Los enigmas del 'Crimen de Los Galindos'

Han pasado casi 50 años de uno de los crímenes que marcó la historia de la crónica negra española y que pasó a la historia como el crimen de la Transición. El 22 de julio de 1975 tuvo lugar el quíntuple asesinato de los trabajadores de la finca de Los Galindo en la localidad de Paradas, en Sevilla. A día de hoy, el crimen sigue rodeado de incógnitas y todavía sigue sin conocerse quién o quiénes fueron los culpables. 

Este crimen atroz ha sido reencarnado por medio de varias producciones. El 22 de mayo se estrenaron paralelamente en Telecinco la serie ‘El Marqués’ y el debate ‘La verdad de los Galindos’, que trata de resolver los mayores enigmas que hay en torno al crimen que marcó la Transición española. Ambas producciones ya van por el tercer episodio y el debate esta producido por Mediaset en colaboración con Fénix Media y distribuido por Mediterráneo Mediaset España Group.

Este debate ha contado este miercoles con la presencia vía telefónica de Juan Mateo Fernández de Córdova, hijo de los marqueses dueños del famoso Cortijo, que quiere hacer justicia revelando lo que ocurrió el día de la matanza, basándose en el testimonio que le confesaron dos personas de su propia sangre.

En este debate han participado también periodistas nacionales de investigación y sucesos. De hecho, en el episodio de este miércoles 5 de junio ha aparecido en escena el director de elcierredigital.com, Juan Luis Galiacho, especialista en investigación de sucesos.

Pero, además, este 6 de junio se estrena en exclusiva en Prime Video, de la plataforma Amozon,  el documental 'Los Galindos: Toda la verdad'. Se trata de una producción de Fénix Media. Pero antes, desde elcierredigital.com hemos contactado con la encargada de la investigación para este documental, la periodista Almudena García, que señala que “la intención ha sido hacer una sinergia entre las tres producciones. Para el documental vamos a contar con testimonios reales. Se perdió el sumario, pero tenemos las diligencias policiales. También tenemos acceso a documentos que nos han cedido personas vinculadas a la casa y tenemos cosas inéditas que hasta ahora no habían salido a la luz. Es muy probable que los testimonios del documental puedan desvelar quien o quienes cometieron el crimen”. 

“Más que un crimen perfecto fue una mala investigación, donde se toqueteó todo, se cambiaron las cosas de sitio y los vecinos del pueblo contaminaron las pruebas. La realidad es que hubo una contaminación de la escena del crimen bestial. Además, los dueños del cortijo, el Marqués de Grañina y su mujer, no estaban nada interesados en que se hicieran investigaciones e hicieron todo lo que estuvo en su mano para que no se investigara, y así fue. Se intentó tapar el caso con todos los medios posibles. Han muerto cinco trabajadores inocentes y nunca se ha celebrado un juicio ni se ha señalado un culpable”, añade Almudena

El crimen de la Transición

Corrían las 3 de la tarde del 22 de julio de 1975 cuando se declaró un incendio en el cobertizo del cortijo. El calor era brutal, ese día hizo 49 grados, y los peones de la finca corrieron a Paredes para avisar a la Guardia Civil. Cuando los agentes de la Benemérita llegaron, los braceros ya estaban intentando extinguir el fuego del que se desprendía un olor a gasóleo.

En el camino que llevaba a la casa del capataz se descubrió un reguero de sangre que llevaba hasta una habitación, en la que encontraron el cadáver de Juana Martín Macías, de 53 años, esposa del capataz. Su cabeza estaba machacada y presentaba heridas realizadas con un pajarito, una herramienta de hierro utilizada habitualmente en el campo.

Más tarde, cuando el fuego se extinguió se descubrieron dos cuerpos carbonizados. Eran los del tractorista José González Giménez, de 27 años, y su mujer, Asunción Peralta Montera, de 34 años, que estaba embarazada de seis meses. Un poco apartado encontraron el cuerpo del peón Ramón Padilla González, de 40 años. Le habían disparado por la espalda.

