Los Franco venden el icónico edificio donde vivió la hija del dictador.
Los siete pisos de lujo en la calle Hermanos Bécquer de Madrid están valorados en unos 70 millones de euros.
Durante la dictadura franquista, el Pazo de Meirás, localizado en el municipio coruñés de Sada, fue el emblema de la saga del general Francisco Franco. Una de la muchas propiedades que formaba parte del millonario patrimonio inmobiliario que poseía la familia del dictador. Y, precisamente, ahora el clan ha vuelto a la escena pública por haber vendido los siete pisos de lujo donde residió la hija del dictador y Carmen Polo, Carmen Franco.
Se trata del edificio ubicado en la calle madrileña de Hermanos Bécquer, 8. Como mencionábamos antes, se compone de un total de siete pisos de lujo de más de 600 metros cuadrados y cuya operación de venta podría haber superado los 70 millones de euros, según ha publicado Vanitatis. Con un precio superior a los 15.000 euros por metro cuadrado, el precio de cada inmueble podría superar los 10 millones de euros, tal y como ha trascendido. Estos inmuebles pertenecían a la herencia de Carmen Franco y en los que residió hasta su fallecimiento en 2017.
La operación la ha llevado a cabo la empresa Lienzo Real Estate, fundada por la empresaria Casilda Pan De Soraluce en 2022 junto a las especialistas en obras nuevas de lujo Alejandra Satrústegui y Carmen Aguilera, dedicada en exclusiva a viviendas de obra nueva por encima de los dos millones en el centro de la capital española. La interiorista Belén Domecq, al frente de la empresa Cosmic y hermana de la diseñadora jerezana Inés Domecq, ha sido la encargada de llevar a cabo la reforma de este edificio madrileño. De hecho, es la interiorista jerezana quien ya está publicando diversas instantáneas de la reforma en su perfil personal de la red social Instagram.
Cabe destacar que el edificio de Hermanos Bécquer fue después del ya mencionado Pazo de Meirás una de las joyas inmobiliarias en la capital española de los nietos del general y, también, sede de las empresas del clan que heredaron los hijos de Carmen Franco tras su muerte. Además, y tras la venta del inmueble localizado en la capital española, ha sido la ‘nietísima’ Carmen Martínez Bordiú quien ha decidido poner en venta una de las piezas que también formaba parte del patrimonio que dejó su madre en herencia.
Se trata de una vajilla de la firma portuguesa Vista Alegre. Cada pieza del menaje cuenta con el diseño de un monumento de la geografía española como la Alhambra de Granada o el Alcázar de Toledo. Esta sería una pieza muy especial ya que, según ha trascendido, se trata de un regalo personal que el dictador portugués António Oliveira Salazar regaló a Francisco Franco y cuya puja partirá de los 12.000 euros.
Esta es una de las muchas piezas que forman parte del patrimonio que legó Carmen Franco, como lo era un collar de esmeraldas que salió a subasta este pasado 2022 junto a unos pendientes y un solitario en la casa Christie's por 168.300 euros. La primera en poseer este collar fue Carmen Polo, la esposa de Franco, y más tarde pasó a su hija Carmen Franco Polo, marquesa de Villaverde, que lo lució en grandes ocasiones como la boda de la Infanta Elena en 1995 o la de su nieto, Luis Alfonso de Borbón en 2004 con Margarita Vargas, quién fue la última persona de la familia en lucirlo.
Una historia de un patrimonio millonario que hoy vuelve a la escena pública, pero ¿cuál es la historia?
Los bienes del Pazo de Meirás
Tal y como publicábamos desde elcierredigital.com en 2022, un total de 82 años fue el tiempo que el Pazo de Meirás y todos sus bienes han estado en manos de la familia Franco. Sin embargo, este largo periplo finalizó en diciembre de 2020, cuando se decidió que los descendientes del dictador entregarían al Estado el inmueble y los objetos de valor que hay dentro de él, que se cuentan por cientos. Entonces se esperaba a la sentencia definitiva.
A principios de 2020 un anuncio despertó todas las alarmas. El Pazo de Meirás estaba en venta. Mikel Luxury Estate lo anunciaba en su página web por ocho millones de euros. En un anuncio escrito en inglés y dirigido al mercado internacional, la inmobiliaria describía el pazo de Meirás como "un palacio exclusivo y extraordinario en Galicia, España" y explicaba que se trataba del pazo de Meirás, situado en el municipio de Sada, en A Coruña, que ocupaba una superficie de 66.792 metros cuadrados y destacando que el pazo de Meirás es "un sitio único, lleno de historia y detalles especiales (biblioteca, imágenes, elementos arqueológicos, escudos de armas, fuentes, horquillas, decoraciones), lo que lo convierte en una excelente oportunidad”.
