
De la denuncia contra la CEAR a las mafias: El 'infierno' de los migrantes africanos
La reciente expulsión de un joven de Mali en Canarias ha sido denunciada al Defensor del Pueblo y se suma a más casos
Un joven refugiado de Mali, Moussa Traoré, ha sido expulsado por la CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) de un centro de acogida de Las Palmas de Gran Canaria. Esta expulsión ha sido denunciada al Defensor del Pueblo de España y la Diputación del Común de Canarias, tal como avanza en exclusiva elcierredigital.com.
Moussa Traoré llegó en patera a Gran Canaria en 2024. Y el 4 de abril la CEAR llevó a cabo su expulsión. Traoré ya había cumplido 18 años y se negó a cambiar su estancia a otro recurso de CEAR en Sevilla. La expulsión se produjo sin que pudiera recoger sus propias maletas del alojamiento en un hostal en Alcaravaneras gestionado por esta ONG. Así lo relatan a nuestro diario el entorno del joven y la autora de las denuncias ante ambos defensores del pueblo.

En este caso, la denunciante es una de las madres de los niños del equipo de fútbol de Agüimes, en el que también juega Moussa. La mujer ha dado la voz de alarma ante las citadas instituciones sobre la situación que viven los menores extranjeros no acompañados.
Según Bocea, la situación que viven tiene mucho margen de mejora. “Desde que llegan en patera hasta que cumplen la mayoría de edad y son expulsados a la calle por las ONG”, ha manifestado.
Cuando el Gobierno de Canarias termina con la tutela de los menores al cumplir los 18 años, "las ONG utilizan las subvenciones públicas para otros menas y estos jóvenes pierden todo. Salen de estos recursos alojativos sin papeles, sin idioma español, ni trabajo, vivienda o ayudas económicas", señala esta madre, Julia María Bocea.
“Son cuestiones humanitarias”
Julia, quien también ejerce como concejal por VOX en el Ayuntamiento de Agüimes, confirma a nuestro diario la situación de Moussa. "Otras familias del equipo de fútbol de sus hijos también se han dado cuenta de la problemática social que sufren los migrantes", señala.
De hecho, una de estas familias ha acogido a Moussa en su hogar, al estar integrado con los niños tras perder el refugio de la CEAR.
Julia aclara que "actúa en defensa de los intereses del joven maliense por cuestiones humanitarias y no por un tema político". Lo hace tras tomar conciencia de la preocupación que debe estar sufriendo la madre de Moussa en estos momentos.
"Ante todo soy madre", recalca Julia. “He ayudado a Moussa a tramitar la solicitud de empleo para que pueda trabajar y formarse, pues su motivación es residir en Canarias", añade.
Y continúa, "yo también fui migrante, pues nací en Rumanía. Y me vine a estudiar a España. Sé lo que es la integración con el pueblo español. Reconozco que estos jóvenes migrantes tienen derecho a soñar con un futuro mejor. No debemos culpabilizar a la juventud".
Además, manifiesta que "la CEAR llevaba meses sin guardar la cena a Moussa. A sabiendas de que jugaba al fútbol con los niños en Agüimes. Un hecho que considero un maltrato institucional. Fuimos los padres quienes alimentamos a Moussa los últimos meses".

