Logo El Cierre Digital
Mujer sonriente con blusa blanca en un jardín y al lado la portada de un libro titulado Isabel Preysler Mi verdadera historia
INVESTIGACIÓN

Lo que Isabel Preysler nunca cuenta: Por qué vino a España, sus hermanos y la droga

Los excesos de sus hermanos y la entrega de Isabel al ocio y la vida social precipitaron su marcha a Madrid con 17 años

Isabel Preysler (Manila, 1950) ha sorprendido a propios y extraños con el anuncio de la publicación de sus memorias bajo el título 'Mi verdadera historia' (Espasa). El libro llega como un intento de fijar, por fin, la versión personal de una vida marcada por el lujo y los amores mediáticos. La “reina de corazones” parece dispuesta a abrir su baúl de recuerdos. Aunque la incógnita es si lo hará con toda la transparencia que merece una biografía que ha estado rodeada de silencios.

Durante décadas, Preysler ha cultivado un estilo basado en la reserva. Ha evitado referirse públicamente a los episodios más oscuros de su vida. Desde los verdaderos motivos que precipitaron su salida de Filipinas hasta las dramáticas historias que afectaron a sus hermanos, atrapados algunos en la espiral de las drogas y la delincuencia. Secretos familiares que nunca quiso airear. Pero que ya fueron recogidos en su mayor parte por investigaciones periodísticas, como las realizadas por el director de elcierredigital.com, Juan Luis Galiacho.

Esos capítulos ocultos son los que más interés despiertan en torno a sus memorias. ¿Reflejará Isabel con fidelidad lo que vivió en su juventud en Manila, los problemas que cercaron a su familia y las razones de su “huida” a España? O, por el contrario, ¿optará por seguir velando esas páginas incómodas de su pasado?

Mujer con saco negro y blusa clara posando frente a un fondo con letras rojas grandes
Isabel Preysler. | Europapress

Desde niña, Isabel Preysler destacó por su independencia y coquetería en el elitista colegio de Nuestra Señora de la Asunción de Manila. Heredó los rasgos exóticos de su madre y la simpatía de su abuela, pero sus resultados académicos fueron mediocres. Apenas aprobaba las asignaturas, salvo en idiomas y economía doméstica. Esto en una época en la que la educación femenina en Filipinas estaba orientada a preparar a las jóvenes para el matrimonio y no para los estudios superiores.

Aun así, Isabel logró brillar en el colegio gracias a su carisma y sentido estético. Era líder entre sus compañeras, presidía su clase y acaparaba los papeles principales en las obras de teatro. Esa seguridad se reforzó al ser elegida repetidamente para encarnar a la Virgen María en el pesebre viviente. Muy pronto, la atención que despertaba en su entorno le hizo consciente de su atractivo y del poder de seducción que ejercía.

En la adolescencia se integró en la reducida y endogámica sociedad de clase media-alta filipina, donde lo habitual era preocuparse por la apariencia antes que por la formación. A los quince años ya era reina de fiestas locales y, poco después, comenzó a frecuentar los ambientes más exclusivos de Manila. Su primer novio serio, Louie Ismael, la introdujo en clubes como el Casino Español o el Manila Polo. Un mundo de lujos que contrastaba con las limitaciones económicas de su propia familia. Isabel descubrió así un estilo de vida que marcaría sus aspiraciones futuras: moverse en círculos donde reinaban el poder, la riqueza y la ambición.

La adolescencia de Isabel Preysler y los motivos de su 'huida'

Con sólo 17 años, Isabel ya se codeaba con los integrantes de las grandes familias filipinas, que además la adulaban y cortejaban. Se había ganado la confianza y la simpatía de las personas que rodeaban a la presidenta Imelda Remedios Visitación Romuáldez. Más conocida por Imelda Marcos, la entonces primera dama del país y esposa del dictador Ferdinand Marcos, que fue bautizada por sus compatriotas como la “mariposa de hierro” (The iron Butterfly). De esta manera consiguió ser invitada a muchas de sus fiestas. Empezó a participar en los desfiles de modelos que la controvertida presidenta organizaba para supuestos fines benéficos en hoteles de lujo de Manila.

