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Dos hombres posando juntos al aire libre rodeados de vegetación.
INVESTIGACIÓN

Las memorias de Manuel Prado fueron 'guillotinadas': El 'hombre' de Juan Carlos I

El libro 'Una lealtad real', editado por el exministro del PP Pimentel, iba a salir a la venta en 2008 pero fue 'capado'

Manuel Prado y Colón de Carvajal fue probablemente uno de los personajes más controvertidos y cercanos al Emérito. De hecho, sus memorias estuvieron envueltas en polémica desde su creación. Originalmente tituladas "Una lealtad real" (Almuzara), estas memorias fueron censuradas en 2008 poco antes de su publicación

La editorial Almuzara, propiedad de Manuel Pimentel —ministro de Trabajo y Asuntos Sociales durante el gobierno de Aznar—, había adquirido los derechos de autor con la intención de presentarlas ese año. Sin embargo, las memorias fueron “guillotinadas” y la editorial optó por triturar los 5.000 ejemplares de la primera edición. 

Pimentel explicó en su momento que no era “el momento editorial oportuno” para lanzarlas. No fue hasta 2018, nueve años después de la muerte de Prado, que la editorial decidió que era el momento adecuado para cumplir con el compromiso adquirido.

Manuel de Prado y Colón de Carvajal nació en Quito, Ecuador, en 1931 y se trasladó a España a los siete años. Descendiente directo de Cristóbal Colón e hijo de un diplomático chileno, estudió Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. También estudió Economía en la London School of Economics. 

Dos hombres con sombreros se dan la mano en un entorno al aire libre.
Manuel Prado y Colón de Carvajal junto a Juan Carlos I. | Archivo

A principios de los años cincuenta comenzó a trabajar en la Bolsa de Madrid. Más tarde, fundó su propia empresa de importación de maquinaria. Se especializó en el sector naval, vendiendo buques a varios países de Latinoamérica. Incluso llegó a ser presidente de la Asociación Nacional de Constructores Navales.

Prado se introdujo en los círculos aristocráticos y políticos gracias a su habilidad como empresario y diplomático. Esto le permitió establecer una relación estrecha con el entonces joven príncipe Juan Carlos

El duque de Calabria, Carlos de Borbón, primo del rey, facilitó el acercamiento de Prado al entorno del monarca. Lo que posteriormente le permitiría asumir un papel clave en la vida política y económica de España durante las siguientes décadas. 

De hecho, Prado fue una figura instrumental durante la Transición española. Sirvió de intermediario en negociaciones complejas, ejerciendo como senador por designación real en 1977.

Dos hombres con uniformes blancos observan el horizonte desde un barco.
Manuel Prado y Colón de Carvajal junto a Juan Carlos I. | Archivo

Su influencia creció cuando asumió funciones de administrador privado del rey. En esta posición gestionaba negocios en nombre de la monarquía y desarrollaba una agenda diplomática. Esta agenda lo llevó a involucrarse en asuntos como las relaciones con los países árabes y la crisis del Sahara Occidental. 

Prado detalla en sus memorias cómo, a petición del rey, realizó gestiones cruciales. Como la intermediación con el presidente francés Giscard d'Estaing para asegurar su asistencia a la proclamación del rey Juan Carlos. O las negociaciones con líderes árabes para garantizar el suministro energético a España.

En el ámbito empresarial, Prado ocupó cargos de alto nivel. Fue presidente ejecutivo de Iberia entre 1976 y 1978. También tuvo un papel destacado en otras compañías, como la Société Generale de Banque en España y la compañía de telecomunicaciones Ericsson

También fue presidente del Centro Iberoamericano de Cooperación y de la Comisión del V Centenario del Descubrimiento de América. Además de ser miembro del consejo de administración de la Expo 92 en Sevilla. 

Su experiencia y conexiones le permitieron ejercer una influencia notable en el sector empresarial y financiero de España. Así como en la promoción internacional de la industria española.

Las ‘sombras’ de Manuel de Prado y Colón de Carvajal

Sin embargo, la figura de Prado también estuvo marcada por la polémica. A lo largo de su vida, se vio envuelto en varios procesos judiciales relacionados con apropiación indebida y desvío de fondos. 

En 2004 fue condenado por el caso Wardbase a dos años de prisión. La operación investigaba si el pago de 2.000 millones de pesetas (unos 12 millones de euros) a Prado por parte del Grupo Torras fue ordenado por el principal accionista, la sociedad kuwaití KIO. O si, como concluyó el tribunal, fue una iniciativa del empresario Javier de la Rosa sin el conocimiento de la compañía. 

Tras su condena, Prado fue encarcelado en Sevilla, aunque fue liberado por razones humanitarias dos meses después. Este no fue el único proceso en el que estuvo implicado. También fue condenado en 2008 por apropiación indebida en el caso Grand Tibidabo, relacionado con la descapitalización de la compañía catalana.  El contexto judicial de este caso podría haber sido uno de los motivos de la no publicación de las memorias en 2008.

Portada del libro
Portada de las memorias de Manuel Prado y Colón de Carvajal. | Redes sociales

Las memorias de Prado, escritas por él mismo con la ayuda de un corrector literario, estaban orientadas a dar una visión de primera mano de su relación con el rey y su papel en los asuntos de Estado. Pero, sobre todo, a limpiar la imagen que le habían generado sus escándalos judiciales. Aunque la versión que se publicó no era exactamente la misma que se ‘guillotinó’ en 2008.

La obra refleja sus vivencias a lo largo de más de tres décadas, revelando episodios en los que intervino como intermediario y gestor de negocios. Utiliza términos coloquiales para referirse al monarca, como "chiquitín", lo que refleja la cercanía entre ambos. 

Una vida de alto perfil

Prado y Colón de Carvajal mantuvo una vida de alto perfil, marcada por sus conexiones con la nobleza. También por su participación en negocios de gran envergadura. Creó la Fundación Cristóbal Colón y estuvo vinculado con la Casa Real a través de la gestión privada de los asuntos financieros del rey. 

Durante la crisis del petróleo en Oriente Próximo, ejerció un papel fundamental como intermediario en las negociaciones, manteniendo el monopolio sobre los suministros de petróleo en nombre de la monarquía. 

Sin embargo, esta relación también generó sospechas y críticas sobre su papel como "comisionista privilegiado" y sus vínculos con las actividades financieras del monarca.

Falleció en Sevilla en 2009, a los 78 años,  dejando un legado complejo. Las memorias, finalmente publicadas en 2018, arrojan luz sobre los entresijos de su vida, las operaciones financieras y diplomáticas en las que estuvo involucrado, y las controversias que rodearon su figura. 

Ofrecen una versión personal y detallada de su relación con la monarquía. También de los momentos clave en los que intervino en la historia reciente de España. Aunque lo cierto es que la obra fue interpretada como un intento de justificar su conducta y limpiar su imagen. 

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