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Un hombre tocando la gaita en un escenario con luces azules y humo de fondo.
INVESTIGACIÓN

Ministerio de Cultura pide intervención urgente en la SGAE por tensión máxima.

Aumentan los enfrentamientos internos en la SGAE ante el temor de escándalos inéditos por la intervención de José Guirao

La historia de la SGAE parece que lleva camino de solucionarle. El lunes 18 de febrero el Ministerio de Cultura ha solicitado formalmente a Audiencia Nacional que le permita intervenir la Sociedad General de Autores y Editores.

El propio Ministro de Cultura José Guirao calificó de “intolerable” la situación de la SGAE ante los micrófonos de la cadena SER. "Nunca se sabe lo que podemos encontrar, pero lo que ya está a la vista es intolerable.  Se les da hado tiempo y margen y no ha habido manera de arreglarlo así que hemos optado por lo que dice la ley" explicó Guirao.

Su petición habla de una  intervención por un tiempo de seis meses, pero con un añadido: es un plazo inicial. Y este matiz tiene su importancia porque en el departamento que dirige José Guirao no se tiene muy claro que un solo semestre sea suficiente para ordenar la situación en la entidad de gestión de derechos de autor más importante de España.

La decisión de Guirao llega después de que varios creadores, más de 400, solicitaran formalmente que Cultura hiciera algo ante el errático rumbo de la Sociedad. Después de semanas de especulaciones el ministerio ha iniciado el proceso al saber que los días están contados para el ejecutivo de Pedro Sánchez tras anunciar la convocatoria de elecciones para el próximo 28 de abril.

Un hombre tocando la gaita en un escenario con luces azules y humo de fondo.
El gaitero José Ángel Hevia, actual presidente de la SGAE / Europa Press. | El Cierre Digital
 

Ahora, el ambiente en la SGAE es de preocupación al no saber si a esta intervención por parte de Cultura le afectará un hipotético cambio de Gobierno. Una incertidumbre más en la larga lista de sociedad de gestión de derechos que lleva años viviendo situaciones dignas de vodevil.

En las jornadas previas a la decisión las escenas de tensión se sucedieron en la sede de SGAE en el Palacio Longoria de Madrid. Por un lado, José Ángel Hevia ha defendido su breve período al frente de la polémica Sociedad, frente a uno de sus vicepresidentes, un vicepresidente de la entidad, Clifton Williams, de Alabama Music, que ha solicitado por carta la convocatoria "a la mayor urgencia" de una Junta Directiva.

Fuente cercanas al mundo de la música apuntan que en las últimas jornadas los miedos han hecho aparición entre directivos actuales y pasados ya que la intervención de Cultura podría suponer el descubrimiento de algunas realidades de la institución privada que han no han sido solventadas y que podrían activar nuevos escándalos.

También la decisión de Cultura llega tras una resolución judicial que archiva la denuncia de la SGAE contra Joaquín Sabina y Alejandro Sanz por, supuestamente, evadir impuestos. La denuncia de la SGAE fue interpuesta el pasado 22 de enero y algunos medios vieron en ella una venganza de la nueva directiva de José Ángel Hevia contra algunos creadores que durante años parecieron no darse cuenta de la situación de al SGAE.

Ahora, el anuncio de José Guirao parece que pondrá punto y final a la historia de una sociedad de gestión que nació para poner orden en la propiedad intelectual y ha acabado protagonizando un culebrón de corruptelas que parece seguir dando sorpresas.

Del sainete al esperpento

El precedente de lo que hoy se conoce por SGAE  tiene su origen a finales del siglo XIX, en 1899 cuando los hermanos Álvarez Quintero, padres del sainete andaluz, crearon la Sociedad de Autores. En ese momento los autores apenas tenían derechos sobre sus textos. Habitualmente trabajaban para empresarios teatrales que se convertían de facto en dueños de sus textos, dejando a los escritores sin capacidad de maniobra sobre sus creaciones. Fue en 1941, en pleno franquismo, cuando se Convirtió en la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), incorporando a estos últimos. La inclusión de las empresas que se dedicaban a la edición, molestó a varios autores de la época como Eugenio Montes, que explicó el cambio con una metáfora curiosa: “Es peligroso que las zorras cuiden el gallinero, pero es que negocien con ellas es imposible”.

