Los supuestos cómplices de Íñigo Errejón: Yolanda Díaz, Mónica García y Ernest Urtasun
Desde Sumar han hecho oídos sordos a las muchas denuncias de la presunta violencia machista de su exlíder durante años
Íñigo Errejón 'culpó' este jueves al patriarcado, al neoliberalismo y a la política de su caída política. El ya exdiputado no entonó el mea culpa, ni pidió perdón a las víctimas de sus supuestos delitos por abusos sexuales.
PP y Vox piden responsabilidad a Yolanda Díaz. Y el caso golpea también a la líder de Más Madrid y ministra de Sanidad, Mónica García, que ha reconocido de forma implícita algunos errores. Dice García que no "supieron" intervenir.
El líder de IU, Antonio Maíllo, ha señalado a Sumar y Más Madrid por el escándalo. Y Enrique Santiago, secretario general del PCE, dice que la formación liderada por Díaz debe una "reparación al país" por este asunto ya judicializado.
La Vanguardia ha deslizado que Errejón advirtió en Sumar que estaba en terapia por una supuesta adicción al sexo y las drogas. Iglesias ya denunció el pasado año en un artículo que había diputados bien tratados por la prensa que se pasaban "de las rayas".
Cabe recordar que la actriz Elisa Mouliáa ha denunciado ante Errejón en un juzgado por una presunta agresión sexual cometida en 2021.
Escándalo
Este escándalo pone en la picota a Sumar y a sus principales líderes, Yolanda Díaz, Mónica García y Ernest Urtasun. El 'tsunami' no afecta a Podemos, ya que estos casos iniciados tras la denuncia de Cristina Fallarás están focalizados en los últimos años.
Los morados han criticado el papel de Sumar y Más Madrid. La formación madrileña está inmersa en una crisis a cuenta de la parlamentaria madrileña Loreto Arenillas, que está acusada de presionar a una denunciante para que no lo hiciese público.
Contradicciones entre persona y personaje
"He tenido el privilegio de defender las ideas que considero más hermosas y justas, y de hacerlo en una de las décadas más intensas. Pero también más duras, de la política española. Eso conlleva muchas experiencias, aprendizajes y motivos de orgullo. Pero también genera un tipo de vida, una cotidianidad, una subjetividad, un tipo de vínculos con el entorno, con la fama y con los demás que pasan factura. El ritmo y el modo de vida en la primera línea política, durante una década, ha desgastado mi salud física, a mi salud mental y a mi estructura afectiva y emocional", explicó Errejón.
El ex portavoz parlamentario de Sumar afirma que "en la primera línea política y mediática se subsiste y se es más eficaz. Al menos así ha sido mi caso, con una forma de comportarse que se emancipa a menudo de los cuidados, de la empatía y de las necesidades de los otros. Esto genera una subjetividad tóxica que en el caso de los hombres el patriarcado multiplica, con compañeros y compañeras de trabajo, con compañeros y compañeras de organización, con relaciones afectivas e incluso con uno mismo".
"Yo, tras un ciclo político intenso y acelerado, he llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona. Entre una forma de vida neoliberal y ser portavoz de una formación que defiende un mundo nuevo, más justo y humano. La lucha ideológica es también una lucha por construir formas de vida y relaciones mejores, más cuidadosas, más solidarias y, por tanto, más libres. No se le puede pedir a la gente que vote distinto de cómo se comporta en su vida cotidiana. Llevo tiempo trabajando en un proceso personal y de acompañamiento psicológico. Lo cierto es que para avanzar en él y para cuidarme, necesito abandonar la política institucional, sus exigencias y sus ritmos", dice.
Ante estas informaciones Sumar dice que inicia "un proceso para recabar información sobre las declaraciones que se habían vertido sobre Íñigo Errejón".
"Desde Sumar aspiramos a construir una sociedad y una política feminista y eso requiere un compromiso firme en todos los ámbitos", añaden.
La década de Errejón
En 2014 Pablo Iglesias estaba cerca de presentar Podemos e Íñigo Errejón, que había ejercido como 'cabecilla' del 15M, tardaba en regresar a España. Pero lo hizo para convertirse en ideólogo y jefe del aparato de la organización morada.
La marcha de Iglesias a Bruselas le 'regaló' el partido a Errejón, que acabó enfadando al número 1 y la situación desembocó en un pulso en las primarias de Vistalegre II. Arrasó Iglesias, que quitó la portavocía a su ex número 2, proclive a dejar gobernar a Pedro Sánchez en 2015. También le forzó a convertirse en líder en la Comunidad de Madrid.