Tres días después se descubriría el cuerpo de una quinta víctima, a la que finalmente acusaron de los asesinatos, Manuel Zapata, de 53 años y ex legionario. Desde el principio las investigaciones estuvieron repletas de errores. De hecho, antes de que la Policía y el juez es personasen en el macabro escenario un equipo de Televisión Española, que por primera vez hacía la competencia a la prensa de sucesos, llegaba al lugar de los hechos. Involuntariamente se alteró la escena del crimen y se borraron rastros en el momento de grabar.

Varias teorías, muchas incógnitas

A lo largo de los años han pasado muchas hipótesis por el caso. La primera de ellas apuntaba a la implicación del dueño de la finca, el marqués de Grañina, Gonzalo Fernández de Córdoba y Toprete. La ‘teoría del trigo negro’ sostenía que el marqués y Antonio Gutiérrez, el administrador, especulaban con una parte del trigo sin hacerlo constar en el Servicio Nacional de Distribución Agraria como marcaba la legalidad en ese momento. Según esta teoría el capataz, Manuel Zapata, se habría enterado de esta situación.

El propio hijo de los marqueses de Grañina, Juan Mateo Fernández de Córdova, apuntó en su libro ‘El crimen de los Galindo: Toda la verdad’ que el motivo del crimen habría sido tapar un fraude económico en la cooperativa, en la que participaba esta finca olivarera de Paradas.

El autor material de los asesinatos sería un profesional contratado para amedrentar a Manuel Zapata, capataz de la finca, que había descubierto el desfalco y pensaba contárselo al padre de Mercedes Delgado, esposa del marqués y dueña de las tierras. Pero el supuesto "susto" acabó en cinco muertes, un final que nadie esperaba. Fernández de Córdova reveló los secretos del crimen, mediante conversaciones mantenidas con su madre, Mercedes Delgado, esposa del marqués.

Almudena García, encargada de la investigación en la docuserie 'Los Galindos: Toda la verdad', explica para elcierredigital.com que “al marqués no le interesaba que se supiera el crimen ni quien lo había cometido. Tal y como dice su hijo Juan Mateo, es posible que él no fuera el autor material, pero sabía quién había sido y lo que hizo fue taparlo. Respecto a los crímenes el administrador tiene una coartada muy poco sólida. Hay unas horas en las que desapareció y la única persona que testifica que estaba en su casa es su mujer. Además, hay muchos testigos que lo vieron pasar con su coche por el pueblo”.

Ante los rumores de su presunta culpabilidad, el propio marqués contó a la Guardia Civil la versión conocida como ‘teoría de los legionarios’ y que fue muy popular durante años. Según esta versión, el aristócrata permitió pernoctar en su finca a nueve legionarios que volvían a Ceuta después de participar en el desfile del día del Alzamiento Nacional, 18 de julio, en Madrid.

La Guardia Civil localizó a ocho de los legionarios en Ceuta y al noveno en Barcelona y demostraron que el día que se cometieron los crímenes ya no estaban en la finca. “Esta teoría fue un bulo porque no había nada que la corroborase. El marqués intentó crear todos los obstáculos posibles a la investigación y ese fue uno más”, añade Almudena García.

Finalmente, la teoría que triunfó fue la de un crimen pasional. El tractorista habría asesinado a los capataces porque hace años había sido prometido de la hija de estos. Según esta teoría, los mató y después hizo lo mismo con su mujer. El peón Ramón Padilla habría sido una víctima colateral. Finalmente, José se habría suicidado lanzándose a las llamas. Una forma curiosa y dolorosa de acabar con su vida. Esta teoría se mantuvo como oficial durante ocho años.

Respecto a esta teoría, Almudena García apunta que “el tractorista, José González, fue el único culpable que señaló la policía para quitarse la historia de encima. Le echaron la culpa al muerto. Algo que evidentemente nadie se creyó. Se reunieron pruebas suficientes para decir que Pepe González había sido una víctima más”.