Las posibles consecuencias de declarar oficialmente muerto a Antonio Anglés
De declararse su fallecimiento, la familia podría acceder a su herencia en un plazo de cinco años, según el Código Civil
Después de más de 30 años tras el conocido crimen de Alcàsser, la familia de Antonio Anglés —uno de los declarados como culpable de torturar, violar, asesinar y enterrar a las niñas de Alcàsser, Miriam García, Toñi Gómez y Desirée Herández— ha solicitado al juzgado que se tramite la declaración de fallecimiento de Anglés. El procedimiento ya está siendo llevado a trámite por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº5 de Catarroja, Valencia.
Ha sido uno de los hermanos de Antonio Anglés el encargado de pedir que se declare el fallecimiento de este, según indican algunos medios, con vistas a acceder a la herencia familiar. A pesar de que se ha iniciado el trámite, están a la espera de que el Juzgado de Instrucción nº6 de Alzira —encargado de la instrucción del caso y que aún mantiene una pieza abierta sobre Anglés— informe al respecto.
Elcierredigital.com ha contactado con el profesor titular de Derecho Civil de la Universidad Rey Juan Carlos Javier López-Galiacho, que explica que en el artículo 193 del Código Civil español figura, entre otras causas, que para proceder a la “declaración de fallecimiento” tendrían que haber transcurrido “diez años desde las últimas noticias habidas del ausente o, a falta de estas, desde su desaparición”. En el artículo 195 especifica, además, que “toda declaración de fallecimiento expresará la fecha a partir de la cual se entienda sucedida la muerte, con arreglo a lo preceptuado en los artículos precedentes, salvo prueba en contrario”.
Aunque el paradero de Antonio Anglés —o si sigue vivo o está muerto— son una incógnita, la mayoría de las teorías le sitúan en Irlanda. Algunos consideran que Anglés llegó a huir con éxito y otros que murió ahogado al bajarse de la embarcación que le llevó hasta Irlanda. Por ello, según informa a elcierredigital.com Javier López-Galiacho, “seguramente se decrete como fecha de la muerte las últimas noticias en las que fue visto antes de caer del barco”.
La herencia de Antonio Anglés
Tras la declaración del fallecimiento de Antonio Anglés, los familiares podrían acceder a su herencia conforme a lo estipulado en el artículo 196 del Código Civil. En este se explica que una vez se “firme la declaración del fallecimiento del ausente, se abrirá la sucesión en los bienes del mismo”. Sin embargo, “los herederos no podrán disponer a título gratuito hasta cinco años después de la declaración del fallecimiento”.
Este plazo de cinco años también marca la entrega de “los legados”, que no serían entregados “si los hubiese” —como expresa el escrito— hasta pasado este periodo de tiempo. Tampoco “tendrán derecho a exigirlos los legatarios, salvo las mandas piadosas en sufragio del alma del testador o los legados en favor de Instituciones de beneficencia”.
También en este artículo se explica la obligación de los sucesores —en este caso, beneficiarios de la herencia de Anglés— de “formar notarialmente un inventario detallado de los bienes muebles y una descripción de los inmuebles”.
Sin embargo, aunque se declare el fallecimiento de Antonio Anglés, la falta de cuerpo y de evidencias de su muerte podrían hacer que siguiera vivo, como parecen corroborar algunos testimonios. El Código Civil también expone, en el artículo 197, la posibilidad de que “se presentase el ausente o se probase su existencia”. En este caso, queda de manifiesto que “recobrará sus bienes en el estado en el que se encuentren y tendrá derecho al precio de los que se hubieran vendido, o a los bienes que con este precio se hayan adquirido, pero no podrá reclamar de sus sucesores rentas, frutos ni productos obtenidos con los bienes de su sucesión, sino desde el día de su presencia o de la declaración de no haber muerto”.
El triple crimen de Alcàsser
Miriam García, Toñi Gómez y Desirée Hernández tenían entre 14 y 15 años cuando fueron secuestradas, violadas y torturadas hasta la muerte. Las jóvenes fueron vistas por última vez el 13 de noviembre de 1992 cuando se dirigían desde Alcàsser, la localidad valenciana donde residían, a la discoteca Coolor, en Picassent.
Hicieron autoestop y, a la salida de su pueblo, una pareja —Francisco Hervás y Mari Luz— las recogió y las dejó en la gasolinera Marí Picassent. Allí, una vecina aseguró haberlas visto subirse a un coche blanco con cuatro personas a bordo. Pero las jóvenes nunca llegaron a la discoteca. Su rastro se desvaneció.
Comenzaba entonces una intensa búsqueda que terminó dos meses después, el 27 de enero de 1993, cuando dos apicultores hallaron los cadáveres semienterrados de las jóvenes en un paraje de difícil acceso conocido como La Romana.
La huida de Anglés
Las investigaciones de aquel año apuntaron como autores del asesinato de las niñas a dos personas: Miguel Ricart y Antonio Anglés. Mientras que Ricart fue condenado el 5 de septiembre de 1997 a 170 años de prisión, Antonio Anglés nunca fue encontrado. Ricart salió de prisión el 29 de noviembre de 2013 después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos anulara la doctrina Parot.
Para no ser detenido por las autoridades, Antonio Anglés comenzó una huida rocambolesca el propio día 27 de enero, cuando se hallaron los cadáveres de las tres niñas. Dos días después se tiñó el pelo en una peluquería, pero la peluquera que lo atendió, al igual que varios testigos, lo reconocieron en la estación de autobuses de Valencia. No se supo nada más de él hasta el día 10 de febrero, cuando robó una furgoneta a punta de pistola en Vilamarxant y la abandonó en Minglanilla, una localidad de Cuenca, en la carretera que une Valencia con Madrid.
La Guardia Civil sospechaba entonces que intentaba dirigirse a Madrid. Pero la pista se perdió de nuevo, hasta el 10 de marzo de 1993, cuando un agente del Cesid (actual CNI) en Lisboa mandó una nota a sus superiores para informar de que había visto ese mismo día a Anglés en casa de un delincuente portugués. Inexplicablemente esta información tardó quince días en llegar a la Guardia Civil.
El viernes 26 de marzo de 1993, dos agentes se trasladaron a Lisboa, solo para constatar mediante la obtención de huellas dactilares que el fugitivo había estado en casa de Joaquim Carvalho, un delincuente común portugués que se dedicaba al trapicheo de drogas y que había dado cobijo a Anglés. La Guardia Civil tenía sus huellas de anteriores detenciones por trapicheo de drogas.
En un barco desde Lisboa
Mientras tanto, unos días antes, el 18 de marzo de 1993, el buque de carga 'City of Plymouth' zarpaba desde Lisboa a Liverpool con un polizón a bordo que, según la versión oficial, era Antonio Anglés. A las 2.45 horas del día 23, un marinero británico, Jo Hanneghan, encontró al pasajero clandestino en la cocina del barco, intentando robar comida. Lo atrapó y lo confinaron en un camarote con la llave echada. A las 7.30 del mismo día, el contramaestre, Gwilym Jones, descubrió que el polizón había escapado por la ventana. Entonces el barco, en medio del mar, cerca de la costa irlandesa, comenzó a trazar círculos en su búsqueda, hasta que a las 9.50 horas un avión francés de reconocimiento encontró al huido en una balsa a la deriva. El barco lo rescató, lo subieron a bordo y lo encerraron de nuevo.
El supuesto Anglés quedó recluido en un camarote a las cinco y media de la tarde. El barco atracó en el puerto de Dublín, al mando del capitán Kenneth Farquharson Stevens, sin más novedades, alrededor de las once de la noche. La policía irlandesa subió entonces a bordo para detenerlo, pero no encontraron al polizón, aunque sí una cuerda y un gancho lo suficientemente largos para llegar al muelle desde la cubierta.
Al día siguiente, otro barco encontró en el mar un chaleco salvavidas perteneciente al 'City of Plymouth'. Ese mismo día llegaba a la UCO (Unidad Central Operativa) de la Guardia Civil la nota del Cesid advirtiendo de la presencia de Anglés en Lisboa. ¿Pudo llegar nadando hasta la costa irlandesa? Sus amigos y compañeros de andanzas durante su juventud, como ‘El Calígula’ o ‘El Raulillo’, que lo conocían bien, y sus familiares dijeron que sí, confirmaron que "nadaba como un pez". El capitán del barco también lo creía y así lo manifestó en la televisión durante un documental.
En septiembre de 2021, el testimonio de un oficial del ‘City of Plymouth’ volvía a hacer pensar que Antonio Anglés salió vivo de aquel barco. Y es que el oficial aseguró que Anglés huyó en aguas irlandesas y evadió el cordón policial en el puerto de Dublín.
Antes de ese momento se hallaron en aguas irlandesas diferentes cadáveres y restos de ellos que fueron analizados para comprobar si podían pertenecer a Antonio Anglés. No hubo éxito. Y ahora, con la petición de la familia de declarar el fallecimiento de Antonio Anglés parece que la teoría de su muerte está un paso más cerca ser real, aunque solo sea judicialmente.
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