Finalmente, Errejón se negó a presentarse con Podemos y, aprovechando la confección de Más Madrid por parte de Manuela Carmena, se presentó por este nuevo partido a las autonómicas de 2019. Errejón volvió a fracasar en su intento de hacerse con el poder en la Comunidad de Madrid. Y probó la hiel por tercera vez al fracasar en las elecciones generales con Más País.
Al menos consiguió un escaño que le sirvió para convertirse en una especie de 'Pepito Grillo' en el Congreso. Usando de forma hábil argumentos que no cotizaban en política como la salud mental y la conciliación.
Cuando parecía un "cadáver político", Podemos se desgastó, nació Sumar y Yolanda Díaz lo rescató hasta convertirlo en portavoz de la coalición. Hasta este jueves.
Errejón, vida y milagros
Iñigo Errejón rebajó la 'arrogancia' que existía en la izquierda española sobre los movimientos populares latinoamericanos con una tesis que presentó en 2011. La agonía del 'zapaterismo' y la falta de fuerzas de la izquierda alternativa estatal focalizada en IU sumió en una depresión al progresismo ortodoxo español. Y esta familia política buscó refugio intelectual en otras latitudes.
Hacia el otro lado del charco llegaron las atentas miradas de varios jóvenes españoles 'rojos' que aprovecharían la incapacidad transformadora de IU.
En este proyecto estaba Íñigo Errejón, que el 15 de mayo de 2011 presentó su tesis doctoral. Posteriormente, participaría en una 'manifestación rutinaria' que desembocaría en el 15M. Esta ayudó a cambiar los marcos conceptuales y regenerar un sistema político español lastrado por la corrupción.
Errejón e Iglesias
Íñigo Errejón firmó una brillante tesis doctoral de 656 páginas titulada 'La lucha por la hegemonía durante el primer gobierno del MAS en Bolivia (2006-2009): un análisis discursivo'. El politólogo, antes de entrar en harina, le dedicó la obra a varios amigos.
Y entre ellos se encontraba Pablo Iglesias. "Nos conocimos enfrentados, pero no tardamos mucho en comprender que veníamos del mismo sitio y debíamos cuidarnos, nos quedaba mucho camino por recorrer. En Pablo Iglesias he encontrado un compañero de mente incisiva y voluntad bolchevique, así como un permanente estímulo intelectual. Él me enseñó que el arte de la guerra se practica con método y tesón, haciendo más que diciendo, como me quiere. Esta tesis y su autor le deben mucho más de lo que cabría en estas líneas".
Tres años antes Iglesias había firmado 'Multitud y acción colectiva postnacional: Un estudio comparado de los desobedientes, de Italia a Madrid', y en el apartado de dedicatorias también se acordó de Errejón, "al que conocí comiendo pan con azúcar —es como un suizo, decía— en el puesto de chuches de la facultad. Tuve la suerte de darle una clase que me permitirá presumir de haber sido profesor nada menos que de Iñigo Errejón".
Hegemonía
Íñigo intentó adaptar el concepto nacional-popular latinoamericano a España mediante un patriotismo de baja intensidad. Sin himno ni bandera, con el que interpelaba a la ciudadanía con el 'arriba-abajo' que relevaba al 'izquierda-derecha' que había mantenido el negocio bipartidista.
Errejón estudió el éxito del Movimiento Al Socialismo de Bolivia y aseguró que el partido y Evo Morales eran "los catalizadores y representantes de una nominación radical: la de 'pueblo boliviano', que es una identidad política generada por medio de la dicotomización conflictual del campo político, la representación de las élites como enemigas del interés general de la nación, y la operación metonímica por la cual los grupos sociales- particulares- indios y pobres- encarnan la voluntad general – universal".
La capacidad del MAS para erigirse como portavoz del "pueblo boliviano" evidenció el éxito en Latinoamérica de las ideas del teórico Ernesto Laclau, discípulo aventajado de Antonio Gramsci y profesor tardío de Errejón, que cree que la hegemonía es "la capacidad de un grupo de presentar su proyecto particular" encarnado en "el interés general".
El proyecto particular de Errejón era atornillarse al escaño, vivir de forma 'peterpanesca' y, tal y como se está evidenciando, regarlo todo con toxicidad afectivosexual.
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