Es más, indica que "la CEAR contactó conmigo y con el entrenador de fútbol de Moussa para que recogiéramos las cosas del joven. La CEAR estaba dispuesto a llamar a la Policía si Moussa no se marchaba del alojamiento ese mismo día”.
“Su plaza había sido asignada a otro chico, a pesar de que Moussa no tenía ningún sitio donde dormir", añade. El objetivo de la CEAR era proseguir con la financiación del alojamiento de Moussa, pero fuera de Canarias. La CEAR decidió trasladar a Moussa a Sevilla y volver a empezar de cero. Pero el joven se negó y acabó expulsado de esta ONG.
"Que no se vuelva a repetir que se abandone a un joven así. No es justo que a los jóvenes integrados se les obligue a marcharse, mientras a otros se les retiene contra su voluntad. Necesitan traductores cuando tengan que tomar decisiones importantes con las ONG”, recoge la denuncia.
“Es urgente luchar contra las mafias que trafican con seres humanos y poner fin al efecto llamada. Esto está teniendo consecuencias devastadoras para todos. Las ONG que gestionan estos recursos, echando a los jóvenes a la calle cuando ya no les son ‘útiles’, deben rendir cuentas", señala la denuncia.
Así funcionan las mafias
El Cierre Digital ha accedido en exclusiva al relato de Moussa. También al de otros jóvenes migrantes que han llegado de manera irregular a las Islas Canarias durante los últimos meses.
Moussa Traoré llegó a Gran Canaria en pateraen 2024. Al ser menor de edad, fue trasladado a un centro de menas en la Playa del Cabrón. Allí pasó varios meses tutelado por el Gobierno de Canarias. Había solicitado la condición de asilo al proceder de Mali. Tras cumplir 18 años en junio de 2024, pasó a ser "extutelado" del Gobierno y accedió al recurso de la CEAR en la capital grancanaria.
Moussa nos ha transmitido su historia a través de otros migrantes africanos —debido a su dificultad con el idioma— que han hablado con elcierredigital.com. Al parecer, "Moussa tuvo que salir de Mali por una situación muy complicada tanto en su país de origen como en su familia. Y escogió la ruta de Mauritania para llegar al archipiélago canario".
"Moussa podría haber llegado a pagar alrededor de 1.000 euros para viajar en patera desde las costas de Mauritania hasta Canarias. Un trayecto que puede durar entre cuatro y cinco días", explican los migrantes.

Cabe destacar que el sueldo medio en Mali ronda los 63 euros mensuales. Es un país con un alto nivel de pobreza y el viaje en patera supondría más de un año de trabajo.
En el caso concreto de este joven, "la CEAR le presentó unos papeles que él no sabía leer sobre su traslado a Sevilla. Al rechazar esta opción, fue expulsado. Durante su acogida en CEAR nadie le dio cursos de español, ni sabía si tenía permisos de residencia y trabajo". Estos hechos han sido trasmitidos al Defensor del Pueblo.
Estos migrantes relatan a nuestro diario que, en muchos casos, "las mafias que trafican con personas se comunican usando el 'boca a boca' con los migrantes que quieren viajar". "Y otras veces se avisan entre familiares cuando hay pateras disponibles para ir a Canarias, por las que llegan a pagar hasta 3.000 euros por una plaza para el trayecto canario. Pero lo cierto es que todas las víctimas tienen miedo a hablar contra estas mafias".
“Miedo a represalias”
Uno de los jóvenes migrantes revela a elcierredigital.com que "existe gran miedo a sufrir represalias si destapan quiénes están relacionados con el tráfico de personas". "Miedo a que estas mafias hagan daño a las familias que permanecen en África".
Así, las mafias se aseguran el silencio de las víctimas. Las coaccionan bajo la amenaza contra sus familias africanas.

Este joven migrante prefiere guardar el anonimato y evitar ser localizado en las redes sociales. Es de origen senegalés y mayor de edad, y recuerda que "llegó en patera a Gran Canaria en 2024, por la ruta de Marruecos".
"Salí desde Senegal, pagué 1.500 euros a una persona de la mafia y la recaudación total es para el dueño de la embarcación. Al capitán que maneja la patera, los migrantes no le pagamos. El dinero tenemos que abonarlo unos días antes, si no, no viajas”, relata.
“El que cobra te dice el día que zarpa la patera y desde qué playa de Marruecos partimos para las islas. Tardamos aproximadamente un día en llegar a tierra. Desde que llegué a España no he conseguido trabajo. Lo intenté en la península con la agricultura unos meses, pero finalmente regresé a Canarias. Anhelo encontrar un trabajo, poder estudiar y vivir con dignidad", concluye.
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