Giro de 180 grados en el 'caso Juana Rivas': Su equipo jurídico revela las claves
La defensa de Juana Rivas hace un llamamiento para que Daniel, su hijo menor, no esté bajo custodia de Francesco Arcuri
El caso de Juana Rivas ha dado un giro de 180 grados. Conocido por las decisiones judiciales que han marcado la vida de sus hijos Gabriel y Daniel, la causa vuelve a ocupar un lugar destacado en la opinión pública.
Tras años de batallas legales entre España e Italia, nuevos desarrollos han reavivado la indignación. En marzo de este año, el Tribunal Supremo italiano anuló una sentencia previa de la Corte de Apelación de Cagliari que otorgaba la custodia de Daniel, el hijo menor de Juana Rivas, a su padre Francesco Arcuri.
Este fallo no solo destaca por revertir la decisión original, sino por evidenciar graves irregularidades procesales.
Según el equipo jurídico de Juana Rivas, integrado por Carlos Aránguez, Juan de Dios Ramírez y Francisca Granados, "la sentencia ignoró el principio del interés del menor". Un derecho reconocido internacionalmente que busca proteger el bienestar de los niños en procesos judiciales.
Sin embargo, "a pesar del fallo del Tribunal Supremo, la sentencia aún no se ha ejecutado", explica la defensa a elcierredigital.com. Daniel, de 10 años, sigue viviendo en Carloforte, Italia, bajo la custodia de su padre.
Esta demora ha generado una creciente preocupación entre los defensores de los derechos infantiles. Ellos ven en este caso una muestra de la ineficacia de las instituciones judiciales para actuar con celeridad en situaciones críticas.
Las acusaciones contra Francesco Arcuri
El 14 de noviembre de este año marcó un nuevo giro en este complejo caso. La Fiscalía de Cagliari presentó formalmente un escrito de procesamiento contra Francesco Arcuri, acusándolo de maltrato físico y psicológico hacia sus hijos Gabriel y Daniel.
Según el documento judicial, Arcuri sometió a los menores a una dinámica constante de violencia, insultos y amenazas. Conductas tipificadas en el artículo 572 del Código Penal italiano, que contempla penas de hasta siete años de prisión.
El equipo legal de Rivas ha calificado de "alarmante" que, pese a las acusaciones y a la apertura de un proceso penal, las autoridades no hayan actuado para proteger a Daniel.
"Es inconcebible que un menor permanezca bajo la custodia de su presunto agresor. Más aún cuando existen pruebas sólidas de maltrato", afirman los abogados para elcierredigital.com.
La carta de Gabriel: Un testimonio desgarrador
Uno de los momentos más impactantes de este caso ha sido el testimonio de Gabriel, el hijo mayor de Juana Rivas. El joven decidió romper su silencio y dirigirse al fiscal general de Cagliari mediante una carta fechada el 10 de octubre de este año.
Gabriel, de 18 años, describe con detalle los años de abuso que sufrió junto a su hermano a manos de su padre.
Su relato no solo expone la violencia física y psicológica que vivieron, sino también el impacto emocional que esta situación ha tenido en su vida.
En la carta, Gabriel narra cómo su infancia terminó abruptamente en 2017, cuando su madre perdió la custodia de los niños.
Desde entonces, él y su hermano vivieron en Carloforte bajo el cuidado de Arcuri, donde se enfrentaron a un ambiente de constante abuso. Gabriel relata episodios aterradores, como las noches en las que su hermano Daniel era golpeado, arrastrado por las escaleras y encerrado en la habitación como castigo.
"El daño que me ha hecho mi padre es difícil de calcular", escribe Gabriel. El joven además detalla cómo llegó a España en 2022 en un estado de profunda vulnerabilidad. Marcado por una adicción a la marihuana y una sensación de haber perdido el rumbo en su vida.
Sin embargo, Gabriel también destaca el apoyo que recibió de su madre y su familia en España, quienes lo ayudaron a superar su adicción y reconstruir su vida.
A pesar de los avances personales, el joven no puede evitar sentirse impotente ante la situación de su hermano. El pequeño sigue atrapado en un entorno que describe como peligroso.
"Conozco a mi padre y sé que no es capaz de controlar su impulsividad y su ira. Mi hermano está en gran peligro", advierte en su carta.
La cronología del caso de Juana Rivas
El caso de Juana Rivas comenzó en 2017, cuando se convirtió en el centro de una polémica internacional al ser acusada de sustracción de menores.
Rivas, residente en Maracena (Granada), decidió no devolver a sus dos hijos, Gabriel y Daniel, a Italia tras una visita a España. Alegaba que lo hacía para protegerlos de su expareja, Francesco Arcuri, a quien acusaba de maltrato físico y psicológico.
Estas acusaciones estaban respaldadas por una denuncia previa de violencia de género presentada por Rivas en 2009 en España, que resultó en una condena para Arcuri.
Sin embargo, años después ambos reanudaron su relación en Italia. Cuando Rivas decidió huir con los niños, las autoridades italianas y españolas intervinieron. Esto derivó en una orden judicial que exigía la entrega de los menores a su padre.
En 2018, Juana Rivas fue condenada en España a cinco años de prisión por dos delitos de sustracción de menores y a seis años de pérdida de la patria potestad. Esta sentencia generó una amplia discusión social y mediática. Dividiendo a la opinión pública entre quienes la veían como una madre protectora y quienes consideraban que había actuado al margen de la ley.
En 2021, tras cumplir parte de su condena, Rivas recibió el indulto parcial del Gobierno español, lo que redujo su pena a dos años y medio de prisión.
Sin embargo, durante todo este tiempo, sus hijos permanecieron con Francesco Arcuri en Italia. Un hecho que ella y su equipo legal han cuestionado, argumentando que el bienestar de los menores no fue adecuadamente protegido en el proceso judicial.
Este trasfondo ha añadido complejidad al caso, marcándolo como un símbolo de las fallas estructurales en la protección de las víctimas de violencia intrafamiliar.
Un sistema judicial ‘bajo la lupa’
El caso de Juana Rivas y sus hijos “pone en evidencia las debilidades de los sistemas judiciales. Especialmente los de España e Italia para abordar situaciones de violencia intrafamiliar en un contexto transnacional”, señalan fuentes cercanas al caso.
"La lentitud en la ejecución de las sentencias ha sido evidente. Hay una aparente falta de coordinación entre ambos países. Todo esto ha contribuido a perpetuar una situación que debería haberse resuelto hace años”, explican las mismas fuentes.
Organizaciones de defensa de los derechos de los niños y expertos en justicia familiar han señalado que este caso refleja un problema sistémico. Según ellos, los sistemas judiciales no siempre priorizan el bienestar de los menores.
Especialmente en casos de alta conflictividad, donde las denuncias de maltrato a menudo son “desestimadas o minimizadas”.
El papel de las autoridades y la presión mediática
El equipo jurídico de Juana Rivas ha hecho un llamado urgente a las autoridades italianas. Piden que adopten medidas inmediatas que garanticen la seguridad de Daniel. "No podemos permitir que se repita una tragedia que podría haberse evitado con una intervención oportuna", afirman.
En España, el caso ha generado una ola de solidaridad y presión mediática. La historia de Juana Rivas se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la violencia de género y por los derechos de los menores.
Diversos colectivos han organizado manifestaciones y campañas para exigir justicia y protección para Daniel. Apelando a las instituciones italianas y europeas para que actúen con firmeza.
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