Hombre mayor con gafas sosteniendo un libro rojo en un evento de la SGAE.
Teddy Bautista, el más polémico presidente de la SGAE / Europa Press. | El Cierre Digital

En los ochenta, durante la presidencia del dramaturgo Juan José Alonso Millán, fue cuando los músicos irrumpieron en la SGAE para hacerla suya. Muchos escritores se quejaron de esta nueva situación.  Antonio Gala en una reunión del órgano rector, al que pertenecía, se levantó harto de escuchar gritos y dijo: “ya he comprobado que la música amansa a todas las fieras menos a los músicos”.

Si fueron los padres del sainete los impulsores de la sociedad, en su época de mayor popularidad se acercó más al esperpento de Valle- Inclán. Esto ocurrió durante el largo mandato de Teddy Bautista, de 1995 a 2011. Las grandes críticas de una institución que nació para proteger a los creadores, se iniciaron cuando, durante el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero, se aprobó el conocido como Canón digital, que grababa en la compra de cintas de vídeo y discos vírgenes para paliar las pérdidas de la industria discográfica. A esto se sumó la decisión de cobrar en tiendas e incluso en bodas de particulares por poder utilizar canciones.

Lo peor vino cuando las acusaciones de corrupción recayeron sobre Bautista y su equipo en el marco de la Operación Saga. Se les acusó de desviar 400 millones de euros. Todavía no hay una sentencia, pero Bautista acabó renunciando a la presidencia de la SGAE y su retirada de la vida pública. A Bautista le sustituyó el gallego Antón Reixa, conocido por su grupo de pop irónico de los 80 Os Resentidos. El mandato de Reixa duró poco y acabó con polémica cuando decidió colaborar con la justicia denunciando el conocido como caso de “Ronda de las Televisiones”. Era una nueva corruptela, basada en cobrar derechos de temas musicales libres de derechos que se emitían en programas televisivos añadiendo “falsos arreglos” registrándose como nuevos. Este caso sigue siendo investigado.  

Reixa fue destituido por la Junta Directiva que colocó al frente al cineasta José Luis Acosta. Este se mantuvo hasta su dimisión en 2016. Lo sustituyó el compositor José Miguel Fernández-Sastrón, especialista en jingles publicitarios. Fernández-Sastrón, es nieto de Pepín Bello, el fundador de Galerías Preciados y estuvo casado con Simoneta Gómez-Acebo, hija de la Infanta Pilar de Borbón y sobrina del Rey Emérito Juan Carlos I.

Hombre de traje y corbata roja posando con los brazos cruzados frente a un letrero de cristal con las letras
José Miguel Fernández-Sastrón, último presidente de la SGAE / Europa Press. | El Cierre Digital

Con las elecciones de ayer, la SGAE busca recuperar el prestigio perdido, mientras la justicia sigue instruyendo los casos donde se vieron implicados algunos de sus directivos. Todo, un reto para el nuevo presidente, José Ángel Hevia.

De pelearse con la SGAE a presidirla

José Ángel Hevia nació en la localidad asturiana de Villaviciosa en 1967. Desde 1985 de dedicó a fundar bandas de gaitas. En 1993 ganó el primer puesto en el I Concurso y Muestra de Folklore Ciudad de Oviedo, y empieza su carrera hacia el éxito. Su punto de mayor popularidad lo alcanzó a finales de los 90.  Su sonido, descrito como “gaita electrónica” triunfó masivamente llegando a ser número 1 en las listas y a vender dos millones de copias de su disco Tierra de nadie. Diez años más tarde una colaboración con Alberto Comesaña (Presuntos implicados) se presentó a la preselección para representar a España en Eurovisión sin lograrlo.

El hombre que revolucionó el folclore asturiano se enfrentó al reto de cambiar la SGAE, una institución con la que tuvo varios desencuentros. Hevia fue muy crítico con la entrada de representantes de discográficas en la directiva. Tampoco se calló ante el escándalo de las “ruedas de televisiones”. De hecho, el poner orden entre las distintas tendencias dentro de la institución era uno de sus objetivos, tal y como aseguró en una entrevista para  La Razón: "Las divisiones internas, los conflictos entre diferentes grupos de socios han de ser la primera meta a solucionar. La aprobación de los estatutos y la atención a los requerimientos ministeriales es el primer hito a corto plazo, pero la pacificación de la sociedad solo llegará a través del diálogo”. Parece que sus intenciones, se han quedado en eso.

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