La ex primera dama de Filipinas era conocida por sus excesos. También por sus colecciones de joyas y los más de 1.500 pares de zapatos (de Ferragamo, Givenchy, Chanel, Christian Dior…) acumulados durante los años del mandato de su esposo. Como también más tarde por su excelsa línea de moda. Estas extravagancias fueron después copiadas en parte por Isabel Preysler, formando algo vital en su vida. Por ejemplo, sus copiosos armarios que han sido descritos de mil maneras por ex camareras y niñeras a su servicio.

Mujer de cabello castaño y liso con vestido burdeos y pendientes largos posando frente a un fondo con logotipos de marcas en un evento
Isabel Preysler. | Europapress

En este ambiente de lujo y placer conoció a un atractivo playboy, de nombre Juny Kalaw. Él era quince años mayor que ella, e hijo de una de las familias más ricas de la capital. El maduro Juny Kalaw quedó prendado del encanto de aquella jovencita que lucía minifaldas por las pasarelas de los hoteles de cinco estrellas de Manila. Pronto empezó a salir con ella, complaciéndola en todo tipo de caprichos y provocando el desasosiego de sus padres que no veían con buenos ojos esta relación que consideraban bastante frívola.

Para separar a Isabelita de este mundo, que contradecía la rigidez moral de la influencia católica en su familia, decidieron alejar a la niña. Y pensaron que lo idóneo era Madrid, donde tenían familia. En principio, sólo se trataba de una temporada. Lo importante era que tuviera ocasión de reconducir su vida y no acabara como alguno de sus hermanos que había sido víctima de la droga.

El lado 'oscuro' de los hermanos de Isabel Preysler

Su hermano Carlos, conocido como 'Charlie junior', era un conocido toxicómano. Tenía antecedentes policiales y estaba fichado por la Brigada Antidroga Americana con la clave P624, según publicó en su día la revista Tiempo. En una referencia, fechada el 7 de marzo de 1985, dentro del archivo de datos del Federal Bureau of Investigation (FBI) se puede leer. “Orden de arresto contra Carlos Preysler Arrastia, nacido en Manila el 17 de marzo de 1954 por quebrantamiento de condena, atraco a mano armada y violación de una mujer”.

En las anotaciones marginales del documento, el juez responsable del caso escribió: “distribuida su fotografía y sus huellas, interesa su búsqueda y captura. Individuo muy peligroso, suele ir armado”. Un periodo después ingresó en la prisión de Muntinlupa por un delito de estafa donde estuvo cerca de cinco años, desde 1999 a 2004.

Murió en Filipinas el 15 de abril de 2013 víctima de un cáncer de pulmón, una enfermedad que también produjo la muerte de su hermana pequeña Beatriz en octubre de 2011. “Lo que tengo claro es que él jamás violó a nadie ni tuvo un arma en sus manos. Se rodeó, eso sí, de muy malas compañías. Mi hermano estaba enganchado a las drogas. Algunos desalmados las vendían a la puerta de los colegios de Filipinas. Hay una generación perdida en aquel país por esta cuestión. Yo, por suerte, me libré, porque me casé a los 20 años y me fui. Mi hermano Carlos, sin embargo, que era menor, cayó. Mis padres se percataron cuando tenía 16 años de que estaba metido hasta dentro. No llevaba mucho tiempo en ese mundo, pero ya era demasiado tarde”, afirmó Isabel Preysler tras su muerte.

Mujer con gafas de sol rodeada de periodistas y varios micrófonos de diferentes medios de comunicación
Isabel Preysler. | Europapress

Otro de sus hermanos, Enrique, el mayor, conocido como Ricky, murió en extrañas circunstancias en Hong Kong. Concretamente ahogado en la bañera de un hotel donde vivió un apasionado romance con una ilustre dama filipina. Según algunas fuentes, en la habitación donde apareció se encontraron restos de heroína y los instrumentos adecuados para inyectarse el denominado polvo de la muerte. Isabel lo niega: “No, no es cierto.

Enrique Preysler falleció en la habitación de un hotel de Hong Kong en el año 1971. Su muerte fue consecuencia de la inhalación accidental de monóxido de carbono, por la mala combustión de un termo de agua caliente instalado en el cuarto de baño. Jamás ha tenido relación con el mundo de las drogas ni se encontró heroína en su habitación, habiendo sido un hombre sano y deportista durante toda su vida”. Según su hermana, la bebida tampoco era su hobby habitual, “de hecho, sus amigos le conocían como Tomato, porque era esta su bebida favorita. Además, esto ocurrió hace 40 años ¿Por qué sacarlo ahora? ¿Para hacerme daño? Me llevaba estupendamente con él, por eso sé que no se drogaba”.

Por su parte, su hermano pequeño Joaquín, el mellizo de Beatriz, también tuvo una mala experiencia en su juventud con las drogas y se marchó. Concretamente se fue a vivir a Vancouver (Canadá) donde rehizo su vida casándose con Helen Torres y teniendo dos hijos (Miguel y Emilio). Todo sin apenas mantener desde entonces contacto con su familia.

Una de las cosas que más sorprendió en su día a la sociedad madrileña era lo poco que Isabel hablaba sobre lo que rodeaba a su núcleo familiar más cercano. Cuidaba de una sus máximas: que sólo se conozca aquello que de verdad se quiere mostrar.

La “huida” de Isabel Preysler hacia España

Viendo el ambiente que se estaba generando en Manila, la famila de Isabel Preysler lo tenía claro: había que mandar a Isabelita a Madrid. En la capital de España residía por entonces su tía, Teresa Tessy Arrastia, hermana de su madre Betty. Esta se había “fugado” a España con el embajador Miguel Pérez Rubio con el fin de apartarse de Manila después de un escándalo de infidelidad.

Tras el revuelo que supuso la noticia habían decidido irse a Madrid donde gozaban de una buena situación económica. Allí contaban con inversiones en títulos estadounidenses que les permitía cuidar “encantados” a su querida sobrina.

Vivían en una amplia casa del número 151 de la entonces Avenida del Generalísimo, hoy Paseo de la Castellana. Una vivienda con una extensión cercana a los 200 metros cuadrados y próxima al Estadio Santiago Bernabeu. Allí se instaló Isabelita tras su llegada a Madrid, con habitación y cuarto de baño propio. Y aunque en la capital de España también vivía un hermano de su padre, José María Preysler, prefirieron dejarla con su tía materna. Ya que por entonces la familia no mantenía buenas relaciones con la rama paterna.

Mujer de cabello castaño y lacio con vestido negro de encaje posando frente a un fondo oscuro
Isabel Preysler. | Europapress

Y así fue. En enero de 1969, Isabel Preysler aterrizaba por fin en España. Un país donde se había decretado por tres meses el estado de excepción tras la creciente agitación estudiantil y donde por fin se autorizaron las clases mixtas en la enseñanza primaria. Acababa de cumplir dieciocho años y sus sueños de juventud todavía estaban en el archipiélago oriental. Madrid era, de entrada, un destino no deseado. Aquí, además del frío clima invernal, no era más que una reina destronada. Aunque las condiciones en las que llegó a España eran de todo menos precarias, más bien dignas de la alta sociedad.

Quizá el mayor impedimento era que no conocía a nadie y no hablaba apenas palabra de español. Su formación académica había sido en inglés que es, junto al tagalo, la lengua oficial en Filipinas. No tenía más remedio que utilizar otra vez sus encantos para que la alta sociedad le permitiera entrar en los prestigiosos clubes como en los que había triunfado en Manila. Lo primero era, por tanto, que la joven filipina conociera a mucha gente. Algo que finalmente acabó ocurriendo gracias al apoyo de ciertos 'benefactores' que ayudaron a su adaptación y que repasaremos próximamente en elcierredigital.com.

➡️ People ➡️ Nacional ➡️ Historia ➡️ Libros ➡️ Sagas ➡️ Investigación

Más noticias: