El Ejército estaba preparado para entrar la noche de la DANA: Por qué Sánchez no actuó
Al llegar de la India, el presidente Sánchez paralizó el despliegue que prepararon el JEMAD y el Ministerio de Robles
El 29 de octubre de 2024 será recordado como uno de los días más trágicos en la historia reciente de España. La DANA que asoló la Comunidad Valenciana dejó un saldo de 227 fallecidos, 13 desaparecidos y una región devastada.
A medida que se esclarecen los detalles de la gestión de la emergencia, surgen polémicas que apuntan directamente al presidente del Gobierno. Según afirman fuentes de Defensa al diario Escudodigital.com, Pedro Sánchez habría decidido no declarar el estado de alarma ni permitir el despliegue inmediato del Ejército a pesar de tener todo preparado.
Las mismas fuentes del Ministerio de Defensa han revelado al citado medio que el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), el almirante general Teodoro Esteban López Calderón, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, tenían diseñado un plan desde la noche de la DANA para que las Fuerzas Armadas se movilizaran hacia las zonas afectadas a primera hora del 30 de octubre.
Este operativo habría involucrado a unidades militares cercanas a la Comunidad Valenciana y refuerzos provenientes de otras regiones. Al parecer, todo estaba listo para ejecutarse, con el objetivo de realizar rescates, proporcionar ayuda humanitaria y restablecer infraestructuras críticas.
Sin embargo, según estas fuentes, Pedro Sánchez ordenó detener el despliegue. Priorizando una gestión política centralizada desde las comunidades afectadas y La Moncloa, evitando la declaración del estado de alarma.
Esta decisión generó un profundo malestar dentro del Ministerio de Defensa, en particular en el JEMAD. Que se habría desvinculado de la gestión de la emergencia tras este desencuentro con el presidente.
Ante la negativa de Sánchez y la retirada del JEMAD del proceso de coordinación, Margarita Robles tomó la iniciativa y movilizó a la Unidad Militar de Emergencias (UME). Esta comenzó a desplegarse en las zonas más afectadas durante la noche del 29 y la madrugada del 30 de octubre.
Aunque la UME logró realizar rescates, expertos y críticos afirman que la actuación pudo haber sido más efectiva con un despliegue total del Ejército desde el inicio.
Según declaraciones del general jefe de la UME, Javier Marcos, las unidades se adelantaron incluso a las órdenes oficiales, al percibir la gravedad de la situación. “No podíamos esperar más, las vidas estaban en juego”, afirmó en una entrevista posterior.
La supuesta decisión de Sánchez de frenar el despliegue del Ejército ha generado una cascada de interrogantes. ¿Por qué no se utilizó toda la capacidad militar disponible para responder a la emergencia?
Fuentes cercanas al Ejecutivo sugieren que "Sánchez temía las posibles repercusiones políticas y legales de declarar el estado de alarma". Lo que habría trasladado la gestión de la crisis directamente al Gobierno central, "con los riesgos que ello conlleva en términos de responsabilidades y críticas públicas".
Además, algunos analistas sugieren que "la oposición política entre Sánchez y Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, influyó en la decisión".
La respuesta del Gobierno
El 29 de octubre, finalmente el Gobierno constituyó un comité de crisis para coordinar la respuesta a la devastadora DANA.
La primera reunión, presidida por María Jesús Montero, reunió a ministros clave como Félix Bolaños, Margarita Robles y Fernando Grande-Marlaska en La Moncloa, mientras que Teresa Ribera y Pilar Bernabé participaron telemáticamente.
Pedro Sánchez, recién llegado de un viaje oficial a la India, asumió el control del comité en días posteriores.
La Unidad Militar de Emergencias (UME) asumió la primera respuesta frente a la DANA, desplegándose en las zonas más afectadas para realizar rescates y asistencia humanitaria. Sin embargo, su actuación no estuvo exenta de controversia.
El teniente general Francisco Marcos se contradijo en sus declaraciones. Primero afirmó que la UME actuó con retraso porque estaba esperando la alarma oficial de la Comunidad Valenciana. Luego señaló que, al emitirse dicha alarma, las unidades ya estaban en pleno operativo de rescate.
Estas contradicciones alimentaron el debate sobre la coordinación entre las administraciones y los tiempos de reacción frente al desastre.
Tensiones en el seno del Gobierno y las Fuerzas Armadas
El enfrentamiento entre Sánchez y el JEMAD evidenció fisuras en la coordinación entre el Ejecutivo y las Fuerzas Armadas. Teodoro Esteban López Calderón, reconocido por su profesionalidad y compromiso, "habría mostrado su descontento en privado, cuestionando la capacidad de decisión política en un momento crítico".
Aunque no se han hecho públicas declaraciones formales por parte del JEMAD, "su retirada de la gestión activa de la crisis es un indicativo claro del desacuerdo", explican fuentes cercanas.
Margarita Robles, por su parte, trató de mantener un equilibrio entre las decisiones del presidente y la necesidad de acción inmediata. Su liderazgo en la movilización de la UME fue valorado positivamente por sectores de la opinión pública. Aunque no logró acallar las críticas hacia el Gobierno en su conjunto.
La gestión de la DANA por parte del Gobierno ha sido duramente criticada por la oposición y numerosos sectores de la sociedad. El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, calificó la decisión de Sánchez como “negligente” y pidió su comparecencia urgente en el Congreso para explicar por qué no se utilizó todo el potencial de las Fuerzas Armadas.
Familiares de las víctimas y organizaciones civiles también han alzado la voz, exigiendo explicaciones y responsabilidades. La falta de coordinación y la tardanza en la movilización de recursos han sido señaladas como factores que agravaron el impacto de la catástrofe.
Un saldo político y social devastador
Mientras la Comunidad Valenciana lucha por recuperarse del desastre, las críticas hacia Pedro Sánchez, Carlos Mazón y su gestión de la DANA no cesan. La negativa a declarar el estado de alarma y permitir el despliegue total del Ejército ha dejado una mancha indeleble en la administración socialista. Alimentando debates sobre la capacidad del Gobierno para gestionar futuras crisis.
La tragedia del 29 de octubre no solo dejó un saldo de vidas perdidas y destrucción material. También una fractura en la confianza de los ciudadanos hacia sus líderes.
Las decisiones tomadas en esas horas críticas serán analizadas y debatidas durante mucho tiempo. Con la esperanza de que, al menos, se extraigan lecciones que eviten que una tragedia similar vuelva a repetirse.
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