevich Rubtsov. Cuando tenía nueve años sus padres se divorciaron y su madre, hija de uno de los llamados 'niños de la guerra' —los menores que fueron enviados a Rusia en la Guerra Civil española—, decide trasladarse con sus hijos a España.
González, en manos de Boye
Tal y como informó elcierredigital.com, el abogado Gonzalo Boye, que ejerce de letrado para Carles Puigdemont, lleva la defensa de González y ha sacado la cara por él: "Mi defendido, el periodista español Pablo González, ha sido detenido en Polonia por hacer su trabajo, exigimos que se garantice su integridad física y su inmediata puesta en libertad. Sin libertad de prensa no hay democracia", explicaba el letrado cuando se produjo la detención.
"Después de 4 días, acabamos de ser informados por el Consulado de España en Polonia que a Pablo González le acusan de un delito de espionaje del artículo 130.1 del Código Penal polaco y que se encuentra en prisión provisional en la cárcel de Rzeswów", expresó Boye días después de la detención de González en un tuit.
El letrado chileno pidió a la cónsul de España en Polonia que le concediera "protección diplomática a la mayor brevedad posible" para favorecer su puesta en libertad". "Que esta protección se haga efectiva a mayor brevedad posible porque una medida de las características de la que está sufriendo el periodista es incompatible con los derechos garantizados en la mencionada Carta y solo puede tener como finalidad la de doblegar su voluntad con fines que, por ahora, desconocemos", añadió.
"González es un conocido periodista y estamos convencidos que también es conocido de esta delegación diplomática, y no tenemos otra voluntad que la de ayudar, en todo lo que sea posible, para la inmediata liberación de mi representado y que esta se produzca con él sano", aseguraba.
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