Claves de la millonaria herencia de Mayra Gómez-Kemp: Quién podría recibir sus bienes
El beneficiario del patrimonio de la presentadora de TV podría tener problemas para afrontar su elevada tributación
Mayra Gómez-Kemp falleció el 13 de octubre de 2024 a los 76 años tras no recuperarse de una caída en su casa. La presentadora del icónico programa de televisión 'Un, dos, tres... responda otra vez' podría haber dejado testamento en el que dejaría su fortuna a su portero.
Mayra estuvo casada con el que fuera su marido Alberto Berco, que falleció a los 91 años el 19 de enero de 2021. Mayra y Alberto no tuvieron hijos en común, pero la presentadora estuvo muy unida a las hijas y nietos de Alberto Berco.
Al haber fallecido los padres de Mayra y no tener hijos, no tiene herederos forzosos. Sí tiene una hermana, Georgina, con la que según ha trascendido ha tenido una relación intermitente. Georgina sería su familiar más directo, pero no sería heredera forzosa. Esto quiere decir que si Mayra no hubiera hecho testamento su hermana Georgina sería la beneficiada de la fortuna de su herencia y, en defecto de Georgina, su patrimonio iría para las arcas del Estado.
A pesar de ello, la situación es totalmente diferente. Mayra habría dejado hecho testamento y, supuestamente, en él no tendría ninguna limitación. Precisamente por no tener herederos forzosos que concurran a la herencia, pues no tenía ni padres, ni hijos ni cónyuge. Las hijas de Alberto Berco no serían familiares a los efectos sucesorios pues no son hijas suyas, sino de su difunto marido.
Las personas que tienen herederos forzosos no pueden disponer de su herencia plenamente, sino que tienen que respetar la parte que la Ley reserva a los herederos forzosos. Como Mayra no los tiene ha podido disponer de su herencia sin ningún tipo de limitación.
El futuro de la herencia de Gómez-Kemp
Esto nos lleva a la situación de que Mayra Gómez-Kemp ha podido dejar su millonaria herencia a quien ella hubiera querido si así ha constado en testamento. Hasta ahora el destinatario de su herencia era un misterio, pero algunos medios ya se aventuran a avanzar que el beneficiario podría ser su portero. El portero del edificio con el que tanto Mayra como Alberto habrían tenido una relación de recíproco cariño y afecto hasta el punto de considerarlo como un hijo.
El problema que tendría el portero de cara a recibir la herencia, en caso de ser el heredero, podría ser precisamente ese. Al no ser hijo ni tener ninguna relación de parentesco, no puede acogerse a las deducciones fiscales que existen en la Comunidad de Madrid. Además de que la tributación será muy elevada.
A pesar de ello, es noticia que una vez más una persona que ha tenido una proyección pública notoria ha fallecido sin tener un familiar a la que le haya querido dejar el fruto y resultado de su trabajo de toda la vida. Podría ser el portero, una relación aparentemente secundaria, la persona a la que Mayra podría haber querido dejar su herencia.
El gran cariño por su portero se podría materializar en que sea el beneficiario de la millonaria fortuna que ha amasado a lo largo de su trayectoria profesional.
La hermana de Mayra, Georgina, dos años mayor que ella, afincada en Estados Unidos, no recibiría nada de la herencia de su hermana. Las hijas de su difunto marido tampoco serían las beneficiarias de esta herencia.
El patrimonio de Mayra
Mayra no habría cambiado nunca la titularidad de las propiedades que tenía en común con su marido. Cabe destacar un dúplex de lujo de más de 150 metros cuadrados con una gran terraza en una de las zonas más valoradas de Madrid, al lado del templo de Debod.
Por tanto, el portero, en caso de ser beneficiario, no tendría plena disposición de las propiedades compartidas, sino que pasaría a ser copropietario con las hijas de Alberto respecto de los bienes del matrimonio. Esto supondría que el portero y las hijas tengan que acabar poniéndose de acuerdo en qué hacer con las propiedades compartidas.
Las opciones son las de siempre, básicas y elementales. O las hijas de Alberto compran el porcentaje del portero, o el portero compra el de las hijas. Incluso, otra opción es venderlas y repartir el dinero obtenido en proporción a sus respectivas participaciones.
Otra alternativa puede ser la de compartir la copropiedad entre beneficiarios, pero es algo que no suele ser una buena opción a medio y largo plazo.
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