Es decir, que edificio y contenido estaba valorado por la familia Franco en ocho millones de euros. A la muerte del dictador, en 1975, el Pazo figuraba como la joya de la corona del testamento de Franco, que redactó en 1968, y que entonces tasaba en 14 millones de pesetas de entonces (840.827 euros de ahora), prácticamente la mitad de la herencia del general. En lo que sí parecen ponerse de acuerdo todos los expertos es que solo el edificio del Pazo podría alcanzar los tres millones de euros, lo que significaría que todo lo que contiene supondría cinco millones más.
En cualquier caso, lo cierto es que la lista de elementos contenidos en esta ubicación es de esas que quitan el hipo. De acuerdo con el inventario que ordenó hacer el juzgado número 1 de La Coruña ante la amenaza de que estos pudieran ser extraídos del lugar en camiones de la familia Franco, existen 616 bienes en el interior del lugar y 81 en el exterior.
En total 697 elementos, una cantidad ingente que ofrece una idea de la dimensión del potencial patrimonial del Pazo de Meirás. Y todo esto, según los responsables del inventario, sin abrir armarios ni cajones y habiendo trabajado por un tiempo limitado que les ha impedido realizar un trabajo más exhaustivo. A continuación, informamos sobre las características de algunos de los bienes más preciados del Pazo.
De las estatuas de Isaac y Abraham a otras esculturas
En su origen, las imponentes estatuas de Isaac y Abraham, realizadas por el Mestre Mateo, formaban parte de las románicas jambas de la fachada oeste de la catedral de Santiago. Tras desmontarse el conjunto escultórico en el siglo XVI quedaron en el olvido y tuvieron que pasar dos siglos hasta que el mecenas Pedro María Cisneros de Castro y Ulloa las trasladó a sus dominios.
Ya en el siglo XX, gracias al impulso de Fermín Bouza-Brey, el Ayuntamiento de Santiago las compró por 60.000 pesetas, un precio irrisorio nada acorde con su valor real. Se conoce que entraron en la esfera de la familia Franco en 1954, aunque la ambigüedad del proceso de adquisición es la nota dominante del mismo.
Sea como fuere, las de Isaac y Abraham no son las únicas esculturas de valor que alberga el Pazo. Existen otras muchas, con motivos muy variopintos. Algunas de ellas son la de Santa Ana, la Virgen y el Niño, la de San Martiño, las de los santos San Andrés y San Cristóbal o la de la Inmaculada. Finalmente, los exteriores del edificio cuentan con una réplica del parteluz de la Catedral de Santiago. En definitiva, un desfile de piezas absolutamente descomunal.
Bustos y cuadros de incierto futuro
Los técnicos de la comitiva judicial encargada de inventariar el Pazo también han constatado la presencia de múltiples bustos y cuadros en el complejo. En lo que respecta a los primeros, son en su mayoría de la célebre novelista Emilia Pardo Bazán, aunque también los hay de otros personajes relevantes entre los que destacan el de Francisco Franco (metálico) o el emperador romano Octavio Augusto.
De los segundos, los más destacados son los de la familia Franco, especialmente uno en que el dictador aparece junto a su esposa Carmen Polo y un retrato de cuerpo entero de la propia Pardo Bazán. En cuanto a aquellos relativos a los Franco, su futuro es incierto, pues la nueva Ley de Memoria Democrática prohíbe las exaltaciones del franquismo. Por ende, solo su valor artístico podría permitir su conservación.
En cualquier caso, también han aparecido obras con otros motivos como la Presentación de María en el templo, la Virgen con el niño portando un ramo, la Sagrada familia e incluso una de gran formato donde puede verse una escena de caza que se ha catalogado como de estilo Velázquez.
El mobiliario, digno de la realeza
Probablemente, una de las muestras más obvias de la opulencia del Pazo sea el mobiliario que alberga. En esta línea, existen lujosas lámparas (de aceite, de araña de cristal, de techo, de porcelana, metálicas de pie, de bronce de madera, de sobremesa, etc.), retablos (destacan uno de madera con la imagen de la Virgen con el Niño y otro con la imagen de San José), pilas bautismales, maquetas, butacas, tresillos victorianos, trofeos de caza y hasta un sarcófago de caliza, todos repartidos en las dependencias del inmueble.
Fuentes del sector cinegético afirman a elcierredigital.com que los trofeos de caza que tenía Francis Franco en el Pazo de Meirás, cabezas de venado de medalla, fueron retirados y llevados a otro destino antes de que se produjera la petición de la administración pública para conservar para el Estado los bienes inmuebles del palacio.
También hay elementos que se han identificado como piezas que pertenecen a Patrimonio Nacional. Es el caso de una pantalla de chimenea elaborada con un tejido de seda procedente de las cortinas del Palacio Real encargadas en su día por Alfonso XII, múltiples muebles de Carlos IV, dos cómodas del siglo XVIII o un sofá tapizado con la misma tela de los de la reina Victoria Eugenia.
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