Lo desconocido de Nuria González, viuda de Fernando Fernández Tapias
Una muerte que ha dejado una guerra por su herencia entre sus hijos mayores y su viuda, la exmodelo Nuria González.
Este pasado 25 de octubre el empresario Fernando Fernández Tapias, conocido como 'Fefé', fallecía a los 84 años de edad. La noticia de la muerte del exvicepresidente del Real Madrid conmocionó al mundo empresarial y a la socialité española, que despidió a uno de los más prolíficos empresarios de nuestro país. Hasta el tanatorio madrileño donde se dio el último adiós a de Fernández Tapias se acercaron numerosos rostros vinculados al mundo de la política, cultura, deporte y sociedad española para dar su pésame a su viuda Nuria González, quien contrajo matrimonio con el naviero en 2002 y se convirtió en madre de sus hijos más pequeños: Iván y Alma.
Precisamente, el velatorio del naviero vigués ha sido, en última instancia, testigo de la guerra ante la exmodelo y los hijos mayores del empresario por una millonarioa herencia que supera los 3.000 millones de pesetas. Una pugna que comenzó hace unos años ante la demanda para incapacitar a 'Fefé' presentada en los juzgados de Madrid por parte de sus hijos mayores, Fernando, Borja, Íñigo, Sandra y Juan Carlos.
Una demanda que provocó la ruptura familiar y que se ha puesto claramente de manifiesto durante la despedida al que fuera exvicepresidente el Real Madrid. La tensión que existe entre ambas partes de la familia también se ha hecho patente respecto a la publicación de dos esquelas diferentes en el diario ABC. Una de ellas por parte de la exmodelo palentina y sus dos hijos y, la segunda esquela, publicada por parte de sus hijos mayores. Son en total siete hijos en vida, ya que Bosco, fruto de su primer matrimonio, falleció ya hace años víctima de un accidnete acuático en Lanzarote.
Pero, ¿quién es de verdad Nuria González, la exmodelo palentina, la ahora viuda del naviero vigués Fernando Fernández Tapias?.
De Palencia a Madrid
Nuria González Sánchez nació en Palencia al final de la década de los sesenta, la época conocida como la de los chipiritifláuticos. Pertenece a una familia sencilla, de padres separados, de la Castilla profunda, sin demasiados recursos económicos detrás de sus espaldas. Su única etiqueta era ser hija de María Jesús Celinda Sánchez García, exdiputada nacional del PP por la provincia de Palencia. Una mujer que fue aspirante a la alcaldía de Palencia en las elecciones municipales de 2007, en las que perdió ante el candidato socialista Heliodoro Gallego Cuesta, por entonces presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).
Precisamente, la que luego se convirtió en suegra de Fernández Tapias, la verdadera ideóloga de su hija Nuria, nació el 24 de diciembre de 1945, siete años después que su yerno, en Torremormojón (Palencia). Está separada y tiene seis hijos. Fue la fundadora de la Ejecutiva de OMEGA (Organización Nacional de Mujeres Empresarias y Gerencia Activa). Su carrera política empezó cuando Jesús Mañueco, hoy presidente de Castilla y León por el PP, la llamó para ocupar una plaza en el Senado. Luego fue alcaldesa del Ayuntamiento de Venta de Baños.
Gracias a una pequeña tienda especializada en la organización de eventos, Celinda y sus hijos fueron abriéndose camino más lejos de Palencia llegando hasta Valladolid, la sede de la Junta de Castilla y León en manos del PP. La madre de Nuria, gracias también a padrinos como el expresidente autonómico y exministro Juan José Lucas, consiguió llegar más allá de lo que su modesto currículo político podía aportar.
Con estos mimbres, Nuria González se fue formando y entrando en la moda capitalina. Una mujer cuyas únicas vivencias, hasta su sonado matrimonio con el naviero Fernando Fernández Tapias, provenían del mundo de la moda. Antes de conocer a su futuro marido, se ganaba un modesto sueldo como compradora de telas, colaborando con una fábrica textil situada en la localidad madrileña de Alcorcón y dedicada a la venta de trajes al por mayor. Más tarde como modelo –llegó a desfilar en la Pasarela Cibeles- y luego como estilista junto a Pedro Morago y Nacho Ruiz, con el que mantuvo un corto idilio. Se ocupaba de la parte comercial de sus colecciones de temporada para mujer.
Pero nadie podía predecir que se convertiría en la tercera mujer de uno de los hombres más ricos de España, con una de las mayores fortunas, al que todos sus amigos conocen por el sobrenombre de Fefé, es decir, F.F. Dicen que nunca persiguió un destino así. Que no figuraba entre sus prioridades. Eso dicen.
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Pero al final entró y conectó con el círculo de la alta sociedad y con los típicos personajes del cuore. Poco a poco comenzó a dejarse ver en diversos y escogidos ambientes de la capital de España. Logró hacerse un hueco y consiguió la compañía de conocidos y mediáticos toreros, como Rafi Camino, o de futbolistas como Raúl González, el eterno capitán del Real Madrid, con quien se le atribuyó incluso un efímero romance.
Por entonces, ya, según ella, había ascendido en su escalafón social y se dedicaba al mundo de la alta costura. Su entrada en el club de las chicas de oro le llevó a conocer al maduro millonario Fernández Tapias. Y muy pronto, eso sí, con el apoyo logístico de su madre lo conquistó. Así se hacía realidad la máxima que rodea a casi todos estos potentados separados y divorciados: que sus nuevas mujeres son mucho más jóvenes y guapas que ellos.
Su matrimonio con Fernando Fernández Tapias
Fernando Fernández Tapias y Nuria González Sánchez iniciaron su relación formal en 1998. El naviero conoció a Nuria cuando salía con la modelo Mar Flores, de la que entonces Nuria era muy amiga y compañera de pasarela. Fue ella quien se lo presentó. Dicen que su romance comenzó cuando Fefé le mando unas invitaciones para asistir a una corrida de toros de la Feria de San Isidro y ella le llamó para agradecérselas. Desde entonces no se han separado.
Dicen que como consecuencia de su relación la joven dejó su profesión de modelo para trabajar como estilista y comentarista de moda en varios programas televisivos, cuyas presentadores y directivos de la cadena eran muy amigos de Fernández Tapias. Por ejemplo, durante un cierto tiempo estuvo actuando como cronista especializada en moda en el programa que presentaba en la televisión pública Telemadrid su gran amiga Terelu Campos (también amiga de Fefé), y que se llamaba “Con T de tarde”.
Cuatro años después de conocerla llegaría, por fín, la tercera boda de Fefé, una marca todavía muy poco vista en España. Tuvo lugar la tarde del día 14 de octubre de 2002 en la finca ‘La Peñuela’, propiedad del ganadero y rejoneador Fermín Bohórquez y de su esposa Mercedes Domecq. A diferencia de otras bodas, los invitados no fueron citados en el lugar del enlace, en la finca de Jerez de la Frontera, sino en el aeropuerto de Barajas desde donde varios aviones privados les llevaron hasta la localidad gaditana. La ceremonia fue íntima, con la privacidad que les proporcionó celebrarla en la propiedad de unos amigos.
Al no conseguir la anulación eclesiástica del primer matrimonio del naviero, la ceremonia fue civil. Un hecho que amargó, y mucho, a Nuria. “Mis convicciones y la forma en que me han educado me animan a casarme por la Iglesia. Practico los valores que aprendí desde niña», dixit. Al empresario le daba igual el tipo de ceremonia, máxime después del interminable proceso de divorcio que vivió con su segunda esposa, Juana García Courel. Uno de los divorcios más millonarios de España.
Aunque todo apuntaba a que antes de su boda, Fefé conseguiría por parte del Tribunal de la Rota la anulación eclesiástica de su primer matrimonio, esto no fue así. Su caso fue llevado por la abogada matrimonialista Concha García Proust quien adujo que Fernández Tapias sólo tenía 22 años cuando se casó con Chiqui Riva, «con lo cual estaba muy lejos de tener la suficiente discreción de juicio para asumir los derechos y deberes inherentes al matrimonio». Es decir, argumentaba su «inmadurez psicológica», un aspecto que todos los famosos y ricos denunciantes aducen para lograr su fin. Se trata de aplicar el canon 1095, al que algunos expertos en derecho canónico llaman el “canon coladero” y que, por fin, el Vaticano parece decidido a acabar con él.
El proceso de nulidad de Fefé comenzó a principios de la década de los 90 en el Tribunal Eclesiástico de primera instancia de Madrid, donde obtuvo sentencia afirmativa, declarando nulo el matrimonio del famoso empresario. El caso pasó en segunda instancia al Tribunal de la Rota, de Madrid, que no ratificó la sentencia emitida, ya que Chiqui Riva apeló por no estar de acuerdo con ella. Se da el caso que este proceso de nulidad eclesial no es nada doloroso para el bolsillo de estos potentados. Al contrario, una ganga. Todo el proceso le pudo costar a Fefé unos 1.442 euros (240.000 pesetas): 480 euros por gastos de «litisexpensas» (las tasas habituales del tribunal eclesiástico de Madrid) y 240 euros que le pidió el perito, a las que hay que añadir las mismas cantidades cobradas por los jueces y por los peritos en el tribunal de la Rota.
Y desgraciadamente para Nuria, la anhelada notificación de nulidad matrimonial entre Fernando Fernández Tapias y Chiqui Riva de Luna no llegó, por lo que la exmodelo palentina no pudo ver cumplido su gran deseo de contraer matrimonio religioso. Se tuvo que conformar con una ceremonia civil. Y con matrimonio oficializado con separación de bienes.
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Ese día nupcial del 14 de octubre de 2002 en la finca ‘La Peñuela’, los novios llegaron a la cita en un carruaje de caballos. Y poco después de las siete de la tarde comenzaba la celebración. Nuria escogió un diseño del modista italiano Valentino, en tono crudo. La parte superior del traje estaba cubierta de encaje. El escote, redondo, seguía en la espalda y se cubría, asimismo, de encaje. Nuria llevaba una pequeña cola pero no velo lo que, sin duda, daba más protagonismo al recogido realizado por Cheska. El ramo, por otra parte, era muy sencillo, de rosas blancas y rosas.
Entre los cerca de trescientos invitados, los de siempre, el mismo círculo de poder, sus amigos más íntimos, Alberto Cortina y Elena Cúe; Miguel Boyer e Isabel Preysler; Carlos Goyanes y Cari Lapique; Alfonso Cortina y Miriam Lapique; el torero Rivera Ordóñez y Eugenia Martínez de Irujo, que llegaron por separado; el rejoneador Rafael Peralta; el entonces ministro de Fomento, Álvarez-Cascos y su todavía esposa Gemma Ruiz; y el exministro del PP, Alberto Ruiz Gallardón, y su esposa, Mar Utrera. La ceremonia fue oficiada por el entonces alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, en una carpa instalada para la ocasión y que había sido adornada por Mati Romero de Solís, quien también se encargó de la ornamentación floral en la boda de Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera Ordóñez.
Fue Cari Lapique quien organizó la despedida de soltera de Nuria. Dicen que fue una fiesta discreta donde se reunieron sus mejores amigas: Elena Cue, Inés Sastre, Isabel Sartorius, Nieves Álvarez…Y tras la ceremonia, el restaurante Jockey de Madrid sirvió el cóctel y el banquete que se ofreció en el llamado Jardín de la Parra. Tampoco faltó el marisco de Galicia, la tierra de Fernández-Tapias y que se había traído ex profeso para la boda. En “La Peñuela”', los recién casados disfrutaron junto a sus invitados de una animada fiesta que se prolongó hasta altas horas de la madrugada y que fue amenizada por el conjunto de sevillanas ‘Siempre Así’. Un baile que practican mucho los nuevos ricos.
Un día después de su boda, Fernando Fernández-Tapias y Nuria González reunieron a todos sus invitados en la finca ‘Fuenterrey’, también propiedad de Fermín Bohórquez y Mercedes Domecq. A la una de la tarde, los selectos invitados comenzaban a salir del hotel Monte Castillo, de Jérez, en el que se alojaron durante los días previos a la celebración de la boda del naviero. En la heredad de los Bohórquez degustaron un almuerzo servido por el restaurador Alfonso, en el que primaron los platos típicos andaluces y donde no faltó el tradicional tapeo. Tras la comida, todos participaron en una tienta en la plaza de toros de la finca en la que la estrella fue el torero vallisoletano Manolo Sánchez, amigo de Nuria y su familia. La celebración del evento duró dos días.
Antes de cumplirse un año de su boda, la pareja ya tenía descendencia. Fue en el mes de septiembre de 2003, cuando Nuria González fue mamá por primera vez. Dio a luz a un niño, al que pusieron de nombre Iván. Casi cuatro años más tarde, el 7 de junio de 2007, la pareja tenía su segundo descendiente. Se trata de una niña a la que pusieron de nombre Alma Carlota, cuyos padrinos fueron el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, y Elena Cue, la mujer de Alberto Cortina. Dicen sus amigas que Nuria ha llevado muy bien los partos, el segundo fue por cesárea. Que, incluso, los días anteriores, a punto de salir de cuentas, realizó su vida habitual.
Por ejemplo, en vísperas de ser mamá por primera vez no dudó en salir a divertirse con su esposo Fefé. Así, la pareja asistió a una gran fiesta que organizó el empresario y abogado Ramón Hermosilla en su lujosa residencia madrileña de La Moraleja para celebrar la entrada del verano. Nuria acudió al evento con un diseño de pantalón y blusa de gasa en tonos anaranjados sobre el que destacaba su abultada barriga de embarazada.También fechas antes del nacimiento de su segunda hija, Nuria Fernández acudió a la presentación de las nuevas tendencias de la firma de joyería Suárez. Y también a finales de abril de 2007 disfrutó de una fiesta sorpresa que por su cumpleaños que le organizó su marido y a la que asistieron los matrimonios Cortina, Abelló y demás integrantes del clan endogámico, como Isabel Preysler. En dicha onomástica, Fefé regaló a su mujer unos pendientes de brillantes y oro blanco. Se trataba de un pequeño detalle.
Una pareja vinculada a la 'jet set'
Sin embargo, aseguran sus amigos que la pareja prefería evitar los actos públicos y que sólo acudían a aquellos que tienen relación con la actividad empresarial de Fernández-Tapias. Dicen algunos amigos que la gran diferencia de edad entre ambos –más de 30 años- fue un obstáculo en su relación, a pesra de que ambos compartían las mismas aficiones e intereses.
Juntos han asistido a las barreras de la Plaza de Las Ventas durante las corridas de la Feria de San Isidro, de Madrid. También Nuria, de trato amable, ha acompañado a Fernández-Tapias cuando tenía un sillón en el palco del Real Madrid, club del que due vicepresidente bajo el mandato de su amigo Florentino Pérez.
Dicen que Nuria al final se adaptó bien a la forma de vida del empresario gallego. Aunque algunos afirman lo contrario, que es Fefé quien se plegó al ritmo que marca Nuria. Pero todos aseguran que el empresario agradeció al final la felicidad que Nuria le ha proporcionado durante estos años. Por ejemplo, llamando a su impresionante yate, que estrenó el verano de 2001, con el nombre de “Nufer”, formado por las primeras letras del nombre de su chica y el del suyo.
El “Núfer” de Tapias llegó a convertirse en la estrella de los mares con sus 48 metros de eslora. Por su cubierta han pasado todo tipo de personajes desde Isabel Preysler y Miguel Boyer hasta Alejandro Agag y Anita Aznar (con quienes estuvieron de boda en la localidad italiana de Portofino), pasando por la inquieta nieta del general Franco, Carmen Martínez Bordiú.
Pero ya con anterioridad, Fefé había bautizado a uno de los buques del grupo Naviera F. Tapias como “Nuria Tapias”, antes de venderlo a los canadienses con grandes plusvalías. También algunos de sus barcos llegraón a adoptar el nombre de sus hijos y llevaban en la chimenea los colores de la bandera de Vigo.
Nuria y Fernández Tapias sí se han dejado ver en vida por los restaurantes más lujosos y de moda del terriorio nacional e internacional. Por ejemplo, en Ibiza, los locales preferidos de Nuria y Tapias eran “Amalur” y “Dos Lunas”. También Nuria gustaba disfrutar del ambiente de la discoteca Pachá en la denominada fiesta “Flower Power”, el acontecimiento social más importante del agosto ibicenco. Junto a Nuria también suelen acudir a estas salas personajes como Ana Aznar y su marido Alejandro Agag, las hermanas Cary y Miriam Lapique, Tamara Falcó Preysler, etc.
Casi todos ellos solían acudir a las fiestas que organizaba la pareja, sobre todo, a las de onomástica de Fefé, donde se daban cita los mejores visones, las más cultivadas joyas, los más suaves terciopelos, las más sugerentes transparencias, etc, todo en un cóctel perfecto de poder, dinero e influencias. A su llamada acudián todos y todas, desde Isabel Preysler o Elena Cué hasta Ana Gamazo, pasando por Mari Luz Barreiros, otra mujer unida durante muchos años al gran poder, en este caso, como segunda esposa del editor Jesús Polanco, el exdueño del Grupo Prisa.
Y, cómo es evidente, este flujo migratorio tiene su contrapartida. Así, Nuria fue una de las invitadas a la fiesta de despedida de soltera de Anita Aznar, antes de su boda con el intermediario Alejandro Agag, celebrada en la discoteca madrileña Gabana. Pero también Nuria acudió, junto a su marido, a otras bodas de “ilustres”, como la del hijo de Alfredo Fraile, antiguo representante del cantante Julio Iglesias, con Elena Hinojosa, hija del que fuera propietario del grupo de moda Cortefiel, Gonzalo Hinojosa.
Pero, Nuria, al igual que acudía a una boda, también lo hacía a un sepelio. Como hizo acompañando a la Sacramental de San Isidro a su marido cuando falleció Margarita Vega-Penichet, esposa del financiero Manuel Guasch, vinculado en su día al emporio empresarial montado por el financiero catalán Javier de la Rosa. Al entierro también acudieron Isabel Preysler y el ex banquero Mario Conde, consuegro de Margarita Vega-Penichet, quien disfrutó por entonces de un permiso penitenciario para acudir al acto. Alejandra Cone, hija del ex presidente de Banesto, contrajo matrimonio en 2004 con Fernando Guash Vega-Penichet, del que posteriormente se separó dos décadas después.
Sin embargo, a pesar de estas muestras de pujanza social, aseguran sus amigas que Nuria es discreta, elegante, guapa e inteligente. Que todavía se sigue enorgulleciendo de su carrera profesional. Que siempre va vestida impecablemente. Que suele llevar modelos de las hermanas Molinero, las modistas que durante años vistieron a la reina Sofía. Afirman que actualmente una de sus mejores amigas es Elena Cué, la esposa de Alberto Cortina, otro de los grandes amigos que tenía su marido.
Que a Nuria le gusta ir con sus amigas a solas por los restaurantes más caros de Madrid, como Horcher, Jockey, Zalacaín o Più de Prima. Que Nuria confía plenamente en sus amigas. Aseguran sus conocidos que Nuria pasa actualmente de la popularidad, que le sería muy fácil seguir manteniendola. Que hoy en día sus únicas y máximas preocupaciones son sus dos hijos. Que en los últimos tiempos se ha convertido en una madraza y que le gusta ahora más quedarse en casa. Que se volvió muy familiar y que arrastró a ello a su marido en sus últimos años, quien fue un gran noctámbulo.
Un emporio empresarial para ella
Quizá para paliar los disgustos que le dió en vida, Fefé le hizo accionista de muchas de sus sociedades, a las que llamó por sus iniciales, al igual que su yate “Nufer”. Así figura o ha figurado como administradora en las empresas patrimoniales F. Tapias Desarrollos Empresariales S.L. y Tekay II Iberia S.L. La primera es la nueva denominación que ha tomado la antigua sociedad Nueva Nufer SL. Su domicilio está situado en el cuartel general que tenía Fefé en la calle Serrano, nº 57, de Madrid. Su capital social fue de casi siete millones de euros y su objeto es la “gestión de sociedades de cartera”. La segunda es la nueva denominación de Nufer Iberia S.L. Una empresa con domicilio social en la calle Musgo, número 5, en la urbanización madrileña de La Florida. Su capital social fue de 10,8 millones de euros y también se dedica a la gestión de las sociedades de cartera. Estas sociedades fueron constituidas al comienzo de este siglo.
Pero también Nuria González ha figurado como administradora de la sociedad Tanur Activos S.L., situada en la calle Lanzahita, número 8, de Madrid, otro de los habituales cuarteles generales del matrimonio. Su objeto social son los “servicios relativos a la propiedad inmobiliaria y a la propiedad industrial” y fue creada en el otoño de 2002.
Nuria quiso en su día también montarse su propia empresa, pero su ajetreada agenda de fiestas y cenas, y la llegada al mundo de sus dos hijos, no permitió que el proyecto cuajara. Curiosamente el empresario gallego apenas tenía apoyo de sus hijos mayores, con escasa vocación empresarial, solo Borja y Fernando figuran en algunas de sus empresas, como Viajes Sandras o B A C Negocios. O quizá no confiaba en ellos.
Hoy Nuria se ha convertido en una mujer devastada por la pérdida de su marido y apoyada principalmente por sus dos hijos y sus fieles amigas, sin olvidar tampoco el sustento que siempre le dispensaron dos personajes claves en la vida de Fernández Tapias: el presidente del Real Madrid Florentino Pérez y Lalo Azcona, el periodista reconvertido en empresario millonario.
Los próximos días serán claves en la guerra que disputa la exmodelo palentina con los hijos mayores de su marido, el fallecido empresario gallego, por una millonaria herencia que supera los 3.000 millones de pesetas.
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