
La cara B de la ministra Pilar Alegría: Del palco de Basilea al foco del 'caso Koldo'
La titular de Educación, casada con un directivo del Ibex, busca alejarse del tema Ábalos en los Paradores de Aragón
Este domingo España perdió la final de la Eurocopa Femenina ante Inglaterra tras un empate a 1‑1 y una tanda de penales adversa. En el palco institucional acudieron la princesa Leonor y la infanta Sofía. A ellas las acompañaba Pilar Alegría, ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, y portavoz del Gobierno. Su presencia como única representante del Ejecutivo contrastó con la ausencia del presidente, y adquirió importancia simbólica.
La ministra María del Pilar Alegría Continente nació el 1 de noviembre de 1977 en La Zaida (Zaragoza). Una localidad de menos de 500 habitantes donde sigue siendo conocida como ‘Pili’ por vecinos que destacan su cercanía.
Fue la primera universitaria de su familia, obteniendo la diplomatura en Magisterio (Educación Primaria) en la Universidad de Zaragoza y un máster en Educación Social en la Complutense de Madrid. Aunque formó parte del sistema educativo y estuvo profesionalmente vinculada a temas sociales, nunca ejerció como docente directa.
De Aragón al Gobierno central
La carrera política de Alegría comenzó en 2008, cuando fue elegida diputada en el Congreso por Zaragoza como número 2 en la lista del PSOE. Revalidó su escaño en 2011 y asumió más responsabilidades en la ejecutiva federal del partido.
En 2015 dio el salto a la política autonómica en Aragón. Renunció a su escaño nacional para ser consejera de Innovación, Investigación y Universidad bajo el gobierno de Javier Lambán. Allí lideró la aprobación de un Pacto por la Ciencia y un fondo plurianual para financiar la Universidad de Zaragoza. Su ascenso fue paralelo a su consolidación dentro del PSOE, con cargos internos como secretaria regional de Organización.
En febrero de 2020 fue nombrada delegada del Gobierno en Aragón por Pedro Sánchez, cargo que desempeñó hasta julio de 2021.

Posteriormente, el 12 de julio de 2021 asumió la cartera de Educación y Formación Profesional, con posterior ampliación al deporte. En noviembre de 2023 fue designada portavoz del Gobierno, lo que la convierte en una de las figuras visibles del Ejecutivo Sánchez.
En enero de este año fue proclamada secretaria general del PSOE Aragón tras la renuncia de Darío Villagrasa. Un proceso avalado desde Ferraz y no exento de críticas de sectores vinculados al expresidente Lambán. Este consideró que era una anomalía que un ministro se enfrentase a un presidente autonómico residente en su partido.
Además, ejerce como portavoz del grupo parlamentario socialista en las Cortes de Aragón, de cara a reforzar la estrategia autonómica con vistas a las elecciones previstas para 2027.
El entorno familiar de Pilar Alegría
Pilar Alegría está casada con Iván Molinero Camacho, quien ha pasado de panadero a directivo en Solaria, eléctrica cotizada en el Ibex 35. La pareja tiene un hijo, cuya identidad mantienen en privado. El menor está en edad escolar y la decisión sobre su centro educativo ha sido motivo de debate público.
En 2021 surgió una polémica en torno a si su hijo asistía a un colegio público o privado. Medios como Vozpópuli apuntaron al Liceo Francés Molière de Zaragoza como posible centro privado. Sin embargo, ella ha defendido haberlo escolarizado en la escuela pública, recalcando su coherencia con sus valores educativos .
La ministra mantiene un perfil discreto sobre su vida familiar. Se sabe que regresa habitualmente a La Zaida, donde sigue siendo tratada como una vecina más, y que mantiene un vínculo emocional fuerte con su pueblo natal.
Las polémicas de Pilar Alegría
En abril-mayo de de este año reaparecieron los rumores que vinculaban a la ministra Alegría con una presunta fiesta con prostitutas en el Parador de Teruel en septiembre de 2020. La fiesta estaría organizada supuestamente por el exministro José Luis Ábalos, en una noche en la que Alegría se alojó en el mismo establecimiento.
Ella negó rotundamente cualquier participación o conocimiento del evento. Calificó las acusaciones como infundadas y denunció una campaña de insultos machistas. Se planteó recurrir a la vía judicial para defender su reputación.

Declaró estar tranquila ante la comisión de investigación del Senado por el llamado ‘caso Koldo’, donde fue citada a declarar. Reiteró que no existe prueba alguna que vincule su persona con los hechos y desafió a presentar evidencia.
Como secretaria general del PSOE Aragón, Alegría ha tenido que gestionar escándalos en el ámbito regional. Uno de esos escándalos implica a Alfonso Gómez Gámez, portavoz adjunto en el ayuntamiento de Zaragoza, investigado por presuntas mordidas durante su etapa como director general de Minas. Alegría defendió que el partido actuó con contundencia al suspender cautelarmente su militancia.
Un liderazgo en tensión
Alegría emerge como una figura política de claro ascenso, con un perfil público que combina vocación educativa y operatividad partidista. Sus logros en Aragón –especialmente en ciencia universitaria y financiación educativa– y su rol como voz oficial del Gobierno central le han dado visibilidad.
Sin embargo, su doble responsabilidad como ministra y líder regional ha generado fricciones dentro del PSOE. El expresidente Lambán criticó el modelo, cuestionando la interferencia de la dirección nacional en los liderazgos regionales.
Asimismo, las polémicas derivadas de los rumores del Parador y su respuesta pública han acentuado una línea de tensión entre su proyección institucional y la vigilancia mediática de su vida privada y decisiones personales.

La ministra Pilar Alegría conjuga un origen de clase media rural con una carrera política creciente. Desde La Zaida al Congreso, del Gobierno autonómico al Consejo de Ministros y ahora al liderazgo aragonés. Su perfil profesional y personal proyecta coherencia educativa y feminista, aunque su discreción es desafiada por especulaciones sobre su vida privada y una política interna cargada de tensiones.
Su presencia institucional junto a la princesa Leonor y la infanta Sofía en Basilea refuerza su rol como cara visible del Estado. Especialmente en el terreno del deporte femenino y la educación. Al mismo tiempo, sus polémicas con Paradores y otros señalamientos equilibran su balanza en la opinión pública.
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