Desaparición Emanuela Orlandi: El hermano señala a dos personas cercanas al Papa
Tras la reapertura del caso de 'la chica del Vaticano', Pietro Orlandi pide 'honestidad y transparencia'
El pasado 11 de enero la Fiscalía de la Ciudad del Vaticano ordenó la reapertura de la investigación sobre la desaparición en 1983 de la joven italiana Emanuela Orlandi. El fiscal de Justicia Alessandro Diddi argumentó esta medida diciendo que se habían atendido “las peticiones realizadas por la familia en diferentes sedes judiciales”. Ante la noticia, el hermano de la joven, Pietro Orlandi, ha asegurado en la RAI que “su deseo es que se pueda empezar desde el principio” mediante el análisis de documentos e informes.
El hermano de Emanuela asegura que el Vaticano estaría implicado en la desaparición de la joven y ha apuntado, como presuntos implicados, a dos personas cercanas al Papa Francisco. En su intervención, Orlandi ha afirmado que "quiere llegar hasta el final" de un caso que ha marcado los tres últimos papados católicos y asegura no ver "la hora de ser citado por los magistrados junto con el abogado de la familia.
Así afirma que "me llama la atención la reapertura de las investigaciones, una reapertura repentina. Pero si es por el impulso del papa Francisco, que así sea".
“Honestidad y transparencia”
Ante el nuevo giro del caso, el hermano de la joven ha solicitado al papa Francisco “transparencia y honestidad” en la investigación del caso "sin miedo ni censura". Pietro Orlandi ha asegurado que existen pruebas que apuntan a dos personas cercanas al Sumo Pontífice. “Espero que su posición y decisión sea verdaderamente tomada con voluntad, honestidad y transparencia para llegar al final”, aseguró Orlandi a la Asociación de la Prensa Extranjera en Roma.
Orlandi ha recalcado que la decisión de la Fiscalía ha sido acogida por su familia de manera “muy positiva” y, aunque no se ha declarado de manera oficial, ya ha propuesto un encuentro con el Papa Francisco para “proponer nombres a los que interrogar”. Orlandi ha hablado de que entre las pruebas figura una conversación vía WhatsApp en la que se citan los nombres de dos personas vinculadas al Santo Padre, el cardenal español Santos Abril y Castelló y el sacerdote del Opus Dei Lucio Ángel Vallejo Balda.
Tras casi 40 años de la desaparición de la joven, Orlandi se muestra optimista y ha declarado estar “contento por esta imprevista reapertura" aunque añade que destapar la verdad sobre la desaparición de Emanuela podría “ser tan dura que inclinaría negativamente la imagen de la Iglesia”.
El caso de Emanuela Orlandi: mafia, terrorismo y pedofilia
La joven Emanuela Orlandi provenía de una familia normal afincada en la Ciudad del Vaticano. Era una apasionada de la música y recibía clases de flauta travesera, piano y cantaba en un coro. El 22 de junio de 1983, como cada miércoles y viernes, la menor acudió a sus clases de música. Sin embargo, horas después la familia comienza a inquietarse al no regresar Emanuela a casa. Las hipótesis que se plantearon en torno a la desaparición de la menor fueron diversas e inverosímiles. Una de ellas se relacionó con el hecho de que el Papa Juan Pablo II aludiera al caso de la joven del que había tenido noticias.
Tras la intervención de Juan Pablo II una llamada telefónica devolvió la esperanza a la familia Orlandi. Al otro lado del teléfono un ciudadano, al que los investigadores apodaron “el americano”, les informó de que "había hablado con Emanuela la noche anterior”. El autor de la llamada les puso una grabación de la voz de la joven. Los Orlandi no tenían ninguna duda, Emanuela estaba viva.
Según esta teoría, la desaparición de la joven estaba vinculada al atentado que sufrió Juan Pablo II en mayo de 1981 a manos de Mehmet Ali Ağca, un ciudadano turco miembro de la organización paramilitar 'Los Lobos grises'. Ağca fue condenado a cadena perpetua, por lo que una de las llamadas telefónicas que recibió la familia, de nuevo por parte de “el americano”, tuvo como objetivo exigir la liberación del terrorista a cambio de la libertad de la joven.
Los medios de comunicación de la época señalaron que, a raíz de las diversas llamadas, se planteó la idea de que el intento de asesinato del Papa guardara relación con la KGB. El terrorista turco tenía datos sobre la desaparición de la niña y fue la KGB quien quería sacarle de prisión para que así pudiera guardar silencio.
Otra de las hipótesis que surgieron en torno al caso fue la de una supuesta venganza de la Cosa Nostra. Las investigaciones apuntaban a una posible implicación del capo Enrico de Pedis en el secuestro de la menor. El italiano era el supuesto cabecilla de la Banda Magliana, una de las organizaciones criminales activas en la ciudad de Roma. La organización mantenía fuertes vínculos con las altas esferas eclesiásticas del Vaticano ya que solía hacer negocios con el Banco Ambrosiano, propiedad de la Santa Sede.
De Pedis fue asesinado en 1990 y es el único capo enterrado en la Basílica de San Apolinar, lugar donde también se encuentran miembros insignes de la cúpula religiosa. Las especulaciones sobre su participación eran cada vez más intensas y, años más tarde, Sabrina Minardi, una de sus examantes, confesó que el italiano había estado detrás del secuestro de la joven por un ajuste de cuentas con la Santa Sede tras la quiebra del Banco Ambrosiano. La última hipótesis apuntó directamente a la Santa Sede y su origen estaba en una llamada que realiza Emanuela días antes de desaparecer.
La joven le confesó a una amiga suya que durante una de las tardes en las que iba a sus clases de música, Gabriel Amorth, un sacerdote cercano al Papa Juan Pablo II, "la había acosado sexualmente". Los casos de pedofilia en la Iglesia eran habituales y en 2012 se filtraron una serie de documentos donde aparecían una serie de gastos sufragados por el Vaticano a nombre de Emanuela.
En base a estos datos, la docuserie 'La chica del Vaticano' de Netflix ha planteado la posibilidad de que la menor hubiera sido secuestrada con el fin de de que pasara a formar parte de una trama de explotación sexual. Actualmente Emanuela continúa en paradero desconocido, aunque su hermano Pietro Orlandi ha afirmado que "sigue luchando por la justicia y por conocer la verdad, sin miedo ni